"Negarse a tener
en cuenta la democracia bajo pretexto de que es un mal, sería parecido a la
actitud de un médico que se negase a admitir la existencia de la peste porque
es una enfermedad. La Iglesia
sólo podría ejercer su autoridad sobre las estructuras temporales reales, no
sobre las que sólo existen en los libros.
(Las metamorfosis de la Ciudad de Dios. Madrid,
Ediciones Rialp, 1965, nota 3, pág. 103).