sufren prisiones injustas,
afirma monseñor Olivera
POR AGUSTÍN DE BEITIA
Infobae, 15.09.2019
El obispo castrense,
monseñor Santiago Olivera, se preguntó si realmente se ha hecho justicia con el
ex cabo de la Fuerza Aérea Julio Narciso Flores, de 61 años, quien fue
condenado el pasado 2 de septiembre a 25 años de prisión por delitos de lesa
humanidad, algo que le atribuyen haber cometido a los 19 años, bajo el supuesto
de que integraba un grupo de tareas.
Al ser consultado sobre este
caso por La Prensa, monseñor Olivera respondió que “cuando la Justicia está
ideologizada no es Justicia” y añadió que muchos militares están sufriendo
detenciones abusivas. “Dentro de unos años vamos a tener que pedir perdón por
estos tiempos”, añadió.
Flores se encuentra detenido
en Salta, ciudad que el obispo tenía previsto visitar este fin de semana para
una reunión con capellanes de las distintas fuerzas de la zona noroeste, y La
Prensa quiso saber si tenía pensado visitarlo. El obispo explicó que compromisos
de último momento lo obligaron a cancelar el viaje, que estaba pensado para que
coincidiera con la festividad del Señor y la Virgen del Milagro, aunque aceptó
conversar sobre la situación de los militares detenidos.
“El viaje a Salta tengo que
reprogramarlo, pero no creo que pueda ir en lo que queda del año. Será el año
próximo”, expresó, antes de aclarar que sí estará en Jujuy el lunes para
presidir una ceremonia en la que impartirá el sacramento de la Confirmación a
un grupo de soldados y de fieles.
Será una visita de unas
pocas horas que no dejará tiempo para ver a ningún detenido, aunque el obispo
asegura que siempre se toma tiempo para visitarlos. “En Córdoba lo he hecho, en
Buenos Aires también, y me gustaría visitar a los que tengo allí. Los capellanes
son los que van haciendo el nexo, o bien son las familias las que me piden.
Pero yo estoy visitándolos y cuando vaya a Salta me encantará visitarlos
también”, señaló.
- En Salta hay dos militares
detenidos en el penal de Cerrillos, y otros seis tienen prisión domiciliaria
por delitos de lesa humanidad. Otros dos están detenidos en el penal de Güemes
por otras causas, mientras que un ex juez, Ricardo Lona, también tiene
domiciliaria por lesa humanidad. ¿Usted dice que irá a verlos entonces?
- Sí, lo registraré sin
dudas. Es parte de mi ministerio acompañar a aquellos fieles nuestros que están
sufriendo, muchos de ellos injustamente.
- Uno de los detenidos en el
penal de Cerrillos acaba de recibir una condena de 25 años de prisión. Es Julio
Narciso Flores, salteño, ex cabo de la Fuerza Aérea, que tenía 19 años en el
momento del delito que le imputan. Su nombre apareció en el libro de guardia de
la Brigada Aérea de Palomar y el juez interpretó que, como ese lugar es
considerado un centro clandestino de detención, debió ser parte de grupos de
tareas que privaban de su libertad a detenidos en la llamada Mansión Seré.
Tengo entendido que no existen en la causa ni indicios ni testimonios que lo
vinculen con los hechos. Tenía 19 años y lo presentan como jefe de patrulla.
¿Qué responsabilidad podía tener? Parece contrario al sentido común. ¿Es esto
Justicia? ¿Qué opina?
- La misma pregunta me haría
yo. Cuando la Justicia está ideologizada no es verdaderamente Justicia. Porque
la Justicia implica escuchar; y para el detenido, poder expresarse. Y siempre
debe prevalecer el sentido común. En este caso concreto, el acusado tenía 19
años… con todo lo que eso implica. Este es un tema que requiere ser pensado con
seriedad en la Argentina. Primero hay que conocer el mundo militar y lo que es
la obediencia. Y después, pensar en el papel de un joven de esa edad. Que se lo
haya condenado… Las injusticias me constan. Las he visto. Hace poco absolvieron
a un hombre que insistía en su inocencia. Estuvo ocho años preso. ¿Quién le
devuelve los años detenido? ¿Y el dolor? A los acusados de crímenes de lesa
humanidad se los presenta como lo peor. Sin desmedro de las gravedades que se
puedan haber cometido, hay que mirar la historia con verdad y con Justicia. Sin
venganza.
