por Rodolfo Patricio Florido
Informador Público,
• 15/10/2015
En las elecciones de 1983, cuando la argentina volvió
a la democracia, votó casi el 86% de los electores, o sea, 15 millones y medio
sobre casi 18 millones votantes habilitados. O sea que se han ido perdiendo
votantes a razón de un 2% por cada elección desde aquel momento y se duplicó el
voto en blanco. En las últimas PASO (PRIMARIAS ABIERTAS, SIMULTÁNEAS Y
OBLIGATORIAS), el número de votantes fue 8% menos que en las últimas nacionales
y 14% menos que el registro de 1983.
Esto nos debería decir algo. Más bien, nos debería
decir mucho. Especialmente cuando las diferencia entre los 3 primeros
candidatos es inferior en todos los casos a los potenciales votantes que se
ausentan de su deber cívico. Quizás, o peor aún, es que, cuando llega el
momento de protestar, el universo de protesta incluye también a aquellos a los
que nos les importó votar o no les importa nada.
Así las cosas, es como si la Democracia se fuera
degradando. Las excusas no importan. Hartazgo, disconformidad, fiaca
dominguera, etc., no son más que excusas. Nadie puede decir que no haya
opciones de los más diversos arcos ideológicos y el ciudadano debe elegir.
Entre otros motivos, porque es una carga pública, una obligación cívica
constitucional, no una opcionalidad que sólo se extraña cuando la libertad se
pierde.
Si creen que esto ya de por sí es grave para una democracia
joven que por primera vez en la historia de nuestra país logra estabilizarse
sin alternancias militares o partidos proscriptos, es casi más grave que, a 10
días de votar, entre el 20 y el 30% de todos los votantes no tengan ni idea de
a quién van a votar. Y digo entre el 20 y el 30% porque todas, absolutamente
todas las encuestadoras sólo se diferencian en esos porcentajes. Y, esto, a 10
días de votar, es una locura y casi una irresponsabilidad.
Una votación presidencial no es una prueba sorpresa en
el colegio. Es una obligación de 10 minutos o menos cada 4 años. Si lo pensamos
bien y responsablemente, estamos destruyendo paso a paso la democracia y con
ella la libertad sobre la que tanto hablamos pero tan poco honramos. Si lo
pensamos bien, nos daremos cuenta de que entre los ausentes y los que aún no
tienen idea sobre lo que harán, está entre el 40 y el 50% del total de los
ciudadanos que decidirán, de cualquier manera, nuestro destino. El de todos, el
de los responsables y el de los irresponsables.
Sólo mirar algunos de los principales diarios de ayer,
los más leídos, los que tienen más tiraje, para darse cuenta de que a 10 días
de elegir a quien va a decidir luego sobre nuestras vidas, trabajos,
libertades, finanzas, ahorros o pérdidas, etc., las cinco notas más leídas no
tienen en lo absoluto ninguna relación con aquello que es importante.
En uno de ellos, el orden de lo más leído es: 1- ¿Qué le pasa al cuerpo cuando dejás de
comer azúcar por un mes? 2- La cabeza de este pájaro vale 3 veces más que el
marfil. 3- Otro apagón afectó a miles de usuarios en zonas de Recoleta y
Palermo. 4- Los puntajes de la selección, tras el empate ante Paraguay: Tevez,
la figura rebelde. 5- Asexuados en el trabajo, pero no del todo; cada tanto hay
un indicio.
En el otro, el orden de lo más leído, sólo que bajo el
eufemismo de “lo más visto”, es: 1-
Campi la rompió imitando a Canaletti. 2- Un chico que sufrió abuso y bullying
apareció ahorcado. 3- El uno x uno de la Selección en Paraguay. 4- Conocé a
Sabrina Carballo, la nueva novia de Eduardo Feinmann. 5- Rosemary: la hija
oculta y discapacitada del clan Kennedy.
Bajo ningún punto de vista estoy diciendo ni afirmando
que los ciudadanos no tengan derecho a chusmear y divertirse. De hecho, me
parece fantástico. A mí también me divierte. Pero que NINGUNA de las 10
noticias más leídas y/o vistas tenga relación alguna con la decisión que
afrontarán y que decidirá sus futuros y el de todos los argentinos, cuando el
30% no sabe qué va a hacer y más del 25% ni siquiera va a ir votar, es una
irresponsabilidad tan abrumadora como escuchar a una de las finalistas de Gran
Hermano 2015 preguntar: “¿va a haber una urna para cada candidato así yo puedo
poner mi voto adentro sin equivocarme?” mientras algunos se ríen, otros ponen cara
de no saber cómo es y nadie le explica a esta supuesta “finalista” que así no
se vota y siquiera aprovechar un minuto de rating para explicarle a ella y
quizás a otros cientos de miles o millones que tampoco saben. ¿O alguien piensa
que esta linda niña con estudios secundarios es un caso aislado surgido al
calor de un gimnasio y una mente sólo entrenada para hacer mohines y
transformar la estupidez en una cualidad tierna? No sé cómo se llama ahora la
materia (le cambiaron tantas veces el nombre) pero es más que claro que se
recibió sin que nadie le haya enseñado nada sobre democracia, el voto y que
quizás piense que la división de poderes es una operación matemática.
Es necesario que los ciudadanos piensen que su
ausencia o su falta de decisión van socavando la base misma del contrato social
que supone la democracia y el ejercicio del voto ¿Por qué? Porque si esto
continúa y se sigue profundizando, puede llegar el día en que la manipulación
del poder, sumada a la negligencia ciudadana devenga en un cuestionamiento a la
democracia misma y luego ya será tarde para llorar por los derechos perdidos.