domingo, 23 de marzo de 2025

GRACIAS A LA LOCURA

 


 de la izquierda, yo festejo el 24 de marzo, ¿y usted?

 

Por Ariel Corbat

La Prensa, 22.03.2025

 

El 24 de marzo de 2017, durante la Presidencia de Mauricio Macri y con Patricia Bullrich en su primera gestión al frente del Ministerio de Seguridad, el kirchnerismo con el resto de la izquierda y las mal llamadas organizaciones de derechos humanos realizaron un acto en Plaza de Mayo por el aniversario del golpe de Estado de 1976.

 

En ese acto se dio lectura a un documento en el que más allá del constante falseamiento histórico, repitiendo mentiras como la de los 30.000 desaparecidos, a modo de amenaza contra el gobierno constitucional de Macri que se empeñaban en equiparar con la dictadura militar, se reivindicó abiertamente la lucha armada del terrorismo castrista.

 

Lo que casi siempre habían intentado disimular sosteniendo discursos de apariencia democrática, quedó expuesto en la expresa mención de bandas armadas que mataban para importar a la Argentina la misma revolución que al día de hoy hace de Cuba la dictadura más antigua y rancia del continente americano.

 

Textualmente ese documento afirma: "En esta Plaza, recordamos las luchas en los ingenios azucareros, las Ligas Agrarias, el Cordobazo, el Rosariazo y las comisiones internas en las fábricas, el movimiento sindical, estudiantil y popular, la militancia en las organizaciones del Peronismo Revolucionario: UES, Montoneros, FAP, Sacerdotes por el Tercer Mundo y FAL; la tradición guevarista del PRT, Ejército Revolucionario del Pueblo; y las tradiciones. socialistas y comunistas: Partido Comunista, Vanguardia Comunista, PCR y PST; y tantos espacios en los que millas de compañeras y compañeros lucharon por una Patria justa, libre y solidaria. Nadie, y menos desde el Estado, puede poner en duda que ¡SON 30.000!

 

En la visión democrática de la izquierda que de tan democrática reivindica organizaciones terroristas en el mismo documento considera que el de Mauricio Macri era un "gobierno antipopular", algo que tanto ayer como hoy se contradice con la lógica de las urnas. De hecho, en ese mismo 2017 el oficialismo ganó las elecciones de medio término con del 42% de los votos.

 

BATALLA CULTURAL

 

La Presidencia de Macri fue un mero interregno en el régimen kirchnerista porque tuvo una característica negativa que sobresale por sobre cualquier otro: una tibieza rayana en la cobardía para disputar el dominio cultural del kirchnerismo. Por eso María Eugenia Vidal ordenó a sus legisladores levantar las pezuñas para el 23 de marzo del 2017 hacer ley el proyecto del kirchnerismo que hacía obligatorio en la Provincia de Buenos Aires repetir la mentira de los 30.000 desaparecidos.

 

Al día siguiente fue el citado acto en Plaza de Mayo donde se reivindicó la lucha del terrorismo castrista, pero el gobierno de Macri en lugar de repudiar esa reivindicación de la violencia llevándola al debate público como punta de lanza de la batalla cultural optó por un silencio tan inútil como cobarde. Condicionado además por la total estupidez de avalar esa ley bonaerense que como la claudicación que fue no hizo más que envalentonar a la izquierda.

 

Y así ese gobierno llamó para pasar por la historia tibiamente y quedar como otra frustración. Ahora, con diferencias que supongo que no escapan a nadie, el escenario es parecido. Quiero creer que Milei respondería de otra manera, aunque el no activar la libertad de los presos del prevaricato por vencer al terrorismo es un penoso error de su gobierno. Ese vacío en la batalla cultural deja el 24 de marzo al relato de la izKierda, que con su gimnasia revolucionaria busca el control de la calle.

 

Igual que entonces Macri, el presidente Javier Milei transita su segundo año de gobierno. Patricia Bullrich es otra vez ministra de Seguridad y el 24 de marzo el kirchnerismo con el resto de la izquierda de la que forman parte organismos de derechos humanos, pretendiendo equiparar también a este gobierno con la dictadura militar, van a manifestarse en Plaza de Mayo.

 

Siendo que el futuro no está escrito sólo podemos especular sobre lo que vaya a ocurrir el lunes, pero en cualquier caso es necesario tener en cuenta los antecedentes remotos como los cercanos. Especialmente en un país calesita mareado de pasado donde el tiempo es relativo y nada parece superarse definitivamente, como lo demuestran en estos días los intentos de reflotar operetas sobre la muerte del ahogado Santiago Maldonado que desde el vamos han utilizado para justificar actos violentos y demonizar a Patricia Bullrich.

