viernes, 16 de agosto de 2019

BYUNG-CHUL HAN



Según La Nación (15-8-19), analizando el triunfo del Frente de Todos: "El avance de esta ala (izquierda) tuvo un síntoma que muchos subrayaron en las últimas horas en el futuro oficialismo: la señora de Kirchner aparece escoltada todo el tiempo por Carlos Zannini, flamante discípulo del célebre Byung-Chul Hang. Un pequeño desplazamiento de la China de Mao a la Corea de este profesor berlinés."

Conviene, entonces, conocer quien este nuevo teórico:

(es.wikipedia)

Nació en Seúl. Estudió filosofía en la Universidad de Friburgo y literatura alemana y teología en la Universidad de Múnich. En 1994 se doctoró en Friburgo con una disertación sobre Martin Heidegger. En 2000, se incorporó al Departamento de Filosofía de la Universidad de Basilea, donde completó su habilitación. En 2010 se convirtió en miembro de la facultad Staatliche Hochschule für Gestaltung Karlsruhe, donde sus áreas de interés fueron la filosofía de los siglos XVIII, XIX y XX, la ética, la filosofía social, la fenomenología, la antropología cultural, la estética, la religión, la teoría de los medios, y la filosofía intercultural. Desde 2012, es profesor de estudios de filosofía y estudios culturales en la Universidad de las Artes de Berlín (UdK), donde dirige el Studium Generale, o programa de estudios generales, de reciente creación.

Han es autor de dieciséis libros, de los cuales los más recientes son tratados acerca de lo que él denomina la «sociedad del cansancio» (Müdigkeitsgesellschaft), y la «sociedad de la transparencia» (Transparenzgesellschaft), y sobre su concepto de shanzhai, neologismo que busca identificar los modos de la deconstrucción en las prácticas contemporáneas del capitalismo chino.

El trabajo actual de Han se centra en la «transparencia» como norma cultural creada por las fuerzas del mercado neoliberal, que él entiende como el insaciable impulso hacia la divulgación voluntaria de todo tipo de información que raya en lo pornográfico. Según Han, los dictados de la transparencia imponen un sistema totalitario de apertura a expensas de otros valores sociales como la vergüenza, el secreto y la confidencialidad.

Obra
La sociedad del cansancio

En su obra La sociedad del cansancio (título original en alemán: Müdigkeitsgesellschaft), Han caracteriza a la sociedad actual como un paisaje patológico de trastornos neuronales, tales como depresión, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno límite de la personalidad y agotamiento (burnout). Afirma que no se trata de «infecciones» sino de «infartos», que no son causados por un fenómeno negativo de inmunología en las personas sino por un «exceso de positividad».

Topología de la violencia
En Topología de la violencia (título original:Topologie der Gewalt) el autor continúa su análisis alarmante de una sociedad al borde del colapso que comenzó con La sociedad del cansancio. Se centra en la relación entre la violencia y la individualidad, demostrando que pese a la tesis generalizada de su desaparición, la violencia solo ha cambiado su forma de mostrarse y opera de maneras más sutiles. La violencia en forma de guerra da paso a otra, anónima, «de-subjetivada» y sistémica, que no se revela ya que se fusiona con su antagonista, la libertad.

A través de Sigmund Freud, Walter Benjamin, Carl Schmitt, Richard Sennett, René Girard, Giorgio Agamben, Deleuze/Guattari, Michel Foucault, Michel Serres, Pierre Bourdieu y Martin Heidegger, Han adopta su propio concepto de la violencia, que define funcionando en la individualidad libre. Impulsados por la única exigencia de perseverar y no fallar, así como por la ambición de la eficiencia, nos convertimos en renunciadores y sacrificadores al mismo tiempo, entrando en un remolino de limitación, autoexplotación y colapso. Este lúcido estudio de Han de la violencia ofrece muchas ideas poco ortodoxas y no teme criticar el sentido común sobre la concepción moderna de la sociedad en libertad, la individualidad y la realización personal, sacando a la luz el lado sombrío del asunto.
En un artículo sobre este autor del diario El País se recogen algunas de sus afirmaciones:

