Von Büren: el pensamiento de Tomás de Aquino es la inspiración de la doctrina social de la Iglesia
Germán Masserdotti
Religión en libertad, 25.10.2025
El 27 y el 28 de octubre de este año se desarrollarán las XIII Jornadas Sociales organizadas por la Universidad Santo Tomás de Aquino (UNSTA) con sede en Tucumán (Argentina) bajo el subtítulo Jesucristo, nuestra Esperanza, en el camino histórico de la Doctrina Social de la Iglesia. La idea central responde a la celebración del Año Jubilar en curso.
Hemos hablado al respecto con Ricardo von Büren, director del Instituto Enrique Shaw para el Estudio y la Difusión de la Doctrina Social de la Iglesia de la UNSTA.
-¿Cuál es el objetivo de estas Jornadas?
-Las Jornadas son un espacio académico propicio para el encuentro amistoso entre todos aquellos que se sienten interpelados por la realidad social y buscan respuestas a las problemáticas contemporáneas a la luz de las enseñanzas del magisterio católico.
»Como dijo Francisco: “La doctrina social está anclada en la Palabra de Dios, para orientar los procesos de promoción humana a partir de la fe en el Dios hecho hombre. Por eso hay que seguirla, amarla y desarrollarla: retomemos la doctrina social, démosla a conocer: ¡es un tesoro de la tradición de la Iglesia!”.
-¿Por qué la esperanza?
-Normalmente, y este año no es la excepción, la temática convocante la fija la realidad eclesial misma. En el marco del Jubileo de la Esperanza, tomamos el título de un pasaje del apóstol Pablo, que dice, justamente: “Jesucristo es nuestra Esperanza” (1 Tim 1, 1). Este pasaje, por otra parte, ha dado el nombre a las Catequesis de los Miércoles, que con una impronta decididamente cristológica, pronunciara el Papa Francisco desde diciembre de 2024 y hasta su muerte, y que han sido continuadas luego hasta hoy, manteniendo el signo cristológico, por el Papa León XIV.
»Por eso mismo, las Jornadas se abren con una conferencia magistral de un reconocido especialista en Patrística, el presbítero Edgardo Morales, evocando el Concilio de Nicea, del que estamos celebrando los 1700 años de su realización, y que tanta importancia tiene para la clarificación de la Revelación, especialmente en materia cristológica.
»Y luego, se desarrolla tres mesas paneles a cargo de docentes de la UNSTA (frailes, sacerdotes regulares y laicos), en las que se analizará el pensamiento social de diversos Papas anteriores al Concilio Vaticano II (León XIII, Pío XI y Pío XII), del magisterio conciliar (en los Gravissimum Educationis y Gaudium et Spes y Evangelii nuntiandi de San Pablo VI) y finalmente, del magisterio contemporáneo de San Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco.
- Es habitual que una virtud como la caridad tenga un lugar en la Doctrina Social de la Iglesia, tanto sea en relación con la justicia como en sí misma considerada. La esperanza, a primera vista, no pareciera vinculada a la Doctrina Social de la Iglesia. ¿Es correcto pensar así?
-Es cierto, Francisco, recogiendo la enseñanza de sus predecesores, reconocía en la Caridad la vía maestra de la Doctrina Social de la Iglesia. De allí que los vínculos entre ambas son muy fuertes y también muy visibles.
»Otro tanto habría que decir respecto de la Fe.
»Y también es cierto que sobre la Esperanza y su vínculo con la Doctrina Social de la Iglesia se ha escrito poco, lamentablemente, cuando esta virtud teológica tiene un lugar muy importante en el entramado doctrinal de la enseñanza católica, e incluso como animadora de la conducta pública de los cristianos al propiciar su presencia en el mundo sin ser del mundo. Esto es, testimoniar a Cristo en el ámbito de las realidades temporales con la mirada puesta en el Cielo.
»En ese sentido, y como un aporte para ir llenando este vacío, hace unos días, el martes 21 de octubre pasado, desde la UNSTA y junto a la UCAV (Universidad Católica de Ávila, España), co-organizamos los VIII° Diálogos Académicos Internacionales, que tuvieron como temática La Esperanza y la Doctrina Social de la Iglesia, y en las que se expuso sobre esta virtud teológica en la obra de Santo Tomás de Aquino (Fray Julio Söchting OP), de San Juan Pablo II (padre Francisco Javier Calvo), de Benedicto XVI (padre Luis Carlos Hernández) y de Francisco (Ricardo von Büren).
