Por: Natasha Niebieskikwiat
La prolongada pelea entre el Gobierno y el campo eclipsó la descomunal crisis que vive la pesca, de magnitudes comparables y evidentemente más invisible. Sin embargo, el dato no pasa desapercibido en el plano internacional, donde recientes reportes de prensa dan cuenta de la caída de las exportaciones pesqueras argentinas, y del alto riesgo en que se encuentra el sector debido, por un lado, a la constante reducción del recurso natural y, por el otro, al "mal control" y los crecientes conflictos laborales en la industria.
A ello se suma un reciente informe del Centro de Desarrollo y Pesca Sustentable (Cedepesca), una ONG con base en Mar del Plata, que advirtió contra las medidas adoptadas por el Consejo Federal Pesquero -la máxima autoridad nacional en el sector- sobre capturas máximas permisibles de merluza por considerarlas de "muy altos riesgos para la sostenibilidad de este recurso," y la continuidad de las actividades económicas.
Al citar el informe, el presidente de Cedepesca, Ernesto Godelman, puso como ejemplo el hecho de que, pese a la reducción de la biomasa reproductiva en los mares argentinos, sobre todo de la merluza, el principal recurso, y pese a las recomendaciones científicas para que se reduzca la captura máxima permitida de 207.000 a 170.000 toneladas, el límite fue igualmente fijado en 290.000.
Las trampas a la ley, la corrupción, la sobrepesca y la falta de control es materia de comentarios desde hace años, lo que se suma a la creciente crisis del sector, a la caída de las ventas internacionales y la reducción del empleo.
En el informe de Cedepesca se destaca que, por primera vez, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (Inidep) reconoció que los desembarques declarados del último tiempo representan apenas el 60% de las capturas.
Uno de los grandes problemas que se presentan en la conducta pesquera es el nivel de descartes (peces que se desechan porque no alcanzan el tamaño comercial), que si bien el Inidep lo calculaba en el 10% de lo pescado, sería mucho más alto.
A partir del 1 de enero pasado se comenzó a implementar un blanqueo de todos los embarques, y también de las capturas permitidas. Pero en el sector descreen de la capacidad del Consejo para imponer un verdadero control. Basta recordar que la referencia límite de la biomasa -aquella que no debería bajarse porque se torna peligroso- es de 400.000 toneladas de peces maduros, pero se calcula que está en 300.000 toneladas.
Clarín, 17-1-10