martes, 4 de octubre de 2022

SÍNDROME DE LA PUERTA 12 Y LAS ADICCIONES

 

POR JUAN ALBERTO YARÍA

 

La Prensa, 02.10.2022

 

La puerta 12 marca una inflexión en la historia del futbol como pasión de multitudes. Decenas de muertos al bajar de la Tribuna de la cancha de River. Eran miles que buscaban una salida y el espacio para salir era estrecho y además se había atascado. Fue el 23 de Junio de 1968 y en avalancha murieron casi un centenar; fría tarde invierno y el promedio de edad de los que murieron era de 19 años.

 

Hoy podríamos hablar del “síndrome de la puerta 12” y la crucifixión de jóvenes y sus familias que buscan una salida ante la pandemia de drogas que nos asalta hace años y se intensifica cada vez màs. Hoy centenares de Padres buscan un lugar para su hijo en condiciones de deterioro adictivo y no lo logran. Protestan en la puerta de un Centro en Berazategui porque si bien no estaba habilitado era por lo menos un lugar de contención.

 

No alcanzan las respuestas terapéuticas ante la magnitud del consumo y la sobreoferta de estupefacientes con múltiples bocas de expendio en un marco de creciente desfamiliarizaciòn.

 

Las leyes actuales vigentes de salud mental y adicciones lucen vetustas ante la gravedad de la pandemia y los aumentos de la prevalencia del consumo.

 

En principio la habilitación de comunidades terapéuticas es casi imposible de realizar ya que existe un presupuesto rayano en la ignorancia y la perversidad en donde se las considera como un manicomio o cuando no un “campo de concentración”.

 

Ignorancia supina ya que el creador de la Comunidad Terapéutica M. Jones (ingles -post Segunda Guerra Mundial) fue un genio (tuve el honor de conocerlo) que inauguro la llamada tercera Revolución Psiquiátrica. La primera la realizó P. Pinel (creador de la Psiquiatría); la segunda Sigmund Freud (la vigencia del psicoanálisis como mirada disruptiva y de gran eficiencia en el enfrentamiento del malestar psíquico) y, por último, Maxwell Jones que fue reconocido como el creador de la Tercera Revolución Psiquiátrica porque significo la superación de la estructura manicomial (luego completado en Roma en el Congreso Mundial de Comunidades Terapéuticas en 1984 cuando Jones se une a los que trabajaban en adicciones en Italia , en Europa en general y en U.S.A y por fin con el Plan Nacional de Drogas se consolida en 1986 la Comunidad Terapéutica Profesional).

 

Todo esto queda ignorado en la Argentina y basados en un M. Foucault mal leído se asimila a la Comunidad Terapéutica con un “campo de concentración” o con un manicomio cuando es la superación del manicomio.

 

La misma legislación vigente que obstaculiza la apertura de nuevos centros lleva precisamente a que surjan centros sin habilitación; la ecuación es simple y tiene varias aristas:

 

a. Sobreoferta de estupefacientes por doquier con múltiples vías de distribución: puerta a puerta, Instagram, wapp, Facebook, villas de emergencia, las “barras bravas” que monopolizan el negocio en barrios, clanes o tribus barriales que concentran la distribución, plantaciones de marihuana aprovechando vericuetos legales que posibilitan la producción domiciliaria de cannabis, etc. Se ha ampliado el negocio del narcotráfico cuya plusvalía es generar una cantidad de enfermos-esclavos- “soldaditos” a su servicio.

 

b. Prevención en todos los ámbitos cancelada (familias, escuelas, barrios, etc.); incluso la prevención es considerada como patrimonio de una sociedad burguesa y conservadora ya que lo “progre” es consumir estupefacientes. La salud parece no contar. ¿Tenemos cerebro y este se puede dañar?; de esto no hay que hablar. Seamos libres hacia la esclavitud.

