se hubiese evitado la
crisis
por Informador Público, 10-9-18
Una dañina particularidad de la Argentina son las
crisis recurrentes. Más dañino aún es que para salir de los episodios traumáticos
se apela a impuestos muy distorsivos que son planteados como transitorios pero
que generalmente devienen en permanentes. A principios de los ‘90 la crisis
justificó la creación del impuesto a los Bienes Personales superpuesto a los
impuestos patrimoniales que cobran las provincias. A finales de los ‘90 con
similares argumentos se creó el impuesto a la Ganancia Mínima Presunta. A
comienzo de la década del 2000 la crisis justificó la creación del impuesto al
Cheque y a comienzo de la década del 2010 otra crisis justificó el impuesto a
los Dividendos.
Como reacción a esta involución, a fines del 2017 se
firmó el Consenso Fiscal. La meta era desandar gradualmente la acumulación de
todos estos impuestos distorsivos. Pasaron pocos meses que una nueva crisis
indujo a una alteración sustancial del esquema volviendo a exacerbar una
estructura tributaria altamente distorsiva.
¿Hay forma de evitar este perverso proceso? La OECD
aporta evidencias muy interesantes al medir la calidad en la gestión del IVA en
varios países. Para ello, compara la recaudación efectiva con la potencial que
podría obtenerse conforme al valor agregado nacional y las alícuotas que fijan
las normas de cada país. Según esta fuente, se observa que:
* En Argentina se recauda apenas el 46% de la
recaudación potencial.
* En Chile la recaudación efectiva equivale al 64% de
la recaudación potencial.
* Esto significa que si Argentina mejorara la
eficiencia recaudatoria hasta reducir a la mitad la brecha con Chile aumentaría
en $280 mil millones la recaudación de IVA.
Estos datos muestran que si Argentina hubiera
profesionalizado la gestión del IVA, aproximándose a los niveles de eficiencia
tributaria de Chile, se podría haber evitado la actual crisis. Los $ 280 mil
millones adicionales que el Ministerio de Hacienda proyecta recaudar con el
impuesto de $ 3 ó $ 4 por cada dólar exportado se podrían estar generando
gracias a una menor evasión en el IVA. En otras palabras, el gobierno tuvo que
apelar de urgencia a contradecir su política impositiva expresada en el
Consenso Fiscal, porque descuidó la mejora en la administración tributaria. No
se trata de metas inalcanzables. Chile, además de vecino, enfrenta similares
desafíos y dificultades que Argentina para cobrar impuestos.
¿Cómo se podría mejorar la recaudación del IVA?
Primero, tender a eliminar las múltiples excepciones. La regla debería ser que
todos los bienes y servicios estén gravados con IVA. Para no encarecer el
acceso a bienes básicos, como alimentos o medicamentos, se debería perfeccionar
la devolución del IVA a través de la tarjeta de débito a personas de bajos
ingresos y ancianos con jubilaciones bajas. Segundo, perfeccionar la
articulación de los contribuyentes exentos y con regímenes especiales
(monotributo, entidades sin fines de lucro, etc.) con el IVA. La regla debería
ser que cuando la facturación pase determinado umbral, el contribuyente exento
pase a tributar IVA, pero cuando la facturación vuelva a ser inferior a dicho
umbral el contribuyente vuelva al régimen especial (actualmente debe esperar 3
años). De esta forma, no habrá incentivos a eludir el IVA al no tener vedada la
posibilidad de volver al régimen simplificado en caso de que la facturación
disminuya. Tercero, con la factura electrónica hacer que la AFIP determine el impuesto,
eliminando la declaración jurada por parte del contribuyente.
Finalmente, es central y estratégico acelerar el
proceso de bancarización de pagos. Se debería premiar los pagos electrónicos
(impuesto al cheque como crédito de IVA, devolución de parte del IVA cuando se
usen medios de pago digitales) y desalentar o directamente prohibir los pagos
en efectivo que superen determinado monto.
A la crisis se llegó por las inconsistencias del
gradualismo. Pero también hizo una contribución importante la poca prioridad
que se le asignó a la modernización de la administración tributaria. Si se
integrara en una única determinación de impuestos el IVA, Ingresos Brutos y
tasa municipales, se podría simplificar drásticamente la carga burocrática a
los contribuyentes y reducir sustancialmente la evasión en los tres impuestos.
(IDESA)