sábado, 8 de junio de 2013

LA OEA NO APROBÓ LA LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS



MANUEL CASCANTE

Las expectativas, que se demostraron falsas, invitaban a pensar que los países del Nuevo Continente, con sus cancilleres reunidos en la 43 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), darían el paso de abrir el debate a la legalización de las drogas como parte de un nuevo enfoque en la lucha contra el narcotráfico. Esta óptica estaría más centrada en asuntos de salud pública que de seguridad. Pero, tras acalorados debates, los países del hemisferio occidental acordaron una solución de compromiso por la que asumen la implantación de políticas más efectivas en la lucha contra los estupefacientes.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y el presidente de Guatemala y anfitrión, Otto Pérez Molina, coincidieron en que “fue una asamblea muy positiva”. Pérez Molina, uno de los promotores de discutir la despenalización del consumo, dijo que “hubo una total apertura para dialogar sobre la búsqueda de alternativas nuevas para luchar contra las drogas (y la Asamblea) finalizó realmente con más acuerdos de los esperados para responder a esta situación que afecta a todos los países”. El mandatario centroamericano destacó el acuerdo de convocar una reunión extraordinaria de la OEA el próximo año para establecer acciones concretas, una vez se discutan las recomendaciones recogidas en la Declaración de Antigua.

En ese acuerdo de mínimos figura el involucrar a entidades internacionales, como la Organización Panamericana de la Salud, para abordar la drogadicción como una enfermedad. “Es fundamental que en el hemisferio se continúe avanzando de manera coordinada en la búsqueda de soluciones efectivas al problema mundial de las drogas (…) bajo un enfoque integral, fortalecido, equilibrado y multidisciplinario, con pleno respeto a los derechos humanos y libertades fundamentales”. El enfoque debe incorporar “la salud pública, educación e inclusión social, junto a acciones preventivas”. De este modo se podrá “hacer frente a la delincuencia organizada transnacional y el fortalecimiento de las instituciones democráticas, así como el impulso del desarrollo local y nacional”.

Lo cierto es que la asamblea se desarrolló en medio de debates que pusieron en evidencia las divergencias sobre la política a seguir en el futuro en materia de narcóticos, aunque los responsables de las relaciones exteriores coincidieron en que el actual esquema ha fracasado en líneas generales y debe ser revisarlo.

“La idea es que los países asuman sus propias decisiones y en un momento dado acudan a la OEA cuando se pueda fijar una posición conjunta en el tema de las drogas”, apostilló Insulza, quien “quisiera que en 2014 y 2015 se dieran cosas concretas para que en 2016 se tomen decisiones”. El chileno reconoció que “a la luz del informe y toda la gente que consultamos, no veo mucho ánimo para la legalización”. Aunque puntualizó que “no hay que confundir nunca despenalización con legalización, eso es un error. La despenalización supone que la droga sigue estando prohibida, sigue siendo ilegal su venta, su tráfico, su comercialización, su cultivo, etcétera”.


ABC.es, 8-6-13