viernes, 20 de abril de 2018

LA QUINTA PATA DEL GATO




por Paul Battiston
Informador Público, 19-4-18


Sólo por un departamentito…

Las pruebas fueron insuficientes…

Todo es pequeño y nada es suficiente para definir a Lula Da Silva. Escalas que quedan revertidas desde el ángulo de la justicia y que hasta por su eficaz pequeñez engrandecieron repentinamente una contrafigura. La del juez Moro ese que ante las circunstancias ahora todos recuerdan de su origen casi insignificante en esa justicia común (uno del montón). Un peón que acoso y derribo al rey y si no es con pruebas ¿de qué otro modo podría haberlo hecho?

Aunque los festejantes progresistas de Lula del lado argentino se esmeren en recordarlo como el líder de los trabajadores quienes disienten de esa ideología progre no deberían olvidar que quien cayó es el fundador del Foro de Sao Paulo. Ese engendro que en sus cumbres cobijo partidos políticos y grupos insurgentes por igual. Que fijo pautas de adoctrinamiento y procedimientos precisos para que las democracias quedaran redefinidas de modo de no tener inconveniente de incluir a Cuba o la Venezuela de Chávez en la plena definición de la misma.

Del Foro de Sao Paulo se impartieron reglas precisas para el amedrentamiento e intromisión en los que deberían ser poderes antagónicos.

El funcionamiento republicano y un periodismo crítico no eran compatibles con las doctrinas progresistas impartidas por el Foro.

El socialismo Light del siglo 21 era y es desde la óptica de los concurrentes al Foro la única opción para el futuro latinoamericano lo que deja claro que la convivencia y diversidad de posturas y corrientes políticas estaba fuera de su nueva redefinición de democracia.

Lo de “Light” no hace referencia a blandura si no a su nueva forma de arribo e imposición que ya no es aceptable por la fuerza (como en los 70) si no por una minuciosa estrategia de infiltración, aprovechamiento y reformulación de lo que según su acotado criterio debería ser una democracia. La gran herramienta que engloba estos procedimientos es la llamada “corrección política” que impide e impone el desarrollo de temas políticos acorde a los mandamientos del Foro. El resultado final esperado la edificación gradual de un encierro socialista con todas sus características ya conocidas.

Que el Brasil de Lula a tan poca distancia temporal sea recordado como de progreso (y quizás orden) es solo una parte del engaño. Las consecuencias de sus políticas socialistas fueron claramente visibles en el gobierno de Dilma. No por haber llegado a un destiempo conveniente lo alejan de responsabilidades durante su gobierno.

Brasil fue festejado como un promisorio integrante de los BRICS pero hoy nuevamente las consecuencias de sus recientes políticas progres lo mantienen en una crisis.

Se le atribuye a Lula haber sacado al 10% de la población de la pobreza ¿deberíamos entonces suponer que debido a desaciertos de Dilma y los ajustes de Temer los mismos casi volvieron a su lugar de partida? O simplemente que el progresismo es experto en dilapidar el ingreso publico para generar una pobreza estructural que por un instante se sentirá favorecida mientras el desbalance fiscal lo soporte.

La pobreza estructural es esa que fue atendida de forma tal que en un plazo de 10 años termina siendo absolutamente incapacitada de sostenerse por sí misma. Aclaración necesaria por si alguien pretende hacer un paralelismo con la pobreza que Perón abordó en las décadas del 40/50.

Las políticas socialistas (ahora rebautizadas como progresistas) han llevado espuma loca y serpentina mediante (la fiesta del despilfarro) a las economías a su colapso y dejan a sus sucesores obligados a los ajustes solo con la vaselina (el doloroso retorno al orden).

Venezuela es una excepción habiendo quedado el propio Maduro dentro del alcance de la onda expansiva socialista. Lo de Cuba es totalmente explicito y quizás veamos algo semejante propiciado por la búsqueda de eternidad de Evo.

El tamaño de Brasil siempre nos ha opacado, su población hace que su costo de mano de obra siempre nos resulte un problema.

La inevitable globalización nos puso como primer inevitable escalón hacia una apertura comercial a Brasil. Nuestra integración con el mismo decretada por Alfonsín pero concretada por Menem era absolutamente necesaria y tuvo como una de sus consecuencias el casi exterminio de la industria zapatera en Córdoba incapaz de competir con los costos de la brasilera pero en otros rubros ocurrió a la inversa. Fueron consecuencias de estar en el mundo y decir presente.

Pero ante los vaivenes del mundo queriendo globalizarse, Argentina quedo resignada a recoger los restos del éxito de Brasil o compartir sus fracasos. Brasil seria el rector latinoamericano y Argentina acompañaría.

Un Lula en libertad hubiera significado una casi segura continuidad del progresismo en Brasil al mismo tiempo que Argentina parece fortalecer la tendencia de alejamiento de esa ideología con lo que posiblemente se habría producido un despegue de los vaivenes del gigante con posibilidad de regir en lugar de acompañar.

Temer por el contrario (a excepción de la corrupción) ha decidido tomar un camino contrario y muy acelerado concordante con el escaso tiempo que le queda. Una descomposición del progresismo con Lula preso pone a Argentina a correr tras de Brasil nuevamente y parece que la carrera será mas acelerada que la de la década del 90.

La derecha de Brasil mas que reposicionarse como la alternativa parece estar en la postura de revancha en una escala similar a la que la izquierda argentina tomo apoyándose en CFK.

Los adoctrinamientos en escuelas, la creación de estructuras de choque como La Cámpora, el copamiento de instituciones publicas y la intromisión en poderes de contrapeso como llevo adelante Justicia Legitima fueron consecuencia directa de lo establecido en el Foro de Sao Paulo.

Hoy el encarcelamiento de su mentor puede convertirse en una presión hacia la justicia en especial la federal que con individuos de un calibre lejanamente superior a lo que seria una figura equivalente al juez Moro aun no ha podido punir la corrupción reciente con un cúmulo de pruebas que más que un departamentito serían casi una provincia.