jueves, 4 de marzo de 2010

COMUNICADO




“Bruta, torpe y testaruda, una muestra sorprendente de chatura intelectual; el robo del siglo y una verdadera burla al Congreso Nacional y a la totalidad del Pueblo Argentino.”

La inescrupulosa decisión de Cristina –y Néstor desde las sombras- de apropiarse mediante un golpe de mano de las “reservas de los argentinos”, incubará una nueva crisis de características imprevisibles, dejando nuevamente abierta las puertas al bloqueo y posterior embargo de las reservas nacionales tanto en EEUU, como en Basilea.

CFK consumó ayer una de las defraudaciones políticas más graves de toda la historia nacional, superando incluso a la provocada por la Alianza delaruista de fines del siglo pasado y a la provocada por los gobiernos neo populares de Alfonsín y Menem, por citar a los de los últimos veinticinco años de historia argentina. Retrotrayéndonos en el tiempo esta defraudación política supera incluso a la de los gobiernos de Irigoyen, Alem, Farrel, Frondizi o a los de la segunda mitad del siglo XIX.
La actual crisis argentina no es un problema coyuntural, sino por el contrario es un momento de la decadencia institucional que lleva ya casi medio siglo, como resultado y consecuencia del total y absoluto desconocimiento de las más elementales normas constitucionales y del profundo deterioro del sistema democrático de partidos políticos que exige, a esta altura de los hechos, el cambio más profundo de los existentes y hasta quizás el surgimiento –o resurgimiento desde lo ideológico- de otro u otros realmente progresistas y modernos, como lo fuere en su creación el Partido Peronista.
En su discurso de Apertura de las Sesiones Ordinarias –pronunciado ayer- CFK no mencionó una sola “propuesta a futuro”, limitándose a cuestionar y admonizar tanto a la oposición, como a la justicia y a los medios de comunicación. Los únicos anuncios realizados fueron la derogación del DNU del Fondo del Bicentenario al que reemplazó por otros dos, que además de no diferir del derogado, en un verdadero “golpe de mano” que pretendió –y quizás logre- la apropiación lisa y llana de las reservas nacionales obtenidas por el pueblo, en base a penurias, sacrificios y postergaciones principalmente de los más humildes y carenciados.
Es muy difícil alentar una esperanza frente a las actitudes autistas, torpes y de soberbia emanadas del continuo accionar de la Presidente, y a la candidez o estupidez de los políticos que se aprestan a suceder o a enfrentar a los Kirchner. Inútilmente tratan de disimular la carencia de un proyecto de nación y aun, hasta de un programa de gobierno; algunos todavía creen que las ideas de los Kirchner fueron buenas y sólo perversas sus métodos autoritarios y corruptos esbozando apenas una reforma gatopardista.
Otros, descubren ahora –demasiado tarde quizás- que aun sin autoritarismo y sin corrupción, el mal llamado “modelo K” es inviable y, como mínimo, equivocado; estos enfrentan el test de aceptar o no las medidas propuestas y las que vayan sucediendo de aquí en adelante, y a la vez justificarse ante el pueblo por haber acompañado durante tanto tiempo a este régimen. Ese peronismo “no K”, o mal llamado “centroizquierda” o “la nueva generación” (Alberto Fernández, Urtubey, Bruera, Masa, etc.) deberá aprobar o rechazar ciertas medidas que están muy próximas a su manera de pensar.
Lamentablemente tampoco la oposición –no peronista y hasta el peronismo disidente o “federal”-, salvo muy meritorias excepciones, suele formular un modelo político, filosófico y económico nuevo y de largo plazo, o por lo menos de mediano plazo, y tampoco parecen tener la voluntad de conformarlo y de llevarlo a cabo. Confían en que algunos “retoques” harán posible la salida de esta crisis, pero no asumen que no saldrán de la decadencia ya que, como en tantas otras oportunidades defraudadas, las “mejoras” no alcanzarán el nivel de “bonanza” y “felicidad” popular de otras épocas y períodos aun recordados por el pueblo argentino.