No hay, sin embargo, que confundir la seducción con la compra. «Creo que no solo Grecia, también España, se encuentran en un estado de shock tras la crisis financiera. En Corea ocurrió lo mismo, tras la crisis de Asia. El régimen neoliberal instrumentaliza radicalmente este estado de shock. Y ahí viene el diablo, que se llama liberalismo o Fondo Monetario Internacional, y da dinero o crédito a cambio de almas humanas. Mientras uno se encuentra aún en estado de shock, se produce una neoliberalización más dura de la sociedad caracterizada por la flexibilización laboral, la competencia descarnada, la desregularización, los despidos». Todo queda sometido al criterio de una supuesta eficiencia, al rendimiento. Y, al final, explica, «estamos todos agotados y deprimidos. Ahora la sociedad del cansancio de Corea del Sur se encuentra en un estadio final mortal». 

En realidad, el conjunto de la vida social se convierte en mercancía, en espectáculo. La existencia de cualquier cosa depende de que sea previamente "expuesta", de "su valor de exposición" en el mercado. Y con ello «la sociedad expuesta se convierte también en pornográfica. La exposición hasta el exceso lo convierte a todo en mercancía. Lo invisible no existe, de modo que todo es entregado desnudo, sin secreto, para ser devorado de inmediato, como decía Baudrillard». Y lo más grave: «La pornografía aniquila al eros y al propio sexo». La transparencia exigida a todo es enemiga directa del placer que exige un cierto ocultamiento, al menos un tenue velo. La mercantilización es un proceso inherente al capitalismo que solo conoce un uso de la sexualidad: su valor de exposición como mercancía.

La sociedad de trabajo y rendimiento
Han critica la generalización de presiones sobre el individuo, al que se le exige y él se autoexige una actividad constante, una obligación que acaba por sumirlo en la depresión. La sociedad que acoge al ser humano deja entonces de existir y se convierte en una sociedad de la obligación.
La siguiente cita de su obra Psicopolítica: neoliberalismo y nuevas técnicas de poder ejemplifica muy bien su pensamiento:

Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal. (…) En el régimen neoliberal de la autoexplotación uno dirige la agresión hacia sí mismo. Esta autoagresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo.

En su obra La sociedad del cansancio, señala el autor:
La sociedad de trabajo y rendimiento no es ninguna sociedad libre. Produce nuevas obligaciones. La dialéctica del amo y el esclavo no conduce finalmente a aquella sociedad en la que todo aquel que sea apto para el ocio es un ser libre, sino más bien a una sociedad del trabajo, en la que el amo mismo se ha convertido en esclavo del trabajo. En esta sociedad de obligación, cada cual lleva consigo su campo de trabajos forzados. Y lo particular de este último consiste en que allí se es prisionero y celador, víctima y verdugo, a la vez. Así, uno se explota a sí mismo, haciendo posible la explotación sin dominio.

En relación con este tema, en su artículo "¿Por qué hoy no es posible la revolución?" (07/10/2014), escribió:
No es posible explicar el neoliberalismo de un modo marxista. En el neoliberalismo no tiene lugar ni siquiera la "enajenación" respecto del trabajo. Hoy nos volcamos con euforia en el trabajo hasta el síndrome de Burnout [fatiga crónica, ineficacia]. El primer nivel del síndrome es la euforia. Síndrome de Burnout y revolución se excluyen mutuamente. Así, es un error pensar que la multitud derroca al empire parasitario e instaura la sociedad comunista. [...] ¿Y qué pasa hoy con el comunismo? Constantemente se evocan el sharing (compartir) y la comunidad. La economía del sharing ha de suceder a la economía de la propiedad y la posesión. Sharing is caring, (compartir es cuidar), dice la máxima de la empresa Circler en la nueva novela de Dave Eggers, The Circle. [...] También en la economía basada en la colaboración predomina la dura lógica del capitalismo. De forma paradójica, en este bello "compartir" nadie da nada voluntariamente. El capitalismo llega a su plenitud en el momento en que el comunismo se vende como mercancía. El comunismo como mercancía: esto es el fin de la revolución.

