de Alberto y los primeros
cortocircuitos con Moyano
Nicolás Balinotti
La Nación, 24 de agosto de
2019
El jueves previo a las PASO,
Marcos Galperin, el fundador de Mercado Libre y uno de los empresarios más
importantes del país, se sumó a la campaña en redes del oficialismo e hizo
público su apoyo a Mauricio Macri a través de su cuenta de Twitter: " Yo
lo voto porque quiero que mis hijos vivan en una república democrática, con una
Justicia independiente, con libertad de prensa y de opiniones, con libertades
individuales y mirando hacia el futuro".
Una semana después, el líder
de la compañía de comercio electrónico valuada en US$30.000 millones, fue recibido
por Alberto Fernández en las oficinas que el candidato presidencial del
kirchnerismo tiene en la calle México 337. " Vine a buscar un diálogo,
puntos de encuentros, un consenso", dijo Galperin, escueto y conciliador.
Solo el peso simbólico del
encuentro generó un tembladeral entre algunos aliados sindicales de Fernández,
como Hugo Moyano y Sergio Palazzo, que distinguen en Galperin a un sector de
empresarios que promueven la reforma laboral.
Después del triunfo que lo
dejó a las puertas de la Casa Rosada y que lo erigió como un virtual presidente
electo, Fernández se mostró dispuesto a aceptar la flexibilización de los
convenios colectivos siempre y cuando exista el aval de los sindicatos.
"Lo que sea por vía convencional es una decisión de las empresas y los
trabajadores. Lo que no quiero es poner reglas generales de flexibilización. No
todo es lo mismo", sentó posición el candidato kirchnerista la semana
pasada, tras una consulta de LA NACION.
La postura de Fernández
tranquilizaría a medias a Galperin. Por un lado, es una señal favorable para
avanzar sin inconvenientes con su acuerdo laboral con la Unión de Trabajadores
de Carga y Descarga por el encuadre sindical de los operarios que se desempeñan
en un centro logístico en el Mercado Central, uno de sus últimos grandes
negocios.
Moyano impugnó sin éxito
este trato en la Secretaría de Trabajo. El expediente fue homologado por el
Ministerio de Producción y Trabajo, a cargo de Dante Sica. "El sindicato
adaptó su convenio colectivo a las necesidades de la empresa. Es un acuerdo
entre la empresa y el gremio, y nosotros solo lo homologamos", se
justificó el ministro.
Siguió los pasos del jefe
camionero el mercantil Armando Cavalieri, quien también anhela engordar su
padrón de afiliados a partir de las nuevas tecnologías. Tampoco tuvo suerte a
pesar de haber sido uno de los dirigentes más afines al macrismo.
El trato entre Galperin y
Daniel Vila, jefe de Carga y Descarga, es novedoso por las reformas que se
aplican al convenio 1591/2019. Entre los grandes cambios se destacan las
modificaciones en lo relativo a la jornada laboral, la creación de un banco de
horas (192 mensuales), la polifuncionalidad de tareas, la eliminación de los
delegados por turno y la atenuación del derecho a huelga, casi al estilo Vaca Muerta.
Inicialmente, el nuevo convenio se aplicó a 80 operarios; alcanza hoy a 320 y a
fin de año podría abarcar a unos 600, según informó el gremio de Carga y
Descarga.
"El desafío es adaptarse a la actualidad. Nuestro básico es de
$40.000. Camioneros cobra menos por la misma tarea", se defendió Vila, un
gremialista de perfil bajo que en la CGT se sienta en un sillón clave: es
miembro del Comité Arbitral, el tribunal que interviene en las disputas entre
sindicatos por temas de encuadramiento. Casi una ironía.
Para Galperin, la pulseada
con Moyano estaría ya resuelta. Y ganada. No así la que mantiene con el
bancario Palazzo por la aplicación Mercado Pago, otra iniciativa del empresario
que gana adhesiones. El sindicalista advirtió que presionará para afiliar a
unos 2000 trabajadores que se desempeñan en el sistema financiero tecnológico
(empresas fintech) y que considera que deberían estar encuadrados en su gremio.
"Donde hay una
aplicación, hay un trabajador. Y el trabajador tiene derechos y un convenio. Al
sistema financiero hay que regularlo. En el país hay 213 fintechs y tarde o
temprano será reconocido como tarea de los bancarios", planteó Palazzo,
dispuesto a mantener la guardia en alto en su choque con Galperin.
Palazzo fue uno de los
impulsores de la candidatura de Fernández. Durante la campaña, lo recibió a él
y a Cristina Kirchner dos veces en la Asociación Bancaria y hasta ubicó en
lugares expectantes a dos dirigentes del gremio en las listas del Frente de
Todos para acceder a una banca de diputado nacional.
Ni Moyano ni Palazzo le
manifestaron su malestar a Fernández por el encuentro con Galperin. Tal vez
nunca lo hagan. "Estamos enfocados en ganar en octubre, nada más",
dijo uno de ellos, convencido de que tarde o temprano, la modernización de las
leyes laborales serán eje de debate y cambios.
En el primer día de un
eventual gobierno, Alberto Fernández elevaría el rango de la Secretaría de
Trabajo a ministerio. Y trabaja ya en un acuerdo de precios y salarios por 180
días con empresarios y sindicalistas. Pero su programa laboral contempla otras
medidas: la regulación del trabajo en las plataformas digitales, ampliar las
competencias de la inspección laboral, promover la renovación de los contenidos
de los convenios colectivos en defensa de los trabajadores, institucionalizar
la economía popular (se podría extender la emergencia social), establecer un
nuevo esquema de contribuciones patronales, derogar la reforma previsional y
establecer un nuevo índice de movilidad jubilatoria.