martes, 2 de febrero de 2021

UN PREMIO NÓBEL

 

 


refuta a Oxfam

enero 27, 2021

Libertad y progreso, Martin Krause

 

Con motivo de la reunión anual del World Economic Forum (WEF), más conocido por el lugar en que se realiza (Davos), donde se encuentran dirigentes políticos y empresariales de todo el mundo, y de la atención que esa reunión genera en medios periodísticos, la organización inglesa OXFAM dio a conocer un informe titulado “El Virus de la Desigualdad”.

 

Allí afirma que, con motivo de la pandemia, la desigualdad ha aumentado notablemente en el mundo y va a aumentar más aún. Para aclarar estas cuestiones, responde a preguntas recibidas en su blog y cuando le preguntan: ¿Cómo pueden estar seguros que el Covid-19 llevará a un enorme crecimiento de la desigualdad en el mundo?; responden: “El FMI, el Banco Mundial, y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) han planteado todo ellos su creciente preocupación porque veremos un pico de desigualdad en todos los países del mundo con motivo del COVID.

 

Estos temores fueron también recogidos en una encuesta global de 295 economistas de 79 países, contratada por OXFAM, donde el 87 % de los que respondieron dijeron esperar un ‘aumento’ en la desigualdad de los ingresos en su país como resultado de la pandemia”.

 

Como en otras oportunidades, el informe tiene un impacto global en los medios y contribuye a alimentar una preocupación creciente de que esto es un fenómeno previo que ahora se acelera.

 

Cierto es que el ingreso de muchos ultra-millonarios se ha incrementado porque buena parte de su riqueza se encuentra en acciones cuyo precio ha sido artificialmente inflado por las políticas de emisión monetaria de los principales bancos centrales del planeta. Esto es correctamente señalado por OXFAM, aunque enfoca su crítica en los ricos y en el capitalismo y no en los políticos que manipulan las monedas.

 

No obstante, su afirmación respecto a la desigualdad y el COVID es, al menos, afirmar lo que se quiere mostrar de antemano, porque los datos no convalidan sus afirmaciones.

 

Angus Deaton es profesor emérito de Economía y Asuntos Internacionales en Princeton, y obtuvo el Premio Nobel en Economía en 2015 por “su análisis del consumo, la pobreza y el bienestar”. Es un experto en estadísticas, precisamente en cuestiones relacionadas con la pobreza. No ha escrito ahora con la intención de refutar a OXFAM, pero eso es lo que hace en dos papers publicados en estos días.

 

El primero de ellos se titula “COVID-19 y la desigualdad global de ingresos” (NBER Working Paper 28392). Esto dice su resumen: “Existe una generalizada creencia que la pandemia del COViD-19 ha aumentado la desigualdad global de ingresos, reduciendo más los ingresos per cápita en los países pobres que en los países ricos. Este supuesto es razonable pero es falso.

 

Los países ricos han experimentado más muertes por habitante que los países pobres; a pesar de sus mejores sistemas de salud, ingresos más altos, gobiernos más capaces y mejor preparación. Los Estados Unidos tuvieron peores resultados que algunos países ricos, pero mejores que otros varios. Los países con más muertes tuvieron mayores caídas de ingresos.

 

Por lo tanto, no solo no hubo ninguna compensación entre vidas e ingresos; menos muertes significaron más ingresos. Como resultado los ingresos cayeron más en los países de mayores ingresos. País por país, la desigualdad internacional de ingresos se ha reducido.

 

Cuando los países son ponderados por su población, la desigualdad internacional de ingresos aumentó, no porque los países pobres divergieron de los ricos, sino porque China -que ya no es un país pobre- tuvo menos muertes y un crecimiento económico positivo, alejándose de los países pobres. Que estos descubrimientos son el resultado de la pandemia es confirmado comparando la desigualdad global de los pronósticos del FMI en Octubre de 2019 y Octubre de 2020”.

 

El otro paper “PIB, Bienestar y Salud: Ideas sobre la Ronda 2017 del Programa de Comparación Internacional”, (NBER Paper 28177), lo escribe en co-autoría con Paul Schreyer, economista de la OCDE, y el Programa mencionado es también de esa organización.

 

Es, al menos, curioso, que OXFAM diga basar sus conclusiones en el FMI, el Banco Mundial y la OCDE. En ese otro paper, los autores revisan los avances de ese programa que busca desarrollar una metodología para poder comparar datos del PIB de distintos países.

 

Allí sostienen: “El FMI, en su informe 4, de Octubre 2020, pronostica un crecimiento positivo para China en 2020 de 1,9% comparado con una caída de 4,3% para los Estados Unidos y una caída del 9,8% para el Reino Unido. El pronóstico para el ingreso per cápita en África es una reducción del 2,6% comparado con un 5,8% para los países ‘avanzados’, y 8,3% para el área del Euro. Estos pronósticos, si esos número o parecidos se confirman, traerán una brusca reducción de la desigualdad global”.

 

La conocida “falacia de la autoridad”, sostiene que una afirmación no es necesariamente correcta porque la persona que la diga tiene autoridad en la materia. No porque Deaton haya recibido el Premio Nobel por contribuciones sobre estos temas, sus afirmaciones serán necesariamente correctas, pero al menos derrumban la apelación a la autoridad que OXFAM realiza cuando refiere a esas mismas organizaciones internacionales y a un cierto número de economistas.

 

Asignarle la culpa de todos los males del planeta al capitalismo y a los ricos y decir que todo va de mal en peor prende en todos aquellos que buscan un malvado o una conspiración detrás de cada cosa que pasa, pero es un muy pobre reflejo de lo que está pasando.