En el enjambre
En esta obra, Byung analiza la forma en la que la revolución digital, internet y las redes sociales han transformado la esencia misma de la sociedad. Se ha formado una nueva masa: «el enjambre digital»: una masa de individuos aislados, sin alma, sin acción colectiva, sin sentido y sin expresión. La hipercomunicación digital destruye el silencio y únicamente percibe ruido carente de coherencia, aturdidor. Bajo este contexto se impide el cuestionamiento al orden establecido, tomando así el sistema rasgos de totalitarismo de forma poco visible.

Sobre el poder
En esta obra, Han enfrenta el caos teórico que existe en torno al concepto de poder buscando una «forma fundamental» que permita comprender sus diversas manifestaciones. Diferencia el poder coactivo —inestable y de baja intermediación respecto al otro sometido— y el poder que opera desde la libertad del otro —mucho más estable y de alta intermediación. Sin embargo, en ambos casos reconoce una forma única de poder que se caracteriza por el intento de continuarse a sí-mismo en el otro.

El rasgo fundamental del poder es «ir más allá de sí». Pero yendo más allá de sí, el sujeto del poder no se abandona ni se pierde. Ir más allá de sí —y este es el modo en que marcha del poder— es al mismo tiempo ir consigo.
Finalizando esta obra concluye que la única intermediación con el otro radicalmente diferente al poder está dada por la amabilidad. La amabilidad tiene la capacidad de una "etización del poder" en cuanto permite que el sí mismo no tenga necesidad de recuperarse a sí mismo en lo otro:

(...) la etización del poder exige que el lugar trascienda su tendencia ipsocéntrica, que brinde espacios no solo a lo uno, sino también a lo múltiple y a lo marginal, que conceda estancias, que se vea conmovido por una amabilidad original que detenga esta tendencia, esta voluntad de sí mismo (…) De la amabilidad emana un movimiento distinto que del poder. Al poder en cuanto tal le falta la apertura para la alteridad. (p. 106).

Temas
Han ha escrito, entre otros temas, sobre depresión nerviosa, trastorno por déficit de atención con hiperactividad, trastorno límite de la personalidad, burnout, Internet, amor, cultura pop, poder, racionalidad, religión, medios de comunicación de masas, subjetividad, cansancio, astenia, transparencia desde el punto de vista social y de la conducta, y sobre violencia.

Dataísmo
En 2014 Byung manifestó en su libro Psicopolítica al respecto del dataísmo:
El Big Data debe liberar el conocimiento del arbitrio subjetivo. Así pues, la intuición no representa una forma superior del conocimiento. Se trata de algo meramente subjetivo, de un auxilio necesario que suple la falta de datos objetivos. En una situación compleja, siguiendo esta argumentación, la intuición es ciega. Incluso la teoría cae bajo la sospecha de ser una ideología. Cuando hay suficientes datos, la teoría sobra. La segunda Ilustración es el tiempo del saber puramente movido por datos. [...] 
El dataísmo se muestra como un dadaísmo digital. También el dadaísmo renuncia a un entramado de sentido. Se vacía a la lengua totalmente de su sentido: «Los sucesos de la vida no tienen ni comienzo ni fin. Todo transcurre de manera idiota. Por eso todo es igual. La simplicidad se llama dadá». El dataísmo es nihilismo. Renuncia totalmente al sentido. Los datos y los números no son narrativos, sino aditivos. El sentido, por el contrario, radica en una narración. Los datos colman el vacío de sentido.[...]