El sistema político
estadounidense, aunque formalmente abierto, en realidad margina 'de facto' a
otros candidatos que intentan lograr ser visibles en los medios de comunicación
y superar los farragosos trámites legales para que sus papeletas estén en los
colegios electorales. Esta año además del libertario Johnson y el
constitucionalista Goode se presentan candidatos como Jill Stein, del Partido
Verde, que plantea un discurso ecologista y de izquierda que critica a las
grandes empresas y denuncia ataques contra las libertades civiles.
"Imponen la
austeridad a la gente corriente mientras dilapidan billones de dólares en
guerras, rescates a Wall Street y exenciones fiscales para los más ricos",
denunciaba Stein en un debate celebrado con Johnson hospedado por la radio
pública NPR. Stein defendió además los servicios sanitarios como derecho
fundamental de los ciudadanos y una educación universitaria pública y gratuita.
También aspira a
seguir los pasos del billonario tejano Ross Perot o del propio Nader el último
candidato significativo: Rocky Anderson, del Partido Justicia, alcalde de Salt
Lake City entre 2000 y 2008 como independiente. Anderson defiende un programa
socialdemócrata clásico, ecologista y que promueve una sanidad universal y
asequible, el cierre de la mayoría de las bases militares en el extranjero o el
procesamiento judicial de los responsables de la actual crisis económica.
Con
opciones de obtener entre 50 y 270 votos electorales estarían otras propuestas
como las:
del Partido por el Socialismo y la Liberación
o el Partido Socialista
Obrero (comunistas),
el Partido Independiente Americano (ultraconservador),
el
Partido Paz y Libertad (socialdemócrata).
El resto de candidaturas no tienen
posibilidad de conseguir más de 50 votos electorales, ya que no se presentan en
la mayoría de los estados de la unión.