Por si quedaba alguna duda: Nueva Era
El poema budista que leyó Mario Quintana antes de
dejar su cargo
Radio Mitre, 4 septiembre, 2018
El ex Vicejefe de Gabinete presentó su renuncia el
lunes y se reunió con su equipo para celebrar una despedida en su despacho del
primer piso de Casa Rosada.
Quintana confirmó la noticia ante sus colaboradores y
explicó que volverá a la actividad privada. Para finalizar el ciclo, sorprendió
leyendo un poema del monje budista Thích Nhất Hạnh.
No digas que partiré mañana
porque todavía estoy llegando.
Mira profundamente: llego a cada instante
para ser el brote de una rama de primavera,
para ser un pequeño pájaro de alas aún frágiles
que aprende a cantar en su nuevo nido,
para ser oruga en el corazón de una flor,
para ser una piedra preciosa escondida en una roca.
Todavía estoy llegando para reír y llorar,
para temer y esperar,
pues el ritmo de mi corazón es el nacimiento y la
muerte
de todo lo que vive.
Soy el efímero insecto en metamorfosis
sobre la superficie del río,
y soy el pájaro que cuando llega la primavera
llega a tiempo para devorar este insecto.
Soy una rana que nada feliz
en el agua clara de un estanque,
y soy la culebra que se acerca
sigilosa para alimentarse de la rana.
Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,
con piernas delgadas como cañas de bambú,
y soy el comerciante de armas
que vende armas mortales a Uganda.
Soy la niña de 12 años
refugiada en un pequeño bote,
que se arroja al mar
tras haber sido violada por un pirata,
y soy el pirata
cuyo corazón es incapaz de amar.
Soy el miembro del Politburó
con todo el poder en mis manos,
y soy el hombre que ha de pagar su deuda de sangre
a mi pueblo, muriendo lentamente
en un campo de concentración.
Mi alegría es como la primavera, tan cálida
que abre las flores de toda la Tierra.
Mi dolor es como un río de lágrimas,
tan desbordante que llena todos los Océanos.
Llámame por mis verdaderos nombres
para poder oír al mismo tiempo mis llantos y mis
risas,
para poder ver que mi dolor y mi alegría son la misma
cosa.
Por favor, llámame por mis verdaderos nombres
para que pueda despertar
y quede abierta la puerta de mi corazón,
la puerta de la compasión.