- En todo el país hay más de
2.000 presos entre militares, policías y civiles acusados de presuntos delitos
cometidos en los 70. Muchos de ellos tienen prisiones preventivas eternas. Y
mientras tanto van muriendo. Ya murieron 538 en cautiverio. Como usted decía,
hay muchas injusticias cometidas con estos hombres. Se ha demolido el estado de
derecho para llegar a las condenas, hay casos de ancianos privados de
medicamentos... ¿Qué reflexión le merece?
- Dentro de unos años vamos
a tener que pedir perdón por estos tiempos. En primer lugar porque -no sé si
hay muchos que se animen a decirlo-, también tenemos que agradecer a muchos de
los hombres de nuestras armas que han defendido a nuestra Patria. Esto es
verdad. Ha sido gente que ha tenido que defenderse de ataques guerrilleros,
perpetrados aun en tiempos democráticos, que han sido terribles. Vamos a tener
que pedir perdón. Muchos estamos callados y se están cometiendo graves
atentados contra la Justicia, contra el derecho humano más elemental. Eso de
las prisiones preventivas eternas claman al cielo. Es cierto, hay hombres
enfermos. Me da mucha pena cuando han muerto sus mujeres, cuando no han podido
estar para los bautismos o casamientos de sus hijos, de sus nietos. Me parece
que a veces es crueldad. Y por eso insisto en que parece más venganza que
Justicia.
- Hay una presunción de
culpabilidad …
- Sí, exactamente. Y no al
revés, como debería ser, que existiera una presunción de inocencia. A veces no
los dejan ni expresarse a los detenidos. Como si ya tuvieran la decisión tomada
y todo lo demás fuera una pantalla.
- Ahora, por lo que venimos
hablando, ¿no cree que hay que revisar estos juicios? ¿No están viciados de
nulidad?
- Yo creo que muchos estarán
viciados de nulidad. Hay abogados que están trabajando en el tema. Lo que
ocurre es que tampoco tiene mucha prensa quien está dispuesto a pensar a favor.
El papa Francisco dice que hay que tener cuidado con las ideologías de uno y
otro lado. A veces del otro lado también pueden ser muy duros. Al que se atreve
a decir que se están cometiendo injusticias lo presentan como alguien que
intenta bendecir otras cosas. Pero la Justicia es Justicia. También los
militares lo viven así. Piden que se haga justicia y que pague quien tenga que
pagar. Pero pareciera que muchos están pagando y no tienen nada que pagar. Y
después de años les dicen que están absueltos y nadie pide perdón.
- Son pocos los obispos que
denuncian estas situaciones: usted, entre otros, monseñor Baseotto, y alguno
más. Hace exactamente un año, en septiembre de 2018, distintas entidades como
Justicia y Concordia, Afavita, el Centro de Estudios Salta y otras, fueron
recibidas en la sede de la Conferencia Episcopal y reclamaron a la Iglesia que
eleve su voz ante la persecución de los militares. Esto no ocurrió. ¿Por qué el
silencio de la Iglesia ante estas injusticias?
- Sí, la pregunta es
compleja. He hablado con algunos obispos y con el presidente del Episcopado,
monseñor Oscar Ojea, y él sabe, y me apoya, y descansa en que yo, como obispo
castrense, vaya acompañando y haciendo notar estas situaciones. Dios quiera que
sean tiempos, algún día, en que podamos expresarnos con mayor libertad. Avanzar
en un camino de mayor justicia, que es lo que merecen los que están sufriendo.
Yo puedo hablar por mí. No me animo a hablar de ese cierto silencio. Quizás por
este tiempo. Quizás porque se pueda pensar que uno quiere avalar otras cosas.
Pero hay que insistir en que la historia no se puede mirar con un solo ojo. Con
esta idea de que hay algunos que son los más malos, se olvida un momento
democrático que pedía una acción eficaz contra la subversión. Después si hubo
excesos hay que juzgarlos. Después hay contradicciones. Por ejemplo, en el
hecho de que el Estado se haya convertido en querellante de algo que él mismo Estado
había pedido. Si hubo excesos, todos deben ser puestos en la mira. También los
políticos de su tiempo…
- Hay un clima de época que
obliga a tener esa mirada parcial sobre el pasado y a mantener una presunción
de culpabilidad sobre toda esta gente.
- Fueron muchos años de
hacer un solo discurso. Se ha formado a muchas generaciones como si, en sí
mismos, los militares fueran malos. Yo en estos dos años que llevo en este
ministerio me he encontrado con hombres de bien, de amor a la Patria, de amor a
la familia, de amor a Dios. Pero hoy es políticamente incorrecto decir muchas
cosas y sin embargo hay que decirlas.