domingo, 21 de enero de 2024

MILEI, CATALIZADOR PROBABLE


POR HUGO ESTEVA

 

La Prensa, 20.01.2024

 

En química biológica un catalizador es un agente que hace posible la reacción entre otras substancias, habitualmente acelerándola, pero sin consumirse ni cambiar su naturaleza, como sucede con las demás involucradas en el producto final.

 

Por lo que hasta aquí se ve, el Presidente Milei va resultando ser algo así tanto en el orden local como, a partir de su actuación en el foro de Davos, en el internacional. Obsérvese, si no, cómo provocó aquí la espontánea división de aguas entre los opositores al kirchnerismo, dejando separados -automáticamente y por su sola presencia- a los radicales socialdemócratas y a otros tantos progresistas que hubieran querido colársele tras la derrota de ese peronismo tergiversado. Véanse la inmediata reacción de los gobernadores continuistas -tipo el impresentable riojano- y el apurado corcovo de los asentadísimos dirigentes sindicales, más papistas que sus propios presuntos representados. Si hasta los capos narcotraficantes parecen haberse apresurado para hacerse notar con más virulencia en este último mes…

 

Pero lo más llamativo es que Milei se haya atrevido a plantear lo que ha dicho frente a la gran parte de los mandamás del mundo que se reúnen simbólicamente en Davos. Porque, fuera de ideas económicas que no pueden haber llamado demasiado la atención en un ambiente donde la opresión financiera se oculta habitualmente bajo diplomas de libertad, que el Presidente de un país remoto y debilitado se haya permitido pronunciarse de frente contra la cultura del “feminismo radical”, contra el “aborto sangriento” y contra el control demográfico que enarbolan los organismos internacionales bajo el pretexto de evitar el daño del planeta, tiene una importancia cultural tan grande como para que los medios de comunicación adictos a la agenda 2030 no cesen de disimularla. Pronunciamientos que, en vez, abren para nosotros un paréntesis de esperanza; aunque tendrán que transformarse en hechos para que en nuestra patria podamos permitirnos creer

 

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La doctrina económica liberal que se proclama es en realidad secundaria, por más que los economistas quieran multiplicar su valor. El liberalismo, por una parte, no inventó la libertad ni siquiera en ese plano. Y aunque hoy dé con razón la pelea contra el colectivismo que históricamente engendró, el relativismo filosófico que lo caracteriza no tiene nada que ver con la verdadera libertad: esa que sólo nace de la verdad y no de la pugna de egoísmos entre el que quiere vender caro y el que pretende comprar barato. Porque hace falta mucho más que “libre oferta y demanda” para hacer grande a un país.

 

CASTELLANI, ILUMINA

A raíz de su razonable hartazgo frente al elefantiásico e inútil Estado que impide todo y todos sufrimos, pero debiendo ejercer el Poder Ejecutivo, nuestro nuevo Presidente tendría que leer al Padre Leonardo Castellani, sacerdote católico y nacionalista para su sorpresa, cuando trae desde el remoto pasado -porque no pretendió ser un inventor- la sencilla y profunda definición de un Estado vituoso, que debe dedicarse con exclusividad a “hacer la guerra, ejercer la Justicia y trazar caminos”.

 

Caminos, sí, hacia donde sean necesarios pero la iniciativa privada no esté en condiciones de llegar; para después, cuando esos caminos iniciales estén consolidados, dar lugar a su desarrollo a manos del emprendimiento individual. Sencillo de entender, política y culturalmente virtuoso si se emprende con honestidad gubernamental.

 

Por supuesto, con este solo discurso Milei se ha cargado una serie importantísima de enemigos que muchos de sus hasta aquí colaboradores no se deben haber siquiera imaginado, y entre los cuales los papeloneros Macron, Beiden y Sánchez son apenas muestra gratis. Los laboratorios de Frankfurt, el gramcismo, las variantes socialdemócratas, el racimo LGTB con su larguísima variedad de perversos etcéteras, y los socialismos indoamericanos son empresas que van a hacer todo lo posible por sacárselo de encima. Tiene de su lado a una inteligente vicepresidente y a un pueblo argentino que, si esto se profundiza, va a volver a pensar en términos de independencia y soberanía.