AICA, 20-10-2025
Desde el Secretariado de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina, queremos invitar a reflexionar sobre cómo participamos en la construcción social de la democracia, especialmente en estas elecciones de medio término. La Iglesia nos enseña que la participación política es una forma de servir y construir una comunidad más justa y solidaria.
A veces, el clima cultural se encuentra impregnado de desconfianza y cansancio hacia la política y sus actores. Sin embargo, la auténtica vocación política, propia de la vocación laical, es un acto de amor cristiano que busca el bien común. Es el compromiso de entregar la vida para crear una sociedad fraterna y justa. En este sentido el Papa León XIV en "Dilexi te" nos dice: "Hago votos, por lo tanto para que crezca el número de políticos capaces de entrar en un auténtico diálogo que se orienta eficazmente a sanar las raíces profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo" (91).
La práctica política recobra su sentido más profundo cuando busca la unidad y prioriza a las personas más vulnerables, promoviendo intereses que benefician al conjunto. Como dice el Papa Francisco en "Fratelli tutti", y también otros pontífices, trabajar por el bien común y la justicia social es la forma más alta de caridad, cuando la política está al servicio del amor a las personas en todas sus dimensiones, y no sólo de los intereses económicos o tecnológicos.
Francisco también nos enseña que, para hacer un buen trabajo por nuestro pueblo, hay que partir de las necesidades reales y escuchar a los más vulnerables. La diversidad en la política enriquece y construye una visión más completa de "nosotros".
El testimonio del Papa ha demostrado que el poder es para servir con amor, cercanía y humildad. Nos anima a ser constructores del bien común, promoviendo la paz y el respeto, incluso con quienes piensan diferente.
Se aproximan elecciones para elegir diputados y senadores nacionales. Es comprensible que experimentemos cansancio o engaño, pero somos portadores de una esperanza que debe animarnos a involucrarnos. ¡Comprometámonos a participar con nuestro voto! Tu compromiso y tu voto son nacimiento de nuestra democracia.
Esta es nuestra oportunidad para dar mayor presencia a nuestra voz en el recinto legislativo y de incidir en el rumbo del país. Te animamos a rezar, informarte y discernir a quiénes votar, conocer sus propuestas partidarias, sus antecedentes cívicos y valores. La enseñanza social de la Iglesia nos recuerda la importancia del valor de toda vida, de la educación y de la familia como escuela de humanidad. Es necesario que el Congreso de la Nación vuelva a un ámbito de diálogo donde poder superar las heridas sociales de nuestro pueblo.
Que nuestras comunidades sean el espacio de encuentro donde podamos acompañarnos para no caer en el desánimo ni el pesimismo. Que sea desde la vida comunitaria, donde podamos alimentarnos de la fuerza y esperanza evangélica para elegir a quienes mejor representen nuestros valores humanos y cristianos. Sabemos que algunos forman parte de nuestras comunidades, acompañamos su servicio y entrega en esta vocación sublime.
En este año jubilar, también en la política, estamos llamados a ser peregrinos de esperanza. ¡A participar con esperanza! ¡Un fuerte abrazo fraterno!