Por: Juan Carlos Algañaraz
Un importante cargamento de 480 kilogramos de cocaína de gran pureza proveniente de Buenos Aires fue incautado en el puerto de Valencia por las autoridades españolas. Aunque el decomiso se concretó el 10 de marzo pasado, trascendió recién ayer, cuando se supo que la droga venía oculta dentro de tubos de aluminio acondicionados en palets de madera.
Desde noviembre pasado la Agencia Tributaria (equivale a la Aduana-AFIP argentina), que tuvo a su cargo la operación que culminó con la incautación de la cocaína, analizaba operaciones de importación de mercaderías que "no eran comercializados en el mercado interior en la misma proporción que se importaban".
Los investigadores comenzaron a ajustar el control sobre los contenedores que llegaban a los principales puertos españoles. Fue así que el 25 de febrero pasado llegó desde Buenos Aires al puerto valenciano un buque de bandera liberiana que transportaba varios contenedores.
Según el informe de las autoridades, a partir del control realizado se detectó que alguna mercadería era sospechosa. Entonces, en la zona aduanera se procedió a abrir los contenedores y comprobar las características de la mercancía antes de autorizar la entrega a los importadores.
La nota que informa sobre la operación señala que "en el contenedor se encontraron más de 240 cilindros de aluminio en palets (estructura de madera que sirve para facilitar el transporte de la carga) y con su interior hueco". El peso total de la carga era de 12 toneladas y los cilindros estaban sellados en los extremos con tapas de aluminio, por lo que fue necesario emplear herramientas especiales para poder abrirlos. "En el interior de los cilindros había 480 kilos de cocaína con una gran pureza", precisa el comunicado oficial.
Después de retirar la droga de los cilindros se le avisó al importador que podía retirar la mercadería. Ignorando que el cargamento había sido detectado, el hombre se presentó y fue detenido el 11 de marzo y puesto a disposición de la justicia, lo mismo que la documentación del caso. Ya se le dictó la prisión preventiva no excarcelable dada la gravedad del delito.
La policía informó que la investigación sigue abierta y que no se descartan nuevas detenciones. La Policía argentina ya ha sido informada para que colabore en la identificación de los individuos que prepararon el embarque de la droga y lo despacharon hacia Valencia.
Los investigadores tienen especialmente en cuenta en cuenta otro intento frustrado de introducir droga en España en una operación realizada casi simultáneamente con esta y que presenta muchas similitudes en su desarrollo.
Como informó Clarín el 10 de marzo pasado, un ciudadano argentino y otras ocho personas fueron detenidas y acusadas de integrar una banda que envió 174 kilos y medio de cocaína desde Paraguay hasta el puerto de Algeciras, en Cádiz, y desde allí a Sevilla desde donde se distribuía a toda España.
Estos arrestos se produjeron casi en simultáneo con la detención del responsable del cargamento de 480 kilos detectado en el puerto de Valencia. La información señalaba que el responsable de la red en Sevilla era el argentino, quien también iba a organizar la distribución de la droga en España. El centro de la operación en Sevilla era un conocido restaurante ubicado en la zona este de la capital andaluza, cuyo propietario era el cabecilla más importante de la red junto con el argentino, según informó la policía.
El restaurante iba a funcionar como laboratorio para cortar la droga y distribuirla, además de blanquear el dinero que produciría la operación. Se precisó, además, que el argentino y tres paraguayos estaban en España para controlar la droga hasta su entrega en Madrid. La red de narcos transportó el cargamento desde la nave hasta un polígono industrial.
Se puso en marcha entonces la parte culminante del operativo policial. Una comisión intervino en el buque, otra allanó el restaurante y se montó un gran operativo para detener a la mayoría de los delincuentes en el polígono. No fue fácil porque los narcos habían dispuesto una vigilancia exterior para protegerse, pero todos fueron detenidos.
Clarín, 23-3-10
Un importante cargamento de 480 kilogramos de cocaína de gran pureza proveniente de Buenos Aires fue incautado en el puerto de Valencia por las autoridades españolas. Aunque el decomiso se concretó el 10 de marzo pasado, trascendió recién ayer, cuando se supo que la droga venía oculta dentro de tubos de aluminio acondicionados en palets de madera.
Desde noviembre pasado la Agencia Tributaria (equivale a la Aduana-AFIP argentina), que tuvo a su cargo la operación que culminó con la incautación de la cocaína, analizaba operaciones de importación de mercaderías que "no eran comercializados en el mercado interior en la misma proporción que se importaban".
Los investigadores comenzaron a ajustar el control sobre los contenedores que llegaban a los principales puertos españoles. Fue así que el 25 de febrero pasado llegó desde Buenos Aires al puerto valenciano un buque de bandera liberiana que transportaba varios contenedores.
Según el informe de las autoridades, a partir del control realizado se detectó que alguna mercadería era sospechosa. Entonces, en la zona aduanera se procedió a abrir los contenedores y comprobar las características de la mercancía antes de autorizar la entrega a los importadores.
La nota que informa sobre la operación señala que "en el contenedor se encontraron más de 240 cilindros de aluminio en palets (estructura de madera que sirve para facilitar el transporte de la carga) y con su interior hueco". El peso total de la carga era de 12 toneladas y los cilindros estaban sellados en los extremos con tapas de aluminio, por lo que fue necesario emplear herramientas especiales para poder abrirlos. "En el interior de los cilindros había 480 kilos de cocaína con una gran pureza", precisa el comunicado oficial.
Después de retirar la droga de los cilindros se le avisó al importador que podía retirar la mercadería. Ignorando que el cargamento había sido detectado, el hombre se presentó y fue detenido el 11 de marzo y puesto a disposición de la justicia, lo mismo que la documentación del caso. Ya se le dictó la prisión preventiva no excarcelable dada la gravedad del delito.
La policía informó que la investigación sigue abierta y que no se descartan nuevas detenciones. La Policía argentina ya ha sido informada para que colabore en la identificación de los individuos que prepararon el embarque de la droga y lo despacharon hacia Valencia.
Los investigadores tienen especialmente en cuenta en cuenta otro intento frustrado de introducir droga en España en una operación realizada casi simultáneamente con esta y que presenta muchas similitudes en su desarrollo.
Como informó Clarín el 10 de marzo pasado, un ciudadano argentino y otras ocho personas fueron detenidas y acusadas de integrar una banda que envió 174 kilos y medio de cocaína desde Paraguay hasta el puerto de Algeciras, en Cádiz, y desde allí a Sevilla desde donde se distribuía a toda España.
Estos arrestos se produjeron casi en simultáneo con la detención del responsable del cargamento de 480 kilos detectado en el puerto de Valencia. La información señalaba que el responsable de la red en Sevilla era el argentino, quien también iba a organizar la distribución de la droga en España. El centro de la operación en Sevilla era un conocido restaurante ubicado en la zona este de la capital andaluza, cuyo propietario era el cabecilla más importante de la red junto con el argentino, según informó la policía.
El restaurante iba a funcionar como laboratorio para cortar la droga y distribuirla, además de blanquear el dinero que produciría la operación. Se precisó, además, que el argentino y tres paraguayos estaban en España para controlar la droga hasta su entrega en Madrid. La red de narcos transportó el cargamento desde la nave hasta un polígono industrial.
Se puso en marcha entonces la parte culminante del operativo policial. Una comisión intervino en el buque, otra allanó el restaurante y se montó un gran operativo para detener a la mayoría de los delincuentes en el polígono. No fue fácil porque los narcos habían dispuesto una vigilancia exterior para protegerse, pero todos fueron detenidos.
Clarín, 23-3-10