martes, 17 de enero de 2023

MANIPULACIÓN DE DERECHOS


Por Isabel Saravia

 

La Prensa, 16.01.2023

 

La reivindicación de derechos tan en boga hoy, constituye una herramienta política de control, que manipula las heridas de las víctimas y las deja empantanadas en el rencor. No existe un real interés por los perjudicados, sólo son utilizados para acrecentar su poder. Incluso, muchas veces, las víctimas no fueron tales, sino que se convirtieron a partir del empleo de la estrategia antedicha. El poder hace apología de las grietas porque son funcionales a desviar la atención de los problemas de fondo y le permiten crear otros enemigos, para ellos no quedar evidenciados.

 

Nos encontramos así, frente a atribuciones con derecho a todo, que propician el camino fácil del rencor. Un cimiento auténtico estaría dado, en cambio, por concentrarse en la causa noble que motoriza el nacimiento de un derecho, y no en los enemigos. En esto se ve el uso político que resta sentido a la lucha.

 

Ninguna persona puede concebirse sólo como damnificada porque de esta manera pierde su integralidad, su responsabilidad y el desarrollo necesario en otras áreas de su vida. Es cierto que la necesidad de un derecho emana de un dolor por el mal recibido, propiciando inicialmente la llama del resentimiento, pero no puede quedarse en él porque se marchitaría por dentro.

 

Por ejemplo, los derechos de la mujer tendrían que buscar realzar sus dones y no atacar al hombre. La mujer con odio cae en actitudes que también degradan. La víctima termina siendo usada, usando y empobreciendo al ser humano mismo, ya no apunta a construir una sociedad justa, custodia de ambos sexos, sino que enseña a odiar al opuesto, el varón es demonizado por las culpas de algunos. Además, así, la mujer se aleja de la auto crítica y de las potencialidades del verdadero diálogo y del complemento.

 

Estanislao Bachrach, Doctor en Biología Molecular, conferencista internacional, sostuvo en una entrevista el año pasado: ``La queja te quita responsabilidad de tu propia vida''. El trabajo interior de todo ser humano tiene que ver con nuestra esencia, el enemigo interno también existe, nadie lo puede negar. El hombre se desampara así mismo olvidándolo porque siempre hará culpable de cuestiones personales a los demás. ¿Qué puede dejar de bueno esta idiosincrasia de víctima que todo lo tiene que recibir y está justificada por su dolor a cualquier cosa y a olvidar sus deberes?

 

El lenguaje constituye una herramienta fundamental en la batalla cultural que se plantea a nivel mundial hoy. A través de él se dan a conocer realidades con nuevas definiciones que curiosamente convierten en derechos, situaciones que van contra los mismos. Así tenemos la realidad de la pedofilia planteada como deseo afectivo-sexual hacia los niños que es comparable a cualquier orientación sexual, la ideología de género se pretende disfrazar de inclusión y legislar la perversión, el aborto se da a conocer cual interrupción voluntaria del embarazo y derecho de la mujer. Así no asume cada uno su responsabilidad, la culpa siempre es de otro que atenta contra una nueva concepción de libertad. Estamos en un momento histórico que nos interpela a desnudar las manipulaciones que buscan imponernos una forma de vivir escindida de nuestra esencia.