viernes, 5 de mayo de 2017

¿ES EL FRACKING EL ARMA ESTRATÉGICA DE EEUU?


por Germán Gorraiz López
Informador Público, 5-5-17

La Agencia Internacional de la Energía (AIE), en un reciente informe titulado “Perspectivas mundiales de inversión en energía”, advierte que será necesario invertir 48 billones de dólares hasta el 2035 para cubrir las crecientes necesidades energéticas mundiales, pero el abrupto desplome del precio del crudo hasta los 50 dólares, imposibilitará a los países productores conseguir precios competitivos que permitirían la necesaria inversión en infraestructuras energéticas y búsqueda de nuevas explotaciones por lo que no sería descartable un posible estrangulamiento de la producción mundial del crudo en el horizonte del 2025, al concatenarse la recuperación económica de EEUU y la UE con factores geopolíticos desestabilizadores (Nueva Guerra en Oriente Medio). Así, según Rystad Energy, la industria petrolera necesita reemplazar 34.000 millones de barriles de crudo al año pero en el 2015 tan sólo se alcanzaron los 8.000 millones de barriles debido al drástico descenso de las inversiones en exploración y producción mundial (un 28% en el 2015 y se estima para el 2016 una nueva caída del 20%).

El fracking como arma estratégica de EEUU
La producción de petróleo de forma convencional en EEUU alcanzó su máximo nivel en 1970 y después comenzó a declinar, teniendo que importar en el 2005 casi el doble del total de crudo producido en dicho país hasta la aparición de la revolucionaria y controvertida técnica del fracking, hija del ingeniero George Mitchell y que consiste en la extracción de gas natural no convencional mediante la fracturación de la roca madre (pizarras y esquistos) para la extracción de gas de esquisto (shale gas) y de petróleo ligero (shale oil), técnica en la que EEUU sería pionero en su aplicación, descollando Texas, Oklahoma, Dakota del Norte, California, Colorado y Montana. Según datos publicados por la Administración de Información de Energía de EEUU (AIE), dicho país se habría convertido ya en el principal exportador mundial de combustibles refinados (gasolina y diésel), pudiendo convertirse en el horizonte del 2017 en exportador neto de GNL y además habría alcanzado una producción mensual de crudo equivalente a 6,5 millones de barriles diarios provenientes de los campos tradicionales y de las nuevas explotaciones de petróleo en roca porosa (Dakota del Norte). Teniendo en cuenta que el consumo doméstico de EEUU se movería en la horquilla de los 16 a los 20 millones de barriles diarios, seguirá siendo importador neto de crudo hasta el 2035, estimándose que en el 2020 el petróleo importado representará tan sólo el 26% de su mercado interno debido a la combinación de una alta producción interna y de un bajo consumo de crudo en el país tras asistir a su progresiva sustitución del petróleo por biocombustibles, gas natural licuado (GNL) y energías renovables, especialmente eólica, biomasa y fotovoltaica.

En la actualidad, el 45% de las importaciones de crudo de EEUU proceden de Oriente Medio y Norte de África pero la nueva geoestrategia energética pasaría por tener a Canadá como principal proveedor de crudo, estando proyectada la construcción del oleoducto Keystone XL para transportar el crudo canadiense hasta el Golfo de México lo que tendrá como efectos colaterales la progresiva disminución de importaciones de crudo procedentes de la OPEP, México, Colombia y Brasil así como la drástica reducción de sus compras a Venezuela con el objetivo inequívoco de lograr la asfixia económica del régimen de Maduro y fagocitar sus reservas de petróleo (según el Departamento de Energía de EEUU, las ventas de crudo venezolano a EEUU serían de tan sólo 952.000 bpd diarios a finales del 2012 frente a los cerca de 1,7 millones de bpd vendidos en1998, representando en la actualidad el 8% del total importado), lo que obligará a México y Venezuela a redireccionar sus exportaciones hacia China y la India.

