viernes, 3 de diciembre de 2010

ES MORALMENTE ILÍCITO

interrumpir la vida de un niño anencefálico

Dr. Juan Carlos Caprile – Médico especialista en bioética

Los médicos del Hospital Policlínico de La Plata se han negado a realizar el aborto solicitado por una madre que se le ha diagnosticado en el quinto mes de su embarazo un niño que padece una disminución de su masa cerebral llamada anencefalia. Esta enfermedad es incompatible con la vida extrauterina pues mueren a las 24 o 72 horas del nacimiento si le permiten llegar al final de su gestación.
El niño anencefálico es un ser humano considerado como una persona desde el momento mismo de la concepción, debiendo ser respetado y siendo merecedor de la dignidad que le corresponde como tal. Es una forma de eutanasia en los que se ejecutan acciones tendientes a adelantar la muerte del paciente pero agravada, porque este niño no tiene sufrimientos ni solicita ser condenado a muerte. El triste hecho de su gravísima enfermedad, no lo convierte en despreciable sino por el contrario en un ser sumamente frágil, pequeño y débil sujeto de un cuidado y protección especial, acorde a su patología y diagnóstico infausto, como cualquier otro discapacitado no debe ser discriminado debido a su enfermedad debiendo ser respetados los derechos humanos que le corresponden.
Este criterio también debe aplicarse a todo embrión humano con cualquier patología diagnosticada por exámenes prenatales. Esta forma de aborto encubierto sumado al dolor inevitable de estar gestando un hijo enfermo añade un intenso sentimiento de culpa haciendo mucho más traumática la situación para la madre, el padre y el entorno familiar. Lo que se necesita no es matar al bebé sino redoblar los cuidados y la contención para que ayuden principalmente a los padres a aceptar y elaborar una realidad profundamente dolorosa que se supera mucho mejor cuando la muerte del hijo sobreviene en forma natural y no provocada. Demuestran un desconocimiento absoluto de la psicología humana los que piensan que haciendo morir anticipadamente al propio hijo es como quieren evitar el sufrimiento de sus padres.
Sería mejor para ellos darles la oportunidad de poder entregarle a su hijo todo el amor de una vida, aunque sea sólo por escaso tiempo. Tanto la madre como el padre de este niño tan gravemente enfermo, deben recibir especial cuidado y atención ya que sufren un golpe psicológico, emocional y afectivo muy fuerte. Esta contención exigirá una ardua tarea y esfuerzo para superar el dolor profundo, los sentimientos encontrados y las sensaciones que causa conocer, aceptar y asumir una realidad tan diferente a la soñada y deseada en el momento de engendrar esta nueva vida.
Es moralmente ilícito interrumpir violentamente la existencia de un niño anencefálico pues no permite su muerte natural. Nadie tiene derecho a quitar la vida a otra persona por más enferma o malformada que haya sido concebida y menos a un ser inocente que no tiene posibilidad de defenderse. Esta forma de aborto configura una nueva agresión que viola el derecho a la vida y la no discriminación reconocidos por la Constitución Nacional, Tratados Nacionales e Internacionales.

AICA, 3-12-10