La Presidente enfrentó un Congreso adverso, pronunciando un chatísimo discurso pleno de autoelogios, y previsiblemente agraviante para con la oposición, la justicia y el medio Clarín, intentando defender un “modelo-programa” económico, pareciendo desconocer que “su ciclo” está totalmente agotado y terminado. Y la torpeza y testarudez se enseñoreo cuando opuso “el país irreal de los medios” al “país real” del kirchnerismo, mostrando una ilusoria visión donde no existe la inflación, ni los altísimos índices de pobreza, desocupación, exclusión y desigualdad.
Es verdaderamente significativo que los K y sus opositores se enfrenten en el recinto legislativo, porque es justamente allí donde se terminará sabiendo, en el transcurso de los próximos meses –o quizás semanas- hasta qué punto difieren o coinciden con el pensamiento oficial aquellos sectores del arco opositor que pretenden reemplazarlo. El autismo K cree haber iniciado una “nueva etapa histórica” en la política argentina, pero lo realmente grave, es que muchos de sus opositores y adversarios, aunque con signos negativos, piensan lo mismo.
Tamaña estupidez entraña creer que el fin de éste régimen significará, para los seguidores un retroceso, y para los detractores la terminación de los males y las penurias y el verdadero comienzo de una época mejor, de prosperidad, crecimiento y desarrollo; mientras ambas visiones niegan y descreen que están simétricamente equivocados, pues como todo “fenómeno político” el kirchnerismo tiene sus aspectos singulares e irrepetibles, aunque sea imposible desconocer que forma parte de una “tradición” política argentina personalista, autoritaria, no republicana y con una línea económica falsamente “nacionalista” antiexportador y aislacionista.
Tradición totalmente perversa y anacrónica en un mundo globalizado, regionalizado y posindustrial, que no naciera con los Kirchner y que puede sobrevivirlos, lo que sería simplemente peligroso; es cierto que el kirchnerismo expresó en su forma más exagerada las características que supieron mostrar durante los últimos cincuenta años tanto los regímenes populistas –en el peor sentido de la acepción- sino también los mal llamados democráticos.
Cualquiera fuera su procedencia, pulularon los gobiernos que incurrieron en similares distorsiones, sustituyendo los partidos por “alianzas” electoralistas, la división de poderes por el predominio del Ejecutivo o la sumisión de ellos al súper ministro de economía, las instituciones públicas por las corporaciones, el diálogo por el decisionismo, la representación ciudadana por la plebiscitación, el respeto por las minorías por el dominio irrestricto de las mayorías circunstanciales, el adversario político por el enemigo, los derechos sociales inalienables por el clientelismo más burdo, el federalismo por la sumisión de las provincias al poder central, el bien común por los intereses sectoriales, la burguesía nacional y el empresariado eficiente y verdaderamente productor por el capitalismo prebendarlo y subsidiado por el Estado, la ciega obediencia a la ley y el cumplimiento de los contratos por su transgresión continua y permanente.
Superar este círculo vicioso va a requerir de profundas transformaciones sólo factibles si se enfrentan intereses muy arraigados y se convoca al pueblo a duros sacrificios que indefectiblemente serán impopulares y que provocarán amplias resistencias; esto será imposible de no existir desde las clases dirigentes un accionar ejemplificador e ideológicamente coherente, siendo estas quienes deberán iniciar el camino del sacrificio exigido.
Las estructuras y los partidos políticos deberán dejar de lado el cortoplacismo y la mediatez de desentenderse de los resultados finales, asumiendo los costos políticos que deberán pagar por iniciar el camino de encarar políticas de Estado cuyos resultados serán visualizados en el mediano y largo plazo, el modelo de nación deberá ser definido y consensuado de cara al pueblo y en aras del desarrollo nacional definitivo.