Frackingdepencia vs. rusodependencia europea
Uno los factores que más repercute en la dependencia energética de un país es la cantidad de petróleo y gas que debe importar para la industria y transporte, estando la media europea en el 52% y al ser Rusia el principal abastecedor de gas, petróleo y carbón de la UE (con un 42%, 33% y 26% respectivamente), se deduce que la UE sufre de rusodependencia energética severa que le hace extremadamente vulnerable al chantaje energético de Putin. Así, acuciada por la elevada dependencia energética (más del 50%), la alta volatilidad de los precios del gas y petróleo debido a factores geopolíticos desestabilizadores y la imperiosa necesidad de la garantía de un aprovisionamiento seguro de energía, la UE implementó una estrategia energética basada en los acuerdos preferenciales con Rusia y Argelia para el suministro de gas, en la utilización de obsoletas centrales nucleares en lugar de reactores atómicos de nueva generación EPR (European Pressurized Water Reactor) y en el extraordinario impulso de las energías renovables (1º productor mundial), con el objetivo inequívoco de lograr el Autoabastecimiento energético y de recursos hídricos en el horizonte del 2020.

Asimismo, se aprobó el ambicioso Programa Europeo sobre el Cambio Climático en el horizonte del 2020 (el Triple 20), con el compromiso de recortar las emisiones de dióxido de carbono en un 20%, mejorar la eficiencia energética en otro 20% y lograr que el 20% de la energía consumida proceda de fuentes renovables aunado con la Reorientación del Transporte de mercancías terrestres por las nuevas Autopistas del Mar y Vías férreas de Alta Velocidad mediante la imposición de tasas ecológicas al transporte por carretera y a los vehículos sin etiqueta ECO. Sin embargo, según Marie-Helene Fandel, analista del European Policy Centre, “la política energética de la UE adolece de una elevada dependencia del exterior debido a su escasez de recursos y su limitada capacidad de almacenamiento" lo que aunado con la incapacidad de los Veintisiete para desarrollar una verdadera política energética común, ralentizará todo el proceso y hará inviable la utopía de la Autodependencia energética europea en el horizonte del 2020.

El objetivo inequívoco de EE.UU. es sustituir la rusodependencia energética europea (30% del gas que importa la UE procede de Rusa) por la frackingdependencia, inundando el mercado europeo con el GNL (gas natural frackeado en EEUU y transportado mediante buques gaseros) para hundir los precios del gas ruso así como impulsar la utilización de la técnica del fracking en todos los países de la Europa Oriental, el llamado “arco del fracking europeo” que se extendería desde los Países Bálticos hasta la Ucrania europea, pasando por Polonia, República Checa, Eslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria y que dependerá de la tecnología de empresas estadounidenses como Chevron o Shell no siendo descartable que la mayoría de países de la UE sucumban al espejismo energético del fracking y terminen por utilizar dicha técnica en el horizonte del 2020 a pesar de las protestas de los grupos ecologistas anti-fracking.

¿Riesgo de un nuevo Chernobyl?

El gas argelino podría ser la alternativa a la rusodependencia energética europea. En la actualidad, Argelia exporta su gas a través de tres gasoductos: dos Argelia-España (uno de ellos pasando por Marruecos) que no están conectados a la red europea y un tercero Argelia-Túnez-Italia y tras la crisis de Ucrania, los dirigentes de la UE habrían establecido como prioridad la necesidad de mejorar la conexión gasista con la Península Ibérica mediante un gasoducto que conecte a España con Francia a través de Cataluña (gasoducto Midcat) por el que España haría llegar a la red energética europea el gas de Argelia,(equivalente a la mitad del que llega desde Rusia a través de Ucrania), no siendo descartable la intensificación de las acciones armadas de los grupos yihadistas en Argelia teledirigidos por EEUU para sabotear los citados gasoductos que abastecen a la Unión Europea. Ello tendrá como efectos colaterales una psicosis de desabastecimiento y un aumento estratosférico de los precios, lo que aunado con la actual situación anémica del euro respecto al dólar, imposibilitará a los países periféricos europeos asumir el coste añadido y les obligará a la explotación de obsoletas minas de carbón y centrales térmicas, a la utilización de la controvertida técnica del fracking y a la reapertura de centrales nucleares cadavéricas (Garoña) para satisfacer la demanda energética, lo que tendrá como efectos colaterales un incremento desbocado de las emisiones de CO2 y la posible reedición de un nuevo Chernobyl.