 

c. Aparición de la banalización del uso de drogas fomentando la aceptación social del consumo minimizando el daño y promocionando el consumo medido perversamente llamado cuidado precisamente en adolescentes que tienen estructuras frágiles de Identidad psicológica y de inmadurez cerebral lo cual culmina en un verdadero “asesinato” de los jóvenes y especialmente de los mas vulnerables por historia familiar, des-familiarizaciòn o abandonos, abusos, violencia, etc. Mientras tanto somos el primer consumidor de cocaína en América Latina (informe de UNODOOC-Naciones Unidas- 27 de junio 2022) y el primer consumidor de alcohol en jóvenes superando a U.S.A.

 

d. Estructura publica insuficiente para abarcar la magnitud del fenómeno epidemiológico que en avalancha toma la mayoría de las ciudades tomando en cautiverio a la población juvenil como eje; y entonces los tratamientos se transforman en “tintorerías” o en “lavaderos” con una mínima desintoxicación y a la calle…o sea a seguir drogándose pues nada en èl ha cambiado. Solo la Provincia de Córdoba a través de la Secretaria de Adicciones se atrevió a inaugurar comunidades terapéuticas publicas desafiando la legislación vigente y a organizar una red de centros de atención promoviendo la habilitación de nuevas comunidades privadas.

En las demás provincias el interior profundo brilla por su carencia la respuesta terapéutica ante una epidemia que la sobrepasa y en la Provincia de Buenos Aires se mantienen las mismas estructuras de años con clínicas psiquiátricas (abarcan solo un aspecto de una rehabilitación) y las antiguas comunidades terapéuticas (muchas han cerrado) y se han creado centros de acompañamientos (muy buena iniciativa) pero que ante lo critico de las patologías son una respuesta valida pero insuficiente ya que las patologías psico-orgánicas que se están evidenciando son grandes y superan su tecnología siendo ,eso sí, una respuesta ante el abandono social. Santa Fe, por otra parte, es la muestra decadente de una prevención atacada y sin estructura de centros de atención por 30 años de caminos erráticos en donde se privilegió como filosofía el consumo cuidado y la banalización del uso de drogas y hoy se ha transformado en un centro de expansión del narcotráfico y casi sin centros de tratamiento. Una verdadera barbaridad por lo bárbaro de la situación. Triunfo la barbarie en nombre de una “progresía” mal entendida.

 

e. La aparición de consumos de larga data y /o de comienzo puberal o infantil (8 a 12 años) con daños orgánicos múltiples como la defrontalización (o sea lesiones cerebrales de las estructuras màs evolucionadas del cerebro), hepatopatías, síndromes metabólicos, brotes psicóticos o la emergencia de patologías bipolares o esquizofrénicas por el consumo voraz de sustancias con daños psicorgánicos diversos;

 

f. Cierre desde el 2010 (ahí surge un nuevo plexo legal) en donde se asimila a un centro de tratamiento con un manicomio y aparece el hecho de que multitud de centros de rehabilitación (casi 30) cierran sus puertas mientras aumenta enormemente del número de pacientes críticos (muchos años de consumo y con una desfamiliarizaciòn creciente e incluso sin seguros sociales que lo amparen).

 

“SINDROME DE LA PUERTA 12”

Así se presenta el síndrome de la “puerta 12” en donde hay miles que pugnan por salir y pocos espacios para hacerlo. Son los “nadies” que vagan como “zoombies” en cualquier Villa o tirados en el suelo o en los casinos de Puerto Madero o en la Bolsa Porteña apostando todo desde el “enceguecimiento” de los que ven con el vigor cocainico ya en otro nivel social desparramando fortunas o empresas o regalando su cuerpo femenino por dosis que las transforman en objetos de perversos. En esto estamos. No nos engañemos.

 

El paciente vaga como un “nadie” mientras hay padres o madres que buscan infructuosamente una salida o encontrar a ese “zoombie” perdido.

 

Surgen, entonces, movimientos de Padres por doquier en todo el país que claman por respuestas validas ya que la compulsión supera a las respuestas ambulatoria que se proponen(el síndrome de abstinencia en consumidores juveniles o adultos requiere un tiempo sin consumo y con muchas terapias de tipo médico , grupal , de acompañamiento,etc).

