sábado, 24 de octubre de 2015

CAPRICHOSA OBSESIÓN DEL ABOLICIONISMO



Graciela Pera
Clarin.comOpinión24/10/15

Restauración” deriva de “restaurar” en latín restaurato. Según la definición del Diccionario de la RAE, se refiere a la vuelta de una cosa al estado o circunstancia en la que se encontraba antes. La “Justicia restaurativa” viene sonando con fuerza en los últimos tiempos en boca de fervorosos abolicionistas. En nuestro país es una iniciativa que nació hace 12 años en la Unidad de atención de conflictos juveniles de la Facultad de Derecho de la UNLP, junto con la cátedra libre Justicia Restaurativa y Derechos Humanos, en donde trabajan abogados, psicólogos y terapistas ocupacionales. Está dirigido a “los chicos que cometieron un error para que tomen conciencia de lo que hicieron y asuman la responsabilidad de sus actos” y puedan “restaurar” el error cometido; no sólo apunta a los victimarios sino a las víctimas.

Esta iniciativa ¿podría ser aplicable a los homicidios? De ser así, nos encontraríamos con un escollo: ¿cómo restaurar la vida de un muerto? En caso de una violación ¿cómo se restauraría el cuerpo y la psiquis de la mujer violada? Algunos dicen: “seguramente éste programa es para delitos menores” sin embargo según Paz, se aplicó en un homicidio culposo en el cual las víctimas (según los abolicionistas, “ofendidos”), no quisieron llegar a la última instancia: el perdón.

La experiencia nos alerta de la total impunidad con que avanza el abolicionismo. Si la propuesta incluye el perdón contemplado en el marco de la justicia restaurativa originaria ¿en qué términos podrían sentarse a hablar el ofensor y el representante del ofendido en un caso de homicidio partiendo de la premisa del concepto de la palabra restauración? ¿Qué derecho tiene el representante del ofendido de arrogarse la decisión de perdonar en su nombre? Un homicidio es un delito de acción pública y está involucrada, mal que les pese, toda la sociedad: nadie tiene derecho a sentarse a “negociar”, aunque en el perverso diccionario abolicionista digan solapadamente “restaurar”.

Esta justicia restaurativa va de la mano de un abolicionismo a ultranza que quieren imponer algunos operadores judiciales. El concepto “justicia” es abstracto y todo lo que emana del Poder Judicial es una ficción jurídica, entonces se creen con derecho de crear una realidad que no se condice con la del ciudadano de a pie. Las víctimas no somos partidarias de la Ley del Talión. Aspiramos a que se cumpla con el Código Penal, cuyos delitos están tipificados con su escala penal correspondiente. No queremos ser objeto de las vejaciones que nos imponen a diario. El perverso abolicionismo intenta un mero juego de palabras. Pero no se trata de cambiar las palabras, sino de respetar la voluntad de la víctima y en los homicidios dicha voluntad por obvias razones está ausente.

Graciela Pera
Integrante de Usina de Justicia

Mamá de Matías Díaz, Homicidio en Ocasión de Robo 19/3/2004.