»Entiendo que profundizar el estudio de la virtud teológica de la Esperanza es un desafío abierto para quienes se dedican a la Doctrina Social de la Iglesia, particularmente en estos tiempos posmodernos de secularización e inmanentismo y dominados por la acedia, vicio que ha adquirido ribetes sociales en la civilización actual.
- ¿En qué medida cultiva la esperanza cristiana alguien que, con la mejor de las intenciones, busca que se acaben todas las injusticias en este mundo? Algo por el estilo ¿no sería una ilusión?
-No lo creo. Ocurre que en el marco de la enseñanza del magisterio, a la Esperanza se le reconoce una doble dimensión: sólo humana, por un lado, y humano-cristiana, por el otro.
La primera, meramente natural, es propia de aquellos que no se inspiran en la Fe, pero que sin embargo trabajan por edificar un mundo mejor.
Y la segunda, la de quienes se sostienen en la Esperanza en Cristo, lo que les hace gozar de un “plus”, que les viene del don de Dios que los impulsa a trabajar con una fuerza y una perspectiva trascendente, de índole sobrenatural.
»El magisterio nos muestra que de ningún modo es una ilusión poner en la Esperanza cristiana los anhelos de quienes se ocupan y preocupan por las cuestiones sociales de nuestro tiempo. Por el contrario, es un sólido fundamento para los dirigentes sociales y políticos dedicados a la gestión del bien común. Porque en el fondo, detrás de las cuestiones temporales existen personas concretas, de carne y hueso, insertas en sus peculiares circunstancias vitales, que para nosotros deben ser “otros Cristos”.
- Usted ha profundizado en el pensamiento de Carlos Alberto Sacheri en su tesis doctoral. ¿Cuál fue la contribución concreta de Sacheri sobre la Doctrina Social de la Iglesia y la esperanza como virtud teológica?
-Sacheri ha abordado el tema de la Esperanza en varios lugares, distinguiendo, con su proverbial claridad conceptual y expositiva, sus dimensiones naturales y sobrenaturales.
En el primer caso, en Filosofía e Historia de las ideas filosóficas, Sacheri recuerda que "la esperanza nos mantiene en tensión, en función de un bien que no podemos alcanzar hoy pero que podemos dentro de cierto tiempo o a través de una serie de actos. Y el hombre vive esperando. Toda la vida social está fundada en la confianza, que implica una esperanza, porque si uno se atuviera a lo que ve en el contorno inmediato no esperaría nada, pero no podría vivir porque tendría un horizonte excesivamente limitado".»
Pero además Sacheri ha hablado de la dimensión trascendente de esta virtud, como en su disertación de 1968 Esperanza cristiana y mesianismos temporales, que le invita a leer.
-¿Qué aporta el pensamiento del Doctor Angélico a la Doctrina Social de la Iglesia?
-Mucho. La UNSTA se define a sí misma como una universidad católica, pero también dominicana y tomista, y por ello, impregnada de las enseñanzas del Aquinate. A principios de este año 2025, hemos concluído la celebración del Trienio Tomista para conocer mejor su vida y su obra.
»En relación a la Doctrina Social de la Iglesia, entendemos que el pensamiento de Tomás de Aquino es la inspiración filosófico-teológica en la que el magisterio se sostiene al formularla. (Me he referido a esto, con mayor amplitud, en mi libro La Doctrina Social de la Iglesia y la pluralidad de sus multas). Lo que no debe llamar la atención porque, de hecho y de derecho, así sucede con la enseñanza católica en general.
»El influjo tomista sobre la Doctrina Social de la Iglesia se advierte en el sentido que las expresiones persona, orden, autoridad, justicia, prudencia, bien común, razón, ley o voluntad, tienen en el magisterio social católico, en el que asumen un indudable sabor tomista en la letra y en el espíritu con el que son utilizados, tanto en las enseñanzas de los romanos pontífices como en las conciliares y episcopales. Por ello, estima que el estudio de la doctrina del Aquinate es un requisito de rigor científico para comprender adecuadamente qué enseña la Iglesia a través de su Doctrina Social y cuáles son los objetivos que persigue con su apostolado social.
»Me parece oportuno terminar esta conversación citando al Papa Francisco, quien en un todo conforme con lo que decimos, nos exhorta: “Siguiendo los pasos de mis antecesores, les recomiendo: ¡Vayan a Tomás!”.