 

INVOLUCION DE LOS TRATAMIENTOS

Todos estos fenómenos llevaron a una involución de los tratamientos ya que en la década del 90 se estructuro una red de centros públicos con médicos, operadores, psicólogos especializados en adicciones, redes universitarias de sostén y formación, centros preventivos laborales, centros escolares, aulas preventivas, Escuelas para Padres, formación docente; todo esto formo una cultura preventiva y así bajo la prevalencia de consumo.

 

Prevención primaria (calidad de vida desde los primeros años), detección precoz (cuando aparecen los primeros consumos con orientación a familiares) y pro ultimo prevención terciaria (con una estrategia de rehabilitación para que no avance una enfermedad que es crónica, progresiva y terminal). El objetivo era formar un sistema inmunológico social que nos proteja de un negocio que fomenta la esclavitud de los seres humanos.

 

Junto a esto centros de asistencia gratuitos con desintoxicación y centros comunitarios al mismo tiempo se legisló la aprobación de la existencia de comunidades terapéuticas con el Ministerio de Salud y se apoyó económicamente la apertura de centros de asistencia privados sin cargo de devolución y si con ladrillos a la vista como signo de avance de un Plan previamente aprobado por las autoridades.

 

CULTURA DE LA NEGACION DE LOS DAÑOS

Así hacia los 2.000 había una red de contención. Desde ahí triunfa un programa de minimización de los riesgos del consumo, se cancelan todos los programas preventivos y triunfan concepciones que avalan el consumo de drogas mientras la Argentina queda perforada por un narcotráfico creciente y ya sin sistemas culturales que lo enfrenten.

 

Desde ahí el aumento de la sobreoferta de sustancias ante una población desvalida e inerme y surge la teoría del consumo cuidado y supuestamente controlada dañando al mundo adolescente y permitiendo por imposición cultural la permisividad de los padres fomentando esto aún más la caída de la vida familiar.

 

A su vez el consumo comienza a entrar en la población adulta (algunos de ellos padres) y el consumo familiar aumenta la anomia y la anarquía en el seno de la familia.

 

Va rápidamente surgiendo la narco-cultura derivada esta de la falta de programas masivos de prevención y asistencia ante la pandemia que facilita el consumo con la teoría -ya anteriormente citado-de un consumo cuidado y supuestamente controlado con negación de los daños promoviéndose una cultura de la aceptación social del consumo.

 

Así hoy la adicción comienza desde edades puberales e infantiles con una historia de traumas avalada por una pérdida de vínculos familiares creciendo, en muchos casos, solo en la calle con una escuela anémica y una familia allá a lo lejos. Es la historia de un padecimiento lo que debemos analizar y hoy las comunidades terapéuticas son hogares intermedios para encontrarse con una seguridad que casi nunca tuvieron.

 

Ese hogar intermedio que se llama hoy comunidad terapéutica no es un manicomio sino el último refugio de humanización en una sociedad desvinculada, deshumanizada y anómica. No es un manicomio; a veces pienso que el manicomio es la propia sociedad que promueve una “sociedad de locos”.

 

Entonces no nos debe asombrar que existan centros no habilitados (esto se tendrá que resolver) porque quizás debamos recordar al viejo cancionero popular de Pedro y Pablo cuando nos decía “…donde va la gente cuando llueve…buscan una casa donde secar su piel…donde va la gente cuando llueve¡¡…siempre hay un lugar donde parar…habrá un arco iris…buscan una casa donde cambiar su piel…los que no tienen lugar… ¿Dónde van? … ¿Dónde van?”. Cuanta poesía y humanidad hay en este rock nacional de los 70 y 80 de Pedro y Pablo …contrasta con la deshumanización creciente de tantos que viven en la intemperie. Ahora parece haber llegado la Puerta 12.

 

Juan Alberto Yaría

* Director general de Gradiva - Rehabilitación en adicciones