 

APARATEAR PROTESTAS

 

El pasado miércoles 12 de marzo, continuando su estrategia de apartar protestas sociales, la izquierda que no aporta ninguna propuesta viable para mejorar el sistema previsional y la situación de los jubilados tomó como excusa las bajas jubilaciones para ejercitar su violencia. Con la intención de exhibirse dueña de las calles sus referentes, especialmente los del Partido Obrero, no dudaron en convocar a barrabravas, explotando tanto la sensibilidad irracional como el odio a la policía del lumpenaje delictivo asociado al fútbol. La violencia de ese día ratificó lo conocido: atrasan queriendo repetir otro 2001, fantaseando traer anarquía para hacerse del poder con "asambleas populares". No les salió entonces, porque Duhalde, ni les va a salir ahora, porque no hay remake.

 

Los violentos incidentes del 12 de marzo no se repitieron el 19 de marzo por varias razones: El despliegue de seguridad fue notoriamente mejor (más allá de algunas críticas que no viene a cuento formular ahora). La concurrencia resultó menor a la que esperaban tanto organizadores como autoridades y mal que le pese a los agitadores debieron doblegarse ante la capacidad civilizatoria de la represión. El llamado protocolo de Bullrich, en razón de lo que significan los eventos masivos, tiene racionalmente frente a la realidad un margen necesariamente flexible de aplicación que lo torna adaptable a distintas situaciones. Dentro de esa interpretación claramente se ha ratificado su flexibilidad y vigencia.

 

No es, por supuesto, lo que interpreta la izquierda, cuyos dirigentes quieren hacer creer que porque se cerraron algunas calles alrededor del Congreso han hecho caducar al protocolo. Adueñarse de la calle es una aspiración inaceptable que ni siquiera puede tolerarse en sentido figurado. La calle es de todos, y la militancia de izquierda que son una pequeña fracción la usó un rato el 19 de marzo conforme a las reglas impuestas para conservar el orden. Por lo tanto las calles no son de ellos ni podrían serlo. Pasaron por ahí, como pasa cualquiera, no más que eso.

 

Esa izquierda que se mancó con una manifestación larvada, ahora corre la apuesta para los festejos del 24 de Marzo.

 

Y digo festejo, adrede, porque en un país con verdad, memoria y justicia, como tantos pregonan querer, la fecha podría servir para reflexionar sobre las consecuencias de la violencia política en perjuicio de la supremacía de la Constitución Nacional y su estilo de vida. Pero como en nuestro país la verdad se cambió por la mentira, la memoria por el relato y la justicia por el prevaricato, mientras van a la Plaza de Mayo los que reivindican terroristas y lamentan que no seamos otra Cuba bajo la dictadura de Firmenich o Santucho, lo único que cabe es festejar que no seamos eso. Al fin de cuentas, ¿si a esos no les duelen mis muertos por qué deberían dolerme a mí sus ausencias? Sí, digo festejo y gracias por los servicios.

 

CONSIGNAS GOLPISTAS

 

Veremos, porque mucho está en veremos, si este 24 de marzo también se atreven a reivindicar abiertamente al terrorismo, veremos si los que dicen repudiar el golpe de Estado de 1976 vuelven a repetir frente a un gobierno constitucional consignas golpistas. Veremos si llevan la violencia de su gimnasia revolucionaria a la Plaza de Mayo y/o la esparcen atacando objetivos aislados como hicieron durante las operetas del Caso Maldonado. Recuérdese, por citar un ejemplo, el ataque incendiario contra el Círculo de Suboficiales de Gendarmería Nacional de Córdoba perpetrado el 17 de agosto de 2017. Seguramente muchos han olvidado los hechos violentos de anarquistas e izquierdistas surgidos en torno a la opereta de la desaparición forzada de Maldonado, aunque en estos días hayan vuelto a leer y escuchar las mismas consignas reclamando echar a Bullrich (cosa que no hace otra cosa). que afirmarla en el cargo, impidiendo un recambio que pueda elevar la calidad de la gestión). Y esos olvidos permiten la prevalencia de la memoria parcial de la izquierda que se caracteriza por ocasionar violencia, para luego victimizarse ante la justa represión y denunciar la violencia institucional con una prédica constante de ataque a las instituciones de la República. Mientras tanto la nave va. Con un contexto político que hace que la idea de volver a votar diputados este año causa frío en el espinazo... ¿no? Este 24 de marzo deberíamos todos preguntarnos por el estado de nuestra democracia, pero no con las consignas brutalmente delirantes de la izquierda que sólo sirven para empantanarse de odios y pasado, sino buscando honrar aquellas palabras del Presidente Julio Argentino Roca cuando en su discurso inaugural de 1880 dijo: "El secreto de nuestra prosperidad consiste en la conservación de la paz y el acatamiento absoluto a la Constitución". El futuro de la Nación Argentina depende de hacer práctica corriente esas palabras.

 

* Periodista, experto en temas de seguridad ciudadana, editor de la página web 'La Pluma de la Derecha'.