jueves, 22 de junio de 2017

LOS DESAFÍOS DE UN NUEVO MUNDO


Pablo Galeana
 LA NACION,  22 DE JUNIO DE 2017

A más de un siglo de la publicación de Pinocchio, el sueño de "dar vida" a seres artificiales sigue siendo una quimera. Sin embargo, la inteligencia exhibida por máquinas es una realidad que lleva varias décadas en desarrollo.

La temática ha tomado protagonismo debido a los avances logrados en el "aprendizaje automático", o el "aprendizaje de máquinas". Se trata de "entrenar" programas de computación mediante el uso de "redes neuronales", que analizan gran cantidad de datos de modo similar al razonamiento humano y permiten extraer conocimiento, correlaciones y patrones, que en última instancia retroalimentan el sistema y le permiten "aprender".


Google, Facebook y Amazon usan estos sistemas en sus enormes redes de sistemas y productos que brindan servicios a millones de usuarios en todo el mundo.

Se habla de que estos sistemas vayan reemplazando a los seres humanos en todo tipo de tareas, empezando por las mecánicas, como la soldadura en una línea de producción, hasta las más intelectuales, como la confección de programas informáticos. La pregunta es cuándo la inteligencia artificial podrá diagnosticar enfermedades o entrenar un equipo de fútbol.


Cuanto más sencilla la tarea, más fácil será "entrenar" a una máquina para ejecutarla. Algunos estudios estiman que especialidades como la abogacía, la medicina o el marketing serán profundamente afectadas en los próximos diez años. Otros aseguran que desaparecerán. Un estudio afirma que se eliminará el 6% de los empleos en los Estados Unidos en los próximos cinco años; otro asegura que para 2030 los robots afectarán el 30% de los trabajos en el Reino Unido.

Los porcentajes bajan y suben, generando la sensación de que se avecina un mundo posapocalíptico gobernado por máquinas sin sentimientos, donde el trabajo humano ya no será necesario.


Analistas más moderados coinciden en que la naturaleza de algunas ocupaciones, más que desaparecer, cambiará. ¿A qué ritmo? Solo se pueden hacer conjeturas y controlar y moderar la tasa de cambio, llevando estadísticas precisas sobre los puestos de trabajo que se pierden debido al reemplazo tecnológico y tomando las medidas necesarias para paliar los efectos.

Elon Musk o Stephen Hawking insisten en que la inteligencia artificial es una amenaza; Bill Gates propone un impuesto a los robots para compensar la recaudación perdida de los trabajadores cuyos empleos son destruidos.

La inteligencia artificial ya forma hoy parte de nuestras vidas: las numerosas aplicaciones de nuestros teléfonos inteligentes nos sugieren qué leer, cuándo o dónde comprar, nos adelantan el estado del tiempo o nos sugieren una respuesta a un mensaje de texto.

La Revolución Industrial trajo problemas sociales, económicos y culturales, pero el ingenio humano se sobrepuso a las circunstancias. El balance final es altamente positivo: mejora de procesos productivos, adelantos en la medicina y en la higiene, acceso a la cultura de millones de personas, y un largo etcétera que sería largo enumerar.

Así ocurrirá seguramente con los horizontes que abre la inteligencia artificial: surgirán nuevos trabajos, inventos y descubrimientos. Todos los campos del saber y actuar humanos se verán beneficiados de los avances de esta ciencia, hoy en su infancia.

No ocurrirá de la noche a la mañana, como la transformación de Pinocchio, pero es inevitable y ha venido para quedarse.


Profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Austral