lunes, 11 de septiembre de 2017

MEGA-ENDEUDAMIENTO DEL BANCO CENTRAL


Por Héctor GIULIANO
(9.9.2017)

La deuda del Banco Central (BCRA) por Lebac  al 31.8 pasado – según acaba de ser informada por la entidad – supera ya la cifra récord histórica de un billón de pesos (1 B$), equivalente a unos 60.000 MD (Millones de Dólares).

Esta deuda constituye la mayor parte de la deuda cuasi-fiscal o propia del BCRA, que se denomina así para diferenciarla de la Deuda Pública del Estado Central o del Tesoro Nacional, que es la Deuda Fiscal (una deuda que a su vez pasa hoy los 300.000 MD y se computa por separado).
El monto de la deuda por Lebac – Letras a muy corto plazo del BCRA (la mayoría con vencimientos a 30-35 días) – se renueva en forma virtualmente total e incluso se incrementa aún más todos los meses a través de subastas en las que participan sólo una decena de bancos que conforman un oligopsonio local (monopolio de pocos compradores de estos títulos, que lo hacen por cuenta propia y/o por cuenta de terceros).

El monto acumulado de los pasivos por Lebac supera hoy la Base Monetaria (BM) de la Argentina – dinero circulante más cuentas corrientes en pesos - que es de 838.400 M$ (Millones de Pesos, equivalentes a 48.300 MD).

Esta situación es tan grave como insólita ya que el BCRA paga intereses por estas Lebac a una tasa promedio del orden del 27 %, lo que significa la sangría financiera de unos 270.000 M$ por año; solamente en concepto de intereses ya que el capital o principal de las obligaciones, como dijimos, se renueva en forma prácticamente total.

Hace pocos días, el presidente del BCRA, Sturzenegger, se lamentó en un discurso de que el gobierno kirchnerista hubiera gastado innecesariamente 11.200 M$ entre el 2008 y el 2015 para persistir en la emisión de billetes de 100 $ sin pasar a billetes de mayor denominación pese a la inflación creciente que ocultaba. Pero el mismo titular paga hoy 270.000 M$ por año en concepto de intereses solamente por Lebac.

Esta suma de intereses significa un promedio de 740 M$ por día, que es un importe semejante al de los intereses que el Tesoro paga paralelamente por su Deuda de la Administración Central (250.000 M$/año ≡ 700 M$/día,  según Presupuesto 2017).
La sangría financiera por estos servicios de intereses del BCRA configura un verdadero agujero negro en las finanzas del Estado Argentino, nunca ha ocurrido a este nivel en la historia financiera de nuestro país y no se tiene conocimiento que una situación análoga se dé hoy en otras partes del mundo con la misma magnitud.

El stock de las Reservas Internacionales de la Argentina – siempre en base a los últimos datos al 31.8 – es de 48.900 MD. Pero tales reservas no son propias porque no fueron compradas con recursos genuinos del BCRA ni con fondos provenientes de la Tesorería sino con emisiones de Deuda:
a)    El BCRA imprime dinero sin respaldo para comprar divisas que pasan a formar parte de las reservas pero luego absorbe ese dinero colocando Lebac entre el grupo de bancos que maneja el negocio de estas letras a través de su carta extorsiva de exigir mayores tasas de interés a cambio de no desplazarse hacia la compra de dólares.

b)    El BCRA acepta así pagar tasas de interés altas y crecientes por esas Lebac, que renueva todos los meses y que en los últimos tiempos ha venido aumentando a razón de un punto porcentual promedio cada mes (tomando como referencia la tasa a 30-35 días de plazo): 25.5 % el 15.7, 26.5 % el 15.8 y actualmente más del 27 % en las operaciones que el Banco realiza en el Mercado Secundario. Siendo que los importes de letras que vencieron en las dos últimas subastas fueron de 535.000-530.000 M$ por vez (con un pago de intereses que, según el mix de vencimientos, está entre 14.000 y 12.000 M$ por mes).

c)    Con los pesos emitidos el BCRA compra dólares en el Mercado y luego es el mismo BCRA el que retira esos pesos del Mercado para contraer la Base Monetaria, que aumenta precisamente con estas grandes emisiones de papel moneda.

d)    Todo esto significa que el BCRA compra Reservas con Deuda: el stock de las reservas es actualmente superior a los 50.000 MD pero el stock de letras que sirvieron para comprar dichas reservas equivale a los 60.000 MD.

e)    Con este método de emisión espuria de dinero el BCRA compra dólares en el Mercado, que son divisas que provienen básicamente de dos fuentes: liquidación de exportaciones (en su gran mayoría agropecuarias) e ingresos por desembolsos de Deuda Externa (deuda contraída casi toda por el Estado Central y también – en menor medida - por colocaciones de deudas en el exterior de Provincias y Empresas Privadas).

f)     Se da así la paradoja que cuando el gobierno contrae deuda externa con terceros – acreedores privados y organismos financieros internacionales – se produce, al menos en lo inmediato, un doble endeudamiento porque la gran mayoría de esos fondos se destina a cancelar vencimientos renovando íntegramente las obligaciones originales (pago sistemático y total de deudas con nuevas deudas) pero además las divisas que transitoriamente se retienen como reservas del BCRA dan lugar a la emisión de dinero antes citada  y esta emisión excedente deriva en su absorción con Lebac, lo que implica que parte de la Deuda Externa del Tesoro termina así dando lugar a una paralela Deuda Interna del BCRA.

