lunes, 1 de diciembre de 2025

RUMBA FLAMENCA


Por Miguel Ángel Iribarne

Foro Patriótico Manuel Belgrano, 30/11/2025

 

 

Ultimamente se ha viralizado una rumba flamenca (“Paco, Paco…´) que con gracejo y cierto realismo ensalza a Francisco Franco, el que  fuera por casi cuarenta años dictador de España. (Decimos “dictador” en el sentido técnico de la palabra y no en el denigratorio que, con ligereza, se ha impuesto en el lenguaje político).  Y el que fuese, igualmente, con sus más y con sus menos, el generador de la España moderna.

 

Podría dudarse de la representatividad social de sus versos.  Suponer que se trata del objeto de culto de una secta exigua y biológicamente condenada.  Pero en este punto vienen en nuestra ayuda, a fin de elucidar la cuestión, los datos de variadas encuestas realizadas en las últimas semanas, con motivo del cincuentenario de la muerte del Generalísimo, y útilmente comparables con las de años anteriores.

 

En efecto, el porcentaje de los que miran con simpatía los tiempos de la  Dictadura ha venido incrementándose lenta pero continuadamente desde comienzos del milenio. Y, lo que es más significativo, en algunos sondeos sobrepasa el 40 % en la franja etárea inferior a los 35 años. Es interesante anotar que Vox, el partido político que más próximo podría considerarse a las posiciones franquistas, no pasa de un apoyo electoral del 15 %, lo que podría acreditar que en política los vínculos históricos y carismáticos resultan más fuertes que los escuetamente ideológicos.

 

En cualquier caso, Vox se incluye en el numeroso grupo de partidos politicos que, en prácticamente toda Europa, se reconocen en el rótulo de “patriotas”,y que los escribas de las variadas oligarquías en posesión de estado califican, en el mejor de los casos , de ”populistas”,  y en el peor de “ultraderechistas”.

 

Para dimensionar el papel de estas corrientes en la situación actual del Viejo Continente conviene asomarse a la realidad interna de los tres países más fuertes del mismo, económica y militarmente, y hecha excepción de Rusia, o sea Alemania, Francia y el Reino Unido. En los tres casos los gobiernos establecidos tienen cotas de apoyo popular no superiores al 20 %; y en  los tres casos son aventajados en todos los sondeos por fuerzas   “patrióticas”, a saber:  Alternative fur Deutschland, el Rassemblement National de Marine Le Pen y el Reform Party de Nigel Farage. En el país que ocupa el cuarto rango continental los “patriotas” de Fratelli d’Italia encabezan la coalición de gobierno desde hace tres años y Giorgia Meloni va camino de batir el record de duración de un premier desde que existe la República.

 

Algunas de estas fuerzas han sido víctimas en el pasado, o son amenazadas de serlo hoy, de la estrategia del “cordón sanitario” montada por la izquierda y la derecha establecidas, pero la misma ha demostrado un rendimiento    continuadamente decreciente, como lo prueba –por ejemplo- el 42 % de Le Pen en la elección presidencial del año pasado, comparable con el 19 %  reunido por su padre dos décadas antes en el ballotage. En países con menor solidez institucional la intimidación puede dar fruto.  Así en Rumania, la proscripción del candidato soberanista luego de que ganase la primera vuelta permitió el triunfo ulterior de las fuerzas del statu quo.

 

Este conjunto de realidades lleva a algunos analistas a hablar de una crisis de la democracia.  Para otros es la crisis del liberalismo.  Mientras no faltan los que apuntan a la caducidad de esa frágil combinación de uno y otra que se fraguara en la Europa del siglo XIX; lo que estaría surgiendo sería una “democracia iliberal”, de la que serían cabales exponentes desde Trump y Putin hasta Erdogan y Orban entre tantos otros. En cualquier caso, sin prejuicios ni fetiches ideológicos, lo que resulta imperativo en la política contemporánea es decidirse a pensar de nuevo.