La medicina en la tradición islámica
La Voz del Interior, 7 de agosto de 2018
Por Ali Badrán
Imán de Córdoba
Cuando se consideran la salud y la enfermedad, se
tiene en cuenta que el ser humano está conformado por cuerpo y espíritu. Por
esa razón, los médicos dividieron su sabiduría en dos.
El jueves de la semana pasada se inició el dictado de
la Cátedra Libre de Asuntos Interreligiosos Juan José Ribone, en el
Departamento de Formación de la Facultad de Ciencias de la Salud de la
Universidad Católica de Córdoba. El tema abordado es: “Salud y enfermedad en
las distintas tradiciones religiosas”. La primera clase la dictó la tradición
católica.
En los jueves siguientes, los temas por tratar son
desde la perspectiva islámica, judía, evangélica, bahaí y católica armenia, en
ese orden.
Respecto de la tradición islámica, podemos decir que
para conocer los orígenes de su medicina tenemos que remontarnos al Imperio
Bizantino, cuando los cristianos nestorianos fueron expulsados de Bizancio y se
establecieron en la ciudad de Ganduhapur, en Persia, donde fundaron la Escuela
de Medicina.
Con la conquista de Persia por los musulmanes, en el
siglo VIII, todo este saber fue primero asimilado y después extendido por esta
nueva cultura religiosa. A finales de ese siglo, esta Escuela de Medicina fue
trasladada a Bagdad, que era la capital del Califato, y cambió de nombre y fue
designada “Casa de la Sabiduría”, en la que se comenzaron a traducir todas las
obras científicas de médicos y filósofos de la antigüedad, en especial de los
griegos como Aristóteles, Hipócrates, Galeno y Discórides.
La asimilación de estos tratados griego fue posible
porque los musulmanes que estudiaban cumplían con lo que el profeta Muhamad
(Mahoma) ya había dicho: “Busquen el saber aunque tengan que viajar a la
China”. O bien: “Quien deja su casa para dedicarse a la Ciencia está siguiendo
el camino recto que Dios le ha trazado en esta vida mundana”.
Cuando se consideran la salud y la enfermedad, se
tiene en cuenta que el ser humano está conformado por cuerpo y espíritu. Por
esa razón, los médicos dividieron su sabiduría en dos. Una sostiene que las
personas son creación de Dios y la otra, que los individuos son un conjunto de
órganos, funciones y elementos.
Los médicos musulmanes diagnosticaban explorando al
enfermo y aplicaban el saber teórico adquirido. Sostenían que los tres órganos
más nobles del cuerpo humano son el corazón, el hígado y el cerebro. Y esto era
lo primero que se debía explorar para después aplicar el tratamiento clínico.
Uassalamu Alaicum (La paz sea con todos).