Por Maximiliano F. Montenegro
La Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes viene alertando sobre el aumento del contrabando de drogas ilícitas por vía postal en todas las regiones del mundo.
“Esto es un regalito para vos, mi amor”. Con esta particular leyenda, la encomienda partió desde Buenos Aires hacia un pueblo de Río Negro. Dentro tenía 40 kilogramos de marihuana, para su distribución entre los consumidores locales. El hecho es real, ocurrió días pasados y forma parte de la modalidad narco “más segura” al momento de llevar los estupefacientes a todos los rincones del país. De hecho, se calcula que diariamente parten unos 5.000 paquetes con drogas, en medio de agujeros legales que dificultan la tarea de las fuerzas de seguridad.
Claudio Izaguirre, de la Asociación Antidrogas de la República Argentina (AARA), contó que “los narcos argentinos, que se mueven en territorio argentino, han tomado como una modalidad segura para enviar el veneno a todos los rincones del país a las empresas postales, por la falta de controles que presentan las oficinas”.
En ese sentido, el licenciado Roberto Locles, titular de la Asociación Criminalística Argentina, indicó que “las oficinas postales del país son virtuales zonas liberadas para el traslado de mercadería ilegal como las drogas”, y dijo que “las autoridades de seguridad calculan actualmente en 5.000 los envíos diarios, pero es apenas la punta del problema”.
En rigor, el tema no es nuevo. Desde hace varios años, la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) viene alertando sobre el aumento del contrabando de drogas ilícitas por vía postal en todas las regiones del mundo. Los informes sostienen que la cocaína, la heroína, el éxtasis y los preparados farmacéuticos que contienen sustancias sometidas a fiscalización internacional, son los estupefacientes más frecuentemente contrabandeados por sistema postal.
Un caso paradigmático
Además del hecho citado al principio, registrado en la ciudad rionegrina de El Bolsón, otro episodio que revela la gravedad del tema ocurrió en una sucursal postal del Correo Argentino ubicada en Ushuaia, Tierra del Fuego, que actualmente es investigada por la justicia en una causa que tiene a un empleado de la firma detenido tras el hallazgo de dos kilos de marihuana en una encomienda.
Izaguirre, que denunció el caso en la página Mapa del Narcotráfico, explicó que los envíos de estupefacientes hacia el sur tienen como objetivo la distribución en la isla y la carga en los barcos que parten desde el puerto más austral del país hacia Europa.
Voceros del correo estatal consultados descartaron que exista connivencia por parte del personal aunque reconocieron que se han registrado allanamientos en distintas dependencias donde se halló droga oculta en paquetes. “En esos episodios resultaron detenidos quienes se acercaron a recoger los paquetes”, enfatizaron. Lo cierto es que la justicia de Tierra del Fuego investiga la presunta participación de un empleado del organismo en una causa por tenencia y comercialización de estupefacientes.
Maniobra recurrente
El envío postal de droga es una maniobra recurrente por parte de las bandas de narcotraficantes que aprovechan que, por ley, las cartas son inviolables. Izaguirre sostiene que, en muchos casos, esta actividad clandestina al personal de las empresas de correo.
“Los traficantes mandan las cartas a un destinatario falso, como sucedió en Ushuaia. Como nadie las retiraba, los empleados nocturnos se apoderaban de las encomiendas y así comenzaba la distribución. Para no despertar sospechas, completaban las planillas de entrega”, destacó Izaguirre.
Locles agrega, en torno a la modalidad, que “las oficinas postales son virtuales zonas liberadas, donde es imposible que ingresen las autoridades para tareas de prevención, salvo el caso puntual de una denuncia que se investigó y cuenta con orden judicial”.
“No hay manera de que intervengan las autoridades policiales o de otra fuerza de seguridad. Es un debate que debe darse de forma urgente en el Congreso de la Nación, para regular los controles en las oficinas postales, ya sea con perros rastreadores o tecnología para la detección de estupefacientes. Al menos, de esa manera, la modalidad será un poco más difícil de llevar a cabo”, dijo el experto.
(Diario Popular)
Un envío de Claudio Izaguirre
Presidente
Asociación Antidrogas de la República Argentina
Politicaydesarrollo, 10-08-2009