sábado, 19 de marzo de 2011

FUKUSHIMA


Fukushima ¿Catástrofe real o campaña mediática?


Vistas las serias contradicciones entre las muy alarmistas campañas mediáticas emprendidas casi al unísono por diversos medios, y el tono mesurado de los pocos informes oficiales del Japón, de las pocas voces de argentinos residentes allá, y de las muy cautas expresiones de los pocos –muy pocos- científicos que fueron entrevistados al respecto, cabe al menos abrigar serias dudas acerca del “Apocalipsis nuclear”; el que más parece un montaje mediático que una expresión de la realidad.

Objetivamente, las centrales nucleares soportaron muy bien los embates del descomunal terremoto, el cual alcanzó una altísima graduación - 9 en la Escala de Ritcher - por cierto muy poco frecuente.

Tal como estaba previsto ante contingencias excepcionales, los reactores se detuvieron inmediatamente, soportando tanto el primer gran movimiento sísmico como los posteriores. Los inconvenientes surgidos aproximadamente una hora después del sismo, fueron consecuencia directa del “tsunami” (expresión japonesa, adoptada por los anglosajones, e impuesta hoy por la prensa, siendo “maremoto” la correcta palabra castellana).

Hasta donde fue posible leer, coincidentemente con las consultas a especialistas del Sector Nuclear, los problemas comenzaron al inundarse la llamada en la jerga usina “Diesel de emergencia” que suministra, valga la redundancia, energía eléctrica en situaciones imprevistas para hacer funcionar las bombas del circuito de refrigeración de emergencia del núcleo frente a eventos de falta de suministro de energía de red (situación surgida del tremendo terremoto afectando todas las poblaciones aledañas).

Ese incidente y la ausencia de otras alternativas de enfriamiento, ante el colapso eléctrico generalizado, causaron el recalentamiento del reactor, el cual produjo la oxidación del zirconio y la consecuente liberación de hidrógeno que al combinarse con el oxígeno provocó las explosiones que se vieron por TV.

Los incendios posteriores fueron de tipo químico (incendios corrientes), NO nucleares, ocurrieron en el edificio del reactor, pero no dañaron las protecciones especiales denominadas Estructuras de Contención.

La proverbial organización y la disciplina japonesas, (constatables en la página del Nuclear Industry Safety Agency NISA) como MEDIDAS PREVENTIVAS hicieron evacuar los alrededores de la planta atómica afectada, en un radio de 30 kilómetros a la redonda.

No pudieron comprobar más que esporádicas emanaciones de niveles de relativo riesgo de emisiones radioactivas; esto según informes emitidos por el Jefe de Gabinete nipón Yukio Edano.

Cabe señalar que buscando trabajosamente entre la maraña de informes periodísticos meramente anecdóticos, frases impactantes de escaso contenido y embrollos informativos que mezclaban con manifiesta mala fe los muertos y desaparecidos por el maremoto y el terremoto, con fragmentarias y apocalípticas “informaciones” de las centrales nucleares, poco y nada en limpio y confiable puede obtenerse; teniendo en cambio todas las características de esos operativos mediáticos a escala planetaria, manipulados como maniobras de desinformación.

En Fukushima el final está aún abierto, pero todo permite suponer una paulatina solución exenta de catástrofes.

Por otra parte, son muy dudosas las “preocupaciones” de Alemania y Francia ante “similares” problemas que los registrados en Japón, pues esos países no sufren terremotos ni maremotos…pero claro, están en plena campaña preelectoral…y “lo verde” “compra votos”.

Además Alemania está gobernada por una coalición verde, muy deseosa de seguir con las costosas subvenciones a las “energías alternativas” (eólica y solar básicamente), cuyas ineficiencias las paga el erario germano; y los irracionales ataques a la generación nuclear en Alemania, provocaron su reemplazo por generación en base a carbón (¿ecología?), a electricidad importada (mucha de ella de origen nuclear), y la masiva importación de gas natural ruso, aún a costa de construir un carísimo gasoducto en el Mar Báltico. O sea que la irracionalidad ecolátrica también es alemana.

Algunos hechos importantes omitidos son:

Se incendiaron plantas de almacenaje de gas, presumiblemente con víctimas (sin datos divulgados).
Con seguridad deben haberse dañado y/o incendiado algunas plantas de almacenaje o refinación de petróleo.
Todo indicaría que las muchas presas hidroeléctricas que tiene Japón soportaron muy bien los embates sísmicos (tal como sucedió en Turquía y otros países afectados por terremotos, en los que las hidroeléctricas no colapsaron, según expresiones del experto Ing. Juan Carmona).
Las contramedidas de emergencia y prevención provocaron un muerto a causa de un accidente convencional en la central 4. No por radiación.
En cambio, hasta el momento no hubo población directamente afectada por los daños que sufrieron las centrales nucleares, las medidas tomadas tienen carácter precautorio, se tomaron en general con el tiempo suficiente, y las pocas fugas de gases con componentes radioactivos fueron de bajos niveles, no comprometiendo la salud de la gente.

Para tener una idea comparativa, según las autorizadas opiniones de varios expertos del Sector Nuclear, las radiaciones a las que podría (solo potencialmente) verse expuesta parte de la población, es equivalente a la causada por un par de radiografías, e igual o menor que la que reciben del sol los pilotos comerciales al volar a grandes altitudes.

Evidentemente detrás de la gigantesca campaña mediática en pleno montaje, está la intención de volver a frenar a la actividad nuclear. Los beneficiarios de ese eventual nuevo “parate” nuclear, serían las grandes petroleras transnacionales, y los que lucran con los muy fuertes subsidios en base a los cuales se están instalando pequeñas e ineficientes centrales solares, y las costosas y problemáticas centrales eólicas, que son complementarias pero no sustitutivas de las usinas de base.

Al efecto, es útil recordar que las únicas tecnologías aptas para funcionar como bases de los sistemas eléctricos son tres: la termoeléctrica (quemando combustibles fósiles y contaminando mucho), la hidroeléctrica y la nuclear.

Los países desarrollados ya utilizan todos sus potenciales hidroeléctricos, ergo: no pueden construir nuevas represas. Si se les cancela la alternativa nuclear, se deja “el campo libre” a más usinas basadas en petróleo, gas o carbón. Eso además de los “placebos” (falsas soluciones) de las eólicas, solares, hidrógeno y demás “nuevas fuentes”.

Las transnacionales de la ecología, como “fuerzas de choque” de las petroleras, eólicas y similares, echan leña al fuego para demonizar a la generación nuclear. Todo el “montaje mediático” cierra a la medida.

Mientras tanto, las Potencias Emergentes (China, Brasil, India y otras) que necesitan crecientes provisiones de energía, guardan prudentes silencios…y evidentemente no dejarán la opción nuclear, porque es segura y porque estratégicamente la necesitan.

Cabe finalmente aclarar que un incidente como el de Japón no podría ocurrir en Argentina, por los muy bajos riesgos sísmicos, por los altos índices de seguridad de la tecnología nuclear argentina, y porque las costas del Atlántico no son proclives a maremotos.

¡Argentina de ningún modo debe cancelar ni retardar nuestro resurgimiento nuclear!

Por: C.P.N.Carlos A. Ortiz