Lo contrario es seguir recorriendo el actual camino de frustración y retroceso, cometiendo los mismos errores, gastando más de lo que se produce, o más de lo que se recauda y tratando de subsidiar por sobre la capacidad de producir riqueza recurriendo al remanido saqueo de los ahorros populares o los fondos jubilatorios, o como ahora a las reservas del Banco Central propiedad del pueblo y no de los gobernantes. Poco duran estas ilusiones, y como es irremediable culminarán las mismas en nuevas y similares frustraciones ya vividas, y archi conocidas: déficit fiscal, ajuste, devaluación, hiperinflación, depresión, default o estanflación con las secuelas conocidas de hambre, aumento de la indigencia y la pobreza, la desigualdad, la exclusión y la marginación, la generalización del desempleo y la perversa generación del delito como consecuencia de la falta de futuro.
Las buenas intenciones planteadas en el llamado al diálogo de la Presidente camuflaron el operativo político de apropiación de las reservas, transfugaron las convocatorias en aras del saqueo más vil y perverso de los ahorros populares, omitió ex profeso la mayor jactancia: que no es otra que no existe registro en la historia parlamentaria de ningún presidente que haya inaugurado las sesiones ordinarias anunciando la firma de dos decretos, hecho que es la negación misma de la significación del Congreso como institución democrática.
¡Verdaderamente, lo más parecido a una dictadura estalinista!
La defraudación vejatoria de CFK terminó asociando a opositores con oficialistas, defraudó a los Gobernadores que creyeron en que el “proyecto de ley” que se estudiaba iba a permitirles coparticipar del uso de las reservas, y a la oposición infantilista que creyó en que iba a terminar siendo el control del uso de las mismas; todo se trató de un telón que ayudó a esconder la trama brutal y perversa tramada desde Olivos.
El matrimonio no evaluó las consecuencias que tendrá este hecho tránsfuga, las opiniones airadas de opositores y hasta de algunos oficialistas desencantados con el accionar, amalgaman un nuevo polo aun más opositor que el generado con el accionar de diciembre y enero pasados. Opositores traicionados en su “buena fe” – ¿puede existir?- se juramentan para iniciar el camino de control al Ejecutivo, la modificación del Consejo de la Magistratura, la derogación del nuevo DNU por ser de “nulidad absoluta e insanable”, el aumento de las penas por actos de corrupción de funcionarios, la nueva reglamentación de la aprobación de los DNU, la modificación de la ley de medios de comunicación, etc., en definitiva “poner en movimiento” al parlamento.
La justicia, luego de las bochornosas e injuriantes denuncias de connivencia judicial con la delincuencia tiene motivos de sobra para movilizarse por sí misma, tanto en el caso de los DNU por avasallar los fallos de la jueza Sarmiento y de la misma Cámara que exigían la participación del legislativo en el uso de las reservas del BCRA, como en el de la denuncia generalizada de jueces en spots de las transmisiones del Futbol de Todos, o en las vertidas infundadamente por la Presidente en su discurso colocando en los umbrales de un verdadero y peligroso conflicto a los poderes Ejecutivo y Judicial. Deberá la justicia poner en la mira la decisión de Marcó del Pont y el resto del Directorio del Central al transferir las reservas sin que los decretos hayan sido publicados en el Boletín Oficial, o se respetaran los pasos previos obligatorios –como el informe técnico-.
Marcó del Pont está asistiendo quizás a su último acto administrativo, pues difícilmente sea “confirmada” en su cargo en un Senado traicionado y burlado por la Presidente y por ella misma, la aprobación de su pliego es casi imposible. Cuando se terminen de distribuir las comisiones el oficialismo verá surgir, al igual que en Diputados, un nuevo escenario donde estará en franca minoría aun en las comisiones que presida.
CFK nuevamente se transformó en una simple “comentarista”, no planteó que hará ni como modificará una realidad francamente adversa popularmente, no dijo si las denuncias realizadas pertenecen al país “real” o al país “virtual”, este nuevo latiguillo del cuasi desopilante discurso –si no fuera tan verdaderamente trágico- que pretendió ser “molde político” y que terminó por ser de verdad, una muestra sorprendente de chatura intelectual y discursiva.

Buenos Aires, 2 de Marzo de 2010.
Arq. José Marcelino García Rozado.
Movimiento Peronista José Ignacio Rucci.