lunes, 19 de julio de 2021

RENTA BÁSICA UNIVERSAL

 


 gracias, 'camarada' Milton Friedman

Por José M. Las Heras *

 Hoy día Córdoba, 19 de julio de 2021

 

Algunos lectores están enojados por mi nota en este diario, en esta misma página del lunes pasado, “Quien quiere trabajos feos, sucios o malos”, donde proponía una renta única universal (RUU). Unos afirman que es “fomentar vagos”; otros, de “engaña pichanga” (estos últimos, maximalistas y poco realistas, dicen que con lo que hay que terminar es con el capitalismo, sin vueltas). Anonadado ante tantas críticas, se me acerca, entre las brumas del invierno en las sierras, don Milton Friedman, premio Nobel de Economía en 1976 y uno de los íconos del neoliberalismo, afirmando que está de acuerdo conmigo. En otro extremo, el keynesiano John K. Galbrait, desde detrás de un aromito, sostiene lo mismo. Encima, en el este diario, en la edición del 13 de julio, se publica que el ministro Daniel Arroyo insiste sobre “la necesidad de la creación de un ingreso universal para los sectores más vulnerables”. Ahhh… respiro tranquilo, no estoy solo, me digo. Pero frente a tanta diversidad de opiniones decido hacer un zoom, que es lo que se hace en estos pandémicos días: que cada uno diga lo suyo.

 

Friedman, como primer invitado, se auto cita de su libro “Capitalismo y libertad”, proponiendo una renta garantizada periódica para los ciudadanos con ingresos por debajo de un nivel mínimo; lo llama “impuesto negativo sobre la renta”. El fisco pagaría al ciudadano, y no al revés, nos dice don Milton, evitaría discriminaciones; el beneficiario no debería aducir causa alguna ante un burócrata, ahorrando costos administrativos.

 

Un histórico militante justicialista interrumpe el zoom, diciendo que el peronismo en los ´50, con el “fifty fifty” en el reparto de la renta nacional garantizaba a todos un ingreso. “¡Irrespetuoso!”, salta Milei, siempre bien peinado, y en sorna enrostra “¡Gracias, camarada Friedman!”, acusando al Nobel de que su propuesta es una vía capitalista hacia el comunismo. Si, como dicen, los extremos se chocan, le da letra a Milei un viejo militante estalinista, que también está a favor de implementar una RUU pero para “destruir la economía de mercado y su sustitución por una sociedad comunista”. “Cuanto peor, mejor”, como sostenía el militante ruso antizarista Nikolái Chernyshevski.

 

Los siguientes invitados a mi zoom serrano son los economistas Van Parijs y Van der Veen: recuerdan que desde 1986 defienden una RUU ecuménica, que cubra las necesidades básicas. Que sea individual y no familiar. ¡Van por todo!: que sea para los mayores de edad, sin exclusiones. La cobrarían el más pobre y el más rico, trabaje o no, inclusive aquel que no quiera emplearse.

 

Llegaron, al toque, un par de chats, diciendo que si Macri también lo cobraría para resarcirse de la quiebra del Correo. ¡Claro que sí!, respondieron ambos economistas, resaltando que una RUU será, en lo económico, como el sufragio universal en el sistema político.

 

Ahora le toca el turno al francés más de moda (bueno, todo lo de moda que puede estar un economista): Thomas Piketty. El francés viene con una propuesta largoplacista: una “herencia universal”, para que los jóvenes, a los 25 años, reciban un equivalente a un 60% del patrimonio medio de sus connacionales. Tal renta estaría financiada por impuestos sobre la propiedad y a las super ganancias de los multimillonarios. Con dichos fondos los jóvenes tendrán la oportunidad de adquirir una vivienda o comenzar un negocio, como modo de fomentar el crecimiento económico, no para consumir. Veo a mi sobrino Juan, jovencísimo estudiante de economía, haciendo cuentas de cuánto le correspondería a él de aplicarse la iniciativa del francés Piketty en Argentina, con nuestro nivel de riqueza. ¡Queda muy desilusionado con los resultados obtenidos!

 

No podía faltar el gran Leonardo Boff. El brasileño más universal, acariciando su larga barba, apoya la creación de la renta ídem: “ese dinero circularía mediante el consumo, superando el padecimiento humano a causa del desempleo y el hambre”. Sus palabras se alinean con las justificaciones morales de una RUU basada, en primer lugar, en el usufructo de recursos naturales que nadie creó y que son de toda la comunidad. En segundo lugar, que es parte de riqueza acumulada de anteriores generaciones, que son de todos. Y por último, una contribución de aquellos que reciben una remuneración no justificada como verdadero aporte a la producción (“ñoquis”, vocifera de nuevo Milei). Paco, un dirigente parroquial, coincidió con Boff haciendo referencia a los mensajes del papa Francisco: el hombre no es material de descarte. Y que la RUU está acorde con el principio de que la propiedad privada es de naturaleza secundaria.

 

A continuación, participa Jeremy Rifkin, recordado por su libro “El fin del trabajo”, quien, desde 1995, propone una renta básica para proteger a los trabajadores desplazados por la robótica.

 

Como cierre, de mi zoom serrano participa el ministro Arroyo, y