Excelsior, 28/04/2018
El mayor sacrificio de niños de la América
prehispánica ha salido a la luz en Perú, muy cerca de Chan Chan, la ciudad de
barro más grande del continente, para revelar una hecatombe sin precedentes,
donde murieron casi de manera simultánea 140 niños acompañados de 200
llamas.
Ocurrió hace 550 años en la civilización Chimú, que
dominó la costa norte del Perú antes de ser conquistada por los incas, y su
hallazgo, difundido en exclusiva en el sitio web de National Geographic, que
financió la investigación, revela la importancia de los sacrificios para este
pueblo.
Si bien ya existían evidencias de sacrificios humanos,
incluidos niños, entre civilizaciones precolombinas, como acreditan varias
momias encontradas en las cúspides de los Andes, ninguno en número y magnitud
como éste, oculto durante siglos cerca de la ciudad de Trujillo y de su popular
playa de Huanchaco.
Es complicado saber si pasó el mismo día, pero sí en
el transcurso de una semana o unos pocos días", explicó el arqueólogo de
la Universidad Nacional de Trujillo Gabriel Prieto, artífice del descubrimiento
junto a su colega John Verano, de la Universidad de Nueva Orleans (Estados
Unidos).
Los exámenes practicados a los restos óseos
determinaron que en la hecatombe murieron a partes iguales niños y niñas de
edades que oscilan entre los 6 y 15 años, aunque la mayoría tenía entre 8 y 12
años, mientras que las llamas también eran ejemplares jóvenes, de entre 6 y 9
meses.
Según Prieto, el sacrificio fue posiblemente una
"respuesta desesperada" de los gobernantes Chimú frente a una
inundación o riada causada por las lluvias torrenciales del fenómeno
climatológico de 'El Niño', un evento periódico que el año pasado causó en la
misma región cerca de 80 mil damnificados.
Están "casi convencidos" de ello, porque en
la costa peruana nunca llueve salvo con 'El Niño', y los cuerpos habían sido
depositados sobre una capa de barro húmeda en la que quedaron las huellas de
los pies descalzos de los niños, las sandalias de los adultos que los llevaron
hasta ese lugar y las pezuñas de las llamas.
Aunque no existen textos que narren este
multitudinario sacrificio, pues las civilizaciones del Antiguo Perú carecían de
escritura, los investigadores apuntan a que fue una ofrenda para aplacar la ira
de los dioses y así amainar las lluvias, que podían poner en riesgo Chan Chan,
el mayor exponente arquitectónico de los Chimú, declarado patrimonio de la
Humanidad y donde llegaron a vivir 60 mil personas.
Ellos ofrecieron lo más importante que tenían. Por un
lado, sus niños, y por otro, las llamas, el único animal de carga de la zona
andina que además era un elemento importante en la dieta, ya que su carne era
lo más consumido por los Chimú", explicó Prieto.
El sacrificio consistió en hacer un corte horizontal
en el pecho que partiera el esternón por la mitad para, posiblemente, romperles
la caja torácica y así quizás extraerles el corazón, "aunque eso es muy
difícil de demostrar", aclaró el arqueólogo.
Los restos de la matanza ritual, ubicada en el sitio
arqueológico Huanchaquito-Las Llamas, comenzaron a ser desenterrados en 2011
con el apoyo de la Municipalidad de Huanchaco y la Universidad de Yale, después
de que los primeros restos óseos emergieran en mitad de una zona ya urbanizada,
si bien hasta 2014 no se reanudó la investigación.
El gran valor que tiene es que, además del sacrificio
masivo de niños, muestra cómo un sitio arqueológico no tiene que ser Machu
Picchu o las Líneas de Nazca para generar un gran impacto en la sociedad",
apuntó Prieto.
Por eso es importante preservar los sitios
arqueológicos, porque no sabemos las historias que esconden", agregó.
Como Huanchaquito-Las Llamas, en todo Perú hay
esparcidos miles de sitios arqueológicos, algunos casi en estado de abandono,
que son el legado de las civilizaciones que habitaron su territorio durante los
últimos 5 mil años.