sábado, 19 de octubre de 2013

EL OTRO AGOBIO DEL PRESUPUESTO MUNICIPAL

(Córdoba)

Por Gabriel Osman

El relato canonizado de la crónica estrechez de recursos del presupuesto de la Municipalidad de Córdoba es el demandante gremio y su planta de empleados de dimensiones asiáticas y salarios muy altos para su bajísima productividad. Ha dicho el intendente, Ramón Mestre, hace pocos días que la partida sueldos –planteado como objetivo- llegará este año al 61,3%. No hacen falta más datos para percibir la hipertrofia de estos gastos corrientes que, esencialmente, son el presente griego que les ha legado Luis Juez a Daniel Giacomino, a su sucesor y a otros muchos intendentes, porque el decrecimiento de la planta va a ser inevitablemente vegetativo: muy pocos municipales podrían renunciar demandados o tentados por el mercado laboral cordobés.

Pero aunque esta malformación del gasto sea una descripción verás, se trata más bien de un relato simplificado. El municipio ha ido acumulando con los años responsabilidades con cierta ligereza, pese a tratarse de competencias que eran y son claramente de otra jurisdicción. Se trata, básicamente, de los servicios de salud de alta complejidad y de su sistema educativo, que fueron asumidos en su momento sin contraprestación alguna, aunque esto signifique transferencia de pacientes y de alumnos, en uno y otro caso.
El Urgencias, el Infantil (ambos construidos durante la última dictadura militar y el primero específicamente para cubrir eventualidades del Mundial 78) y el Hospital del Sur (elefante blanco que supo “arrancarle” Giacomino al gobierno nacional), más la red de casi un centenar de dispensarios y postas sanitarias (que sí son de competencia municipal), se llevan casi un tercio del presupuesto anual del Palacio 6 de Julio.

Esta dedicación de recursos en salud desbordando sus obligaciones, más lo que se destina a atender el sistema educativo, compuesto por 38 escuelas y con una planta de 1.386 docentes, le han terminado dando al presupuesto otra brutal amputación que aleja a la Municipalidad de sus responsabilidades esenciales, esas de una célebre reconvención de Juan Perón a un intendente de la provincia de Buenos Aires: barrido e iluminación.
Que el intendente actual cargue con estos gastos en educación o que, incluso, trate de liberarse aunque sea parcialmente de ellos, termina siendo justo, porque fue su padre el que inauguró el servicio que en la actualidad consume alrededor del 10% del presupuesto, sin que en su aparición -1984- le exigiera una mínima compensación a la Provincia, porque en el fondo no es más que una transferencia de matrícula sin compensación.

En el Presupuesto Nacional 2013 hay una partida de $ 507 millones destinada a los municipios que tienen servicios educativos, que no son muchos. En Córdoba, con nivel inicial y primario completo, seguro que ninguno a excepción de la Capital. Con el manejo discrecional que la Nación hace de la ejecución presupuestaria, es difícil saber el destino cierto de la partida, aunque ésta contenga un reconocimiento que ya es algo para empezar.

También existen otros posibles argumentos para las negociaciones (en marcha o no) entre municipio y Provincia. Esta le paga al sistema de escuelas y colegios privados (como no creemos que se trate de emprendimientos filantrópicos, sino empresas con fines de lucro, más allá de lo que diga la ley) encuadrados en el sistema de asistencia financiera y con tope de arancel, un sueldo inicial a los docentes de $ 6.608, con cargas patronales.
Si tan sólo se limitara a tratar a otra jurisdicción del Estado con el mismo metro que a los privados, le deberían llegar a la Municipalidad nada menos que $ 119 millones al año. Una señal en esta dirección sería una excelente noticia para el municipio. Que tampoco debería renunciar a la ya histórica demanda de una reparación por los servicios de salud de alta complejidad que, como en el caso de los que brinda el Urgencias, son demandados en toda la provincia y es principal referencia en el centro-norte del país.


Diario Alfil, 18-10-13