Las evidencias, por encima
de las pasiones políticas
Diego Cabot
La Nación, 30 de octubre de
2019
Los jueces siempre dicen que
hablan con sus sentencias. Pues si así fuera, los camaristas que firmaron ayer
las tres resoluciones que se refieren a la vicepresidenta electa, Cristina
Kirchner, no solo hablaron, sino que también argumentaron, en un tiempo
político en que la mayoría calcula sus dichos.
Sobreseyeron en las causas
en las que consideraron que las pruebas no alcanzaron y confirmaron el
procesamiento donde la contundencia de las evidencias no deja margen de duda.
Tan simple como ser aséptico; merituar las pruebas y decidir en función de
ellas.
Los dictámenes de la
Justicia, muchos de ellos vapuleados por la superficialidad de quien no los
lee, suelen tener mucha más profundidad, sobre todo cuando se describen los
hechos y las conductas. Y si algo debe esperarse de este poder del Estado es
que se aísle de los humores políticos, de los vientos electorales y de las
presiones sociales a la hora de fallar.
La Cámara Federal consideró
que en dos causas, en la que se investiga la compra de gas licuado y aquella
que describe las coimas que pagaban los concesionarios de las rutas con peaje,
no hay suficientes pruebas como para imputarle un delito a la segunda en orden,
que se entienda de la fórmula presidencial consagrada. De una lectura profunda
surge que efectivamente faltan elementos concretos e inapelables como para
endilgarle un delito. Y más allá de que la decisión sea antipática para un
sector importante, es lo que corresponde.
En la causa de los
corredores viales, un desprendimiento de los cuadernos de las coimas, se
investigan hechos corruptos sucedidos entre 2003 y 2007. Entonces, Claudio
Uberti, a cargo del órgano de control de las rutas, recaudaba el dinero que
pagaban las empresas concesionarias. Aquellos bolsos eran entregados con
prolijidad y habitualidad en el despacho de Néstor Kirchner, de Julio De Vido o
en el departamento del matrimonio presidencial, en Juncal y Uruguay, a manos
del secretario Daniel Muñoz.
Nada de esa trama quedó
sumergido en ninguna duda. Los empresarios que representaban a los
concesionarios reconocieron que entregaban dinero, y Uberti, que lo recolectaba
para entregarlo al acopiador. Se ampliaron los procesamientos de exfuncionarios
(De Vido, entre ellos) y de ocho empresarios. Pero según los camaristas no
existen elementos como para confirmar el procesamiento de Cristina Kirchner por
una simple razón: el período no abarca su mandato y no hay elementos que la
involucren directamente.
Se podrá argumentar que no
podía desconocer lo que hacía su esposo, entonces presidente. Pero estar casada
con alguien que comete delitos no es suficiente como para endosárselos al
cónyuge. Si no hay evidencias, no se puede. Eso es justicia.
La presunción de inocencia
es una garantía que exige que una persona no pueda ser condenada mientras no
exista prueba plena de su responsabilidad penal; deberá ser absuelta en caso de
que la prueba sea incompleta o insuficiente. Aunque sea antipático para muchos,
la Justicia se debe a esos principios.
En el caso del gas licuado,
si bien la maniobra de administración fraudulenta se mantiene como base de la
causa, se revocó el procesamiento de varios sobre los que la responsabilidad no
está clara, más allá de que se presuma.
Y finalmente el caso de la
llamada "camarita", ese grupo de empresas que se repartían las obras
de Vialidad Nacional y pagaban un retorno por el favor. Allí no hay demasiadas
dudas respecto de la participación de Cristina Kirchner. La cámara confirmó con
solidez argumental la investigación. Desechó las nulidades y se refirió como
pocas veces a los arrepentidos. Lo hizo ante un planteo de una de las defensas
sobre que Ernesto Clarens, aquel financista del kirchnerismo, fue presionado
para arrepentirse.
Los jueces resolvieron con
una enumeración de hechos: fue al juzgado acompañado por su abogado de
confianza, se comprometió a entregar pruebas, estuvo en libertad siempre,
regresó varias veces a dejar documentos y además, en los escritos que presentó,
jamás dijo haber sido presionado. La argumentación sobre la posibilidad de
arrepentidos "presionados" se cae de a poco.
"La relevancia de los
'cuadernos' -dice la cámara- radica, pues, en haber sido el punto de partida de
una investigación que permitió conocer el rostro oculto de este sistema y poner
nombre a quienes fueron sus engranajes. Cristina E. Fernández, Julio De Vido,
José López, Ernesto Clarens; son figuras que se repiten en esta crónica. Pero
aquí se suman nuevos protagonistas", dice la Cámara. Se sumaron más de 40
empresarios y tres exfuncionarios más.