Son tantas y muchas
de ellas tan burdas, que las falsedades, tergiversaciones y contrasentidos
proferidos por las ONGs y los militantes fanatizados del ecologismo
fundamentalista, darían sustancia más que suficiente para escribir una
corpulenta enciclopedia.
Analicemos algunos de
esos tantos casos.
Recientemente tuvo
discreta difusión una tajante expresión del ex hombre fuerte de Greenpeace,
Juan Carlos Villalonga; actual militante de su propia ONG “Los Verdes”, desde
la cual se quejó dura y agriamente por la decisión del gobierno nacional, de
importar combustible pesado venezolano, para cubrir parte de la demanda de las
usinas eléctricas.
Más allá que es real
que sería positivo prescindir de ese carburante muy pesado, del cual emanan
muchos residuos tóxicos, lo concreto es que Argentina está debiendo apelar a
todas las fuentes de generación posibles de ser usadas en el corto plazo, ante
el persistente y fuerte crecimiento de la demanda.
Al respecto, lo
concreto es que el accionar del terrorismo mediático (una de las
“especialidades” de las transnacionales del ultra ecologismo), al dilatar o
impedir las usinas hidroeléctricas y nucleares, es causa directa de la elevada
incidencia gasífera y petrolífera en nuestra matriz eléctrica; por ende, esas
importaciones de combustible pesado venezolano no hubiesen sido necesarias de haber contado Argentina con algunas de las
usinas que, por enrevesados “principios” ultra ecologistas, esos militantes del
ecoterrorismo impidieron u obstaculizaron. El engaño se completa al presentar
como “grandes soluciones” a tecnologías –como la eólica, la solar y la biomasa-
que solo pueden operar como meros complementos, pero NO como sustitutos de las
centrales de base del Sector Eléctrico.
Las centrales que
operan como bases de generación de cualquier sistema eléctrico interconectado,
solo pueden configurarse en base a tres tipos de tecnologías: termoeléctrica
(funcionan quemando combustibles fósiles), hidroeléctrica y nuclear. Por eso,
toda demora o entorpecimiento en contra de nuevas hidros y nucleares, opera de
hecho a favor de la instalación de más usinas termoeléctricas, las mismas que
son grandes devoradoras de petróleo, gas o carbón…y consecuentemente son las
más contaminantes.
¡Paradojas de esos
“ultras”, que en nombre de una difusa “ecología” promueven los consumos masivos
de contaminantes, costosos y no renovables combustibles fósiles!
Precisamente, es
directa responsabilidad de Greenpeace y otras ONGs transnacionales de corte
fuertemente fundamentalista, que nuestro país haya soportado muchísimas trabas,
manifestaciones prearmadas, interminables “condicionamientos” ambientales
montados como parte de la “maquinaria de impedir”, y otras acciones de similar
baja estofa; causantes principales de los retrasos en los planes de obras
nucleares e hidroeléctricas, e incluso del “cajoneo” de algunos muy importantes
proyectos, como el Complejo de Paraná Medio.
Feroces y mendaces
campañas de desprestigio contra la actividad nuclear, que incluyeron mentirosas
denuncias de “aguas radioactivas” en Ezeiza y otras falsedades, “exigencias” de
abandonar el Plan Nuclear (curiosamente muy a la medida de los intereses
británicos, que se oponen a nuestro desarrollo tecnológico, por claras cuestiones
geopolíticas); interminables listados de condicionamientos que impidieron hasta
hoy comenzar la importante hidroeléctrica Chihuido I (en Neuquén); larguísimo
listado de falaces acusaciones de “derrames de aguas” y otros disparates
técnicos, que buscaron impedir el funcionamiento a plena capacidad de Yacyretá
(esto realizado por otras ONGs con “letra” de corte “grimpiciano”); mendaces
campañas de terrorismo mediático, conducentes a impedir las grandes
hidroeléctricas Cóndor Cliff y La
Barrancosa , en el Río Santa Cruz; una disparatada campaña
–incluso opuesta a la voluntad expresa de los habitantes de la zona-, en contra
de la Central
Eléctrica de Río Turbio, mintiendo alevosamente acerca de
falsos daños a los glaciares; acciones de terrorismo mediático, con claros
tintes y “letra” afines a las transnacionales del ecologismo cavernario, con
las cuales pretenden impedir las hidroeléctricas de Corpus, Garabí y Panambí,
tan necesarias para el desarrollo y la integración regional; amén de otras
campañas teñidas de mentiras, como “el collar del tigre de las yungas”,
denunciado como maniobra montada con un vacuno, movido por un lugareño al que
contrataron al efecto (al que no le habrían pagado el dinero pactado); y un
largo etcétera, marcan algunas de las más burdas falsedades del ecologismo
cavernario.
Otra paradoja que
llega a lo grotesco, es advertir el fervoroso entusiasmo con el que algunos
fanatizados militantes del ecologismo cavernario, con argumentaciones propias
de añorantes del marxismo, hacen causa común con los más reaccionarios
políticos y operadores del neoliberalismo recalcitrante y con patronos ultra
conservadores que se estancaron en retrógrados planteos feudales que adolecen
de dos a tres siglos de anacronismo. En Argentina en general, y en Misiones en
particular, se los ve codo a codo con conspicuos representantes del caduco y
antinacional noventismo, los mismos que fueron causantes de destrozar el tejido
social, político y económico de Argentina y nos pusieron al borde de la
disolución nacional. ¿Ecologistas, o simples fanáticos irracionales?
Por supuesto, están
esos filo marxistas o supuestos revulsivos “anti-sistémicos”, que lanzan
encendidas peroratas “en contra de las ‘imperialistas’ empresas mineras y
sojeras”, y preocupados por el “indigenismo” segregacionista, mientras que
todas sus accionares patoteriles y disolventes siguen al pie de la letra los
“mandatos” de las transnacionales del ecologismo fundamentalista…”casualmente”
creadas por y manejadas desde el vetusto pero aún agresivo imperio británico
(como Greenpeace y World Wildlife Foundation, Mapuche Nation y otras); o
similares creadas por EEUU, al modelo del “ecologista” Al Gore y similares.
Hay más paradojas,
como las que “en nombre de la ecología” quieren volver a quemar descomunales
cantidades de hidrocarburos, al postular irracionales posturas de
desactivaciones de centrales hidroeléctricas y nucleares, pretendiendo
desconocer que “las tecnologías ‘alternativas’ (eólicas, solares, etc.) son
inútiles como reemplazos de las usinas de base, sirviendo tan solo como meros
complementos de la matriz eléctrica.
De hecho, pretextando
“democracia” practican el patoterismo más violento, negándose a todo diálogo
racional, usando la prepotencia para acallar a quienes no nos subordinamos a
sus irracionalidades y sus genocidas posturas de subdesarrollo crónico…”en
nombre de la ecología”.
El sano cuidado del
medio ambiente es positivo y muy encomiable, pero la ecología cavernaria como
excusa para imponer el subdesarrollo, es un simple instrumento del
neocolonialismo que pretenden imponer los factores de poder financiero mundial,
los mismos que en los ’80 y 90’ nos impusieron el genocida esquema del
pensamiento único ultra privatista, socialmente excluyente y perversamente
destructivo en lo político-económico.
Por: C.P.N. Carlos
Andrés Ortiz
Estrucplan, 27-7-12