Esto último es particularmente grave en el caso de los préstamos de organismos multilaterales de crédito – como el BID, el Banco Mundial y la CAF – con los que el gobierno sigue contrayendo préstamos en moneda extranjera para financiar obras públicas y de infraestructura que se pagan mayormente en pesos (carreteras, escuelas, hospitales, centros turísticos y hasta planes sociales), lo que constituye un despropósito; un despropósito que sirve para aumentar artificialmente el stock de reservas con deuda.

g)    Recientemente, el BCRA comenzó a elevar también las tasas de interés de las Lebac a plazos mayores a 35 días (que constituyen más de la mitad del total) para tratar de mejorar la curva de rendimientos de los tomadores de letras y buscar con ello diferir un poco la asfixia financiera por la enorme masa de vencimientos mensuales que tiene, pero esto no cambia el fondo de la cuestión porque encarece más aún los intereses para todos los plazos.

En el marco de su política de Gobernar con Deuda, el gobierno Macri – a través del BCRA – ha venido aumentando su pasivo cuasi-fiscal tanto o más que la deuda fiscal o del Tesoro: el saldo de Lebac era de 282.100 M$ a fin de 2014, pasó a 416.900 M$ a fin del 2015, ascendió a 698.400 M$ a fin de 2016 y actualmente pasa el billón de pesos: 1.030.700 M$.

Los intereses a pagar sobre este monto de endeudamiento son el subproducto lógico del costo que la administración macrista paga a los capitales financieros para que – estabilidad cambiaria mediante – estos fondos especulativos, internacionales y locales, sigan obteniendo tasas de ganancia en la Argentina que son las más altas del mundo.
Paradójicamente, el mismo presidente que desde que asumió se la pasa pidiendo aumento de las Inversiones Extranjeras Directas (IED) es el mismo que ofrece las mejores tasas alternativas de rentabilidad financiera gracias al negocio de especulación que se administra desde el BCRA y en coordinación con la banca privada.

Con el argumento de contener la Inflación por medio de la suba de las Tasas de Interés el BCRA atrae capitales golondrina que usufructúan el negocio financiero que se alienta y organiza desde el propio Estado y a costa de la usura creciente que pesa así sobre las Finanzas Públicas.
El mantenimiento del lucrativo arbitraje privado entre tipo de cambio y tasa de interés (carry trade o bicicleta financiera) hace que las divisas que ingresan presionen sistemáticamente a la baja del dólar, con lo que el mecanismo se retroalimenta: a mayor tasa de interés del BCRA, mayor ingreso de dólares financieros y, consecuentemente, más oferta de divisas que entran al mercado, manteniendo así la tendencia a la baja en el tipo de cambio y presionando adicionalmente de nuevo sobre las tasas de interés de referencia (27 % por Lebac y 26.25 % por Pases Pasivos).

Con el agravante que hoy las tasas de las letras son cada vez más positivas frente a la inflación – al menos, frente a la inflación proyectada – y atraen así también capitales locales en pesos.
Toda esta enorme masa de dinero que el BCRA retrae de la circulación vía Lebac tiene, entre otras, tres consecuencias particularmente graves para la Economía Argentina:
  1. Aumenta la deuda cuasi-fiscal y las sumas extraordinarias por intereses a pagar.
  2. Estimula en forma perversa el desvío de dinero de los negocios productivos a los especulativo-financieros. Y
  3. Disminuye el quantum de dinero prestable por los bancos privados y oficiales (que también participan en gran medida en el sostén de las compras y los stocks de Lebac) y con ello disminuye también el destino productivo del Crédito, aumenta su costo y sus consecuencias recesivas se transmiten a la Economía Física o Real.
Lo que ocurre es que, en definitiva, todo esto es parte de la misma cuestión de fondo: el gobierno Macri es un gobierno total y absolutamente deuda-dependiente, es decir, una administración de gobierno sostenida por el capital financiero-bancario a través del aumento sistemático de la Deuda Pública y sus servicios.
Si dejase de pagar a sus acreedores ese diezmo laico de los intereses usurarios que abona corre el riesgo cierto de que los capitales especulativos se desplacen de las letras a los dólares y con ello se tenga que blanquear la Crisis de Deuda existente, con la pérdida consiguiente de estabilidad financiera y política del gobierno.

El BCRA declara que actualmente rige un tipo de cambio flotante pero esto no es estrictamente cierto: es un eufemismo que enmascara la realidad de su intervención indirecta pero constante sobre la oferta de dólares, que se regula a través de la Tasa de Interés; por lo que, en los hechos, no existe verdadero Mercado Libre de Divisas.

La finalidad primaria del aumento de las tasas oficiales de referencia – que constituyen el piso de las tasas de interés del Mercado – no sería entonces el freno de la Inflación sino el mantenimiento de un retraso cambiario, que es la principal herramienta que el gobierno Macri puede mostrar a los acreedores para garantizar el creciente gasto corriente por el pago de los intereses actuales y de los intereses adicionales que se van sumando por las nuevas deudas en moneda extranjera (externas y locales) que contrae.

El gobierno Macri, metido cada vez más en la encerrona financiera de una trampa de deuda perpetua – fiscal y cuasi-fiscal – trata de sostener así el altísimo costo que le permita llegar a las elecciones parlamentarias del 22.10 sin nuevos desequilibrios cambiarios, pagando para ello las más altas tasas de interés posibles mientras vende a la opinión pública un discurso de expectativas contradicho con las realidades económicas y financieras de la Argentina.
Es el costo financiero que el Macrismo está pagando para lograr mejor posicionamiento propio y más alianzas con la partidocracia que le permitan alcanzar las mayorías mínimas que necesita en el Congreso para aprobar los planes de ajuste y reformas estructurales que los acreedores le exigen para poder sostener los servicios crecientes de la Deuda Pública.