sábado, 29 de agosto de 2009

EL PROBLEMA DE LAS PILAS NO ES INSOLUBLE


La minería, hoy tantas veces cuestionada, podría convertirse en un remedio seguro para un problema muy preocupante.

Pablo Martínez Carranza
Doctor en geología

Hace pocos días tomó estado público un problema ambiental de proporciones, como es qué destino darle a toneladas de pilas usadas que la población de todo el país desecha, y que son potencialmente capaces de generar contaminación en aguas superficiales y subterráneas, en suelos, y en general a todo el medio circundante, por su contenido en elementos químicos como el cadmio, zinc, mercurio, que son sustancias de gran peligrosidad para la salud humana.

El detonante fue la decisión del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires de remitir al enterratorio de basuras de Bouwer 10 toneladas de ese material, que no fue aceptado por ese municipio cordobés, lo que determinó a las autoridades porteñas desistir y pensar en otros destinos, lo que hasta la fecha no ha podido concretar por la negativa rotunda de otras jurisdicciones.

El problema es de índole netamente geológica, ya que hay que encontrar lugares que reúnan condiciones tales que se pueda razonablemente suponer que esta basura tóxica y presumiblemente contaminante quede completamente aislada, y se asegure que no se disemine en los alrededores, ocasionando catástrofes ambientales de impacto directo sobre las formas vivientes.

Las formaciones geológicas que puedan eventualmente ser destinadas a esta suerte de “repositorios de pilas gastadas”, deben en primer lugar tener una altísima impermeabilidad, para que no circulen aguas que puedan disolver estos metales y transportarlos a distancia y así producir el envenenamiento del entorno, por lo que la primera condición es que sea un ambiente estanco hidrológicamente.

Asimismo, sería deseable una buena estabilidad sísmica, para evitar contratiempos surgidos de remezones o temblores que podrían afectar al depósito y generar preocupación por una posible dispersión de los elementos, y la consecuente polución medioambiental.

Posible alternativa de solución

La conformación de nuestras sierras cordobesas muestra un formidable espinazo pétreo –”batolito o plutón” en la jerga geológica– de una roca granítica que en principio reúne las condiciones de estanqueidad, indisolubilidad y estabilidad tectónica, por lo que la región de Achala sería una región prometedora para este tipo de proyectos.

Esta formación alberga innumerables denuncios mineros por mica, feldespato, cuarzo, berilo, minas actualmente abandonadas por baja de precios de los minerales, agotamiento, excesivos costos de explotación al haberse profundizado demasiado la extracción, hoy por hoy verdaderos “pasivos minero ambientales”, los que bien estudiados y seleccionados pueden pasar por derecho propio a “activos ambientales”, en calidad de receptáculos seguros y confiables de sustancias indeseables al ambiente.

La propuesta es merecedora de estudios que aseguren la factibilidad económica y la viabilidad ecológica de convertirse en repositorios en los que, las malhadadas pilas, duerman su sueño eterno en su sarcófago de granito.

Curiosa paradoja de la minería, blanco en estos días de todo tipo de vituperios por entidades ecologistas que le adjudican un potencial enorme de peligrosidad ambiental y de ser una fuente inagotable de contaminación, a veces con algo de razón y otras por puro ideologismo, que pasaría a convertirse en un remedio seguro para un problema por demás preocupante, dado que la producción de pilas crece día a día de forma exponencial por la enorme demanda de aparatos electrónicos que las requieren.

© La Voz del Interior, 29-8-09