lunes, 22 de abril de 2019

EL PAÍS VIGILADO


dólar, precios, prófugos y policías
 Héctor Gambini
 Clarín, 19/04/2019
Con la economía bajo fuego, vuelve la seguridad a la agenda pública. Esta vez, aplicando sistemas de última tecnología para vigilar a prófugos... y policías.
Tras el derrumbe de las acciones argentinas en Nueva York, la trepada del riesgo país, la particular autocrítica de Dujovne acerca de que con la inflación el Gobierno tuvo "un optimismo exagerado" y el congelamiento de precios, empezaron a descongelarse anuncios sobre seguridad, acaso para recuperar la iniciativa en un tema sensible que ahora luce menos detonado que la economía.
En la Ciudad anunciarán esta semana la puesta en marcha de un sistema de reconocimiento facial de prófugos mediante un software con 8.000 cámaras.
En estaciones de subtes, trenes y en grandes avenidas podrá detectarse si pasa por allí alguno de los 55.000 prófugos que tiene la Argentina. La cantidad de gente buscada por la Justicia equivale a una Bombonera repleta, con gente parada hasta en los pasillos.
El reconocimiento facial quizá contenga aspectos legales discutibles. Un Gran Hermano generalizado para "pescar" criminales es un mediomundo que puede dejar en la red mucha más información que sobre gente buscada. "El software sólo será cargado con rostros de prófugos", juran en el Gobierno de la Ciudad. Pero aún si estalla el debate con jueces reacios a aceptarlo, ONGs que pongan el grito en el cielo o abogados listos para la chicana eterna, no importará tanto como abrir otra ventana sobre la que hablar que no sea la inflación maldita.
El proveedor del sistema es Mario Montoto, ex dirigente montonero, padrino de una de las hijas de Firmenich y ahora exitoso empresario del rubro seguridad. Fue quien hace una década sembró de cámaras el conurbano haciendo acuerdos con los intendentes durante el kirchnerismo y también quien le vendió al gobierno porteño de Rodríguez Larreta el anillo digital que detecta las patentes de los autos. Negocios son negocios.
En la Provincia la cosa va, cuándo no, por ajustarle las tuercas a la Bonaerense. La Policía de la Provincia tiene tuercas de jabón: nunca se las puede ajustar lo necesario.
La cuestión es ahora tratar que los 90.000 policías bonaerenses -el mayor "ejército" armado de la Argentina- cumplan su horario. Que no lleguen tarde, no se vayan antes del trabajo ni "dibujen" su presencia cuando falten.
¿Es necesario? Parece que sí: el Ministerio de Seguridad bonaerense ya tuvo que devolverles 21 millones de pesos a los clubes de fútbol por sobrefacturaciones que les hacía la Policía. Cobraban adicionales por 500 agentes en partidos a los que enviaban 350, o menos. ¿La Policía estafaba a los clubes? Es una manera de decirlo.
Por eso el ministro Ritondo comenzará en estos días a instalar equipos en las jefaturas departamentales de La Plata para que cada agente fiche su horario poniendo la huella digital. El sistema -provisto por una empresa francesa- se extenderá luego al conurbano y finalmente a toda la Provincia.
Mientras se miran las góndolas para mantener a raya los precios de la yerba, la leche o el asado, la Argentina precaria usa tecnología de punta para intentar mantener a raya también a los criminales prófugos. Y a los policías que deberían encontrarlos.