por Malú Kikuchi
Informador Público, 15-9-19
Curiosamente no se trata de
una guerra entre Juntos por el Cambio y el Frente de Todo. Es una guerra
palpable, audible y visible dentro del Frente de Todos. Que por lo que parece
no es tan “de todos”. De un lado Alberto F, los gobernadores y el tradicional
PJ, del otro Cristina y su núcleo duro.
La izquierda del
kirchnerismo, Máximo, Axel, Zannini, la Cámpora, Grabois… El 11/9, en Tucumán,
en conferencia de prensa, Alberto F. dijo, “evitemos estar en la calle” para
que “los nervios no den paso a los violentos”. Hasta se podría decir que fue
amable con el gobierno.
Contestó las preguntas sobre
medidas tomadas por Cambiemos con un “son tiempos difíciles”, “tomaron medidas
apresuradas después del shock de las PASO”, todo en tono moderado, tratando de
apaciguar los ánimos. Al día siguiente el Polo Obrero contestó que no pensaban
abandonar la calle.
Alberto F está en una
posición complicada. Piensa de una manera (o pensaba) y sabe que los votos son
de Cristina. Está en campaña, no puede permitirse perder los votos de la
izquierda K, ni asustar al peronismo ortodoxo. El acuerdo tiene fecha de
vencimiento: después de la elección.
Los movimientos sociales de
izquierda le contestan a Alberto F. No están contentos con sus declaraciones.
La fuerza de estos movimientos está en la calle. Ocupar las calles es su
estrategia más visible. Frases para Alberto F nombrándolo: “No abandonamos el
acampe” y “Empezamos mal”.
Esta última (por ahora)
movilización por la emergencia alimentaria, pedida por todos los sectores, así
lo puntualizó Agustín Rossi, diputado K, al ser aprobada la ley con media
sanción, dijo sonriendo a los periodistas: “qué alegría que la gente esté en la
calle”. ¿Mensaje directo para Alberto F?
En cuanto a la emergencia
alimentaria, sintiendo que pueden estar más cerca de ser gobierno, el Frente de
Todos, luego de exigir que se tratara la ley, empezó a pedir un Decreto de
Necesidad y Urgencia*, DNU, con el pretexto de ser más rápido… y más fácil de
derogar llegado el momento.
Alguna vez un político
lúcido dictaminó su teorema, el de Baglini (Raúl Baglini, UCR, diputado y
senador por Mendoza): “Cuanto más lejos se está del poder, más irresponsables
son las propuestas políticas; cuanto más cerca del poder se vuelven más
sensatas y razonables”. ¡Grande Baglini!
Por esa misma razón, el
gobierno decidió colaborar con la sanción de la ley. Una ley que si ganara el
gobierno Alberto F, la pregunta sería, ¿derogará la ley por no tener el dinero
para pagarla? Algo inconcebible para un peronista dejar sin comer al pueblo que
dice amar, servir y cuidar.
Si no pudiera dar de baja la
ley (que estaría vigente hasta el 2022), debería emitir moneda. Es decir, darle
a la maquinita y llevar al país directamente a una hiperinflación. El dilema es
terrible y la solución imposible. Salvo que se recurriera a un préstamo externo
(¡qué horror!) y ¿de quién?
Solo quedaría la posibilidad
de recurrir a los chicos malos del barrio planetario: Rusia, China e Irán. Cada
uno exigiría contra prestaciones distintas. Rusia es experta en comprar
empresas en quiebra, Venezuela es la prueba. China exige territorio, que no es
que le falte, le sobra gente.
Tendríamos una invasión
china. En cuanto a Irán es preferible no saber qué es lo que exigiría a cambio
de un posible préstamo. El próximo gobierno va a enfrentar una situación casi
imposible de solucionar sin lesionar a la sociedad. Si ganara Alberto F le
sumaría otro problema, los movimientos sociales ya le aclararon que “empezamos
mal”, ¿cómo terminarán? En las guerras nunca se sabe.
* DNU, Decreto de Necesidad
y Urgencia, facultad del presidente que debe ser aprobado o rechazado en un
lapso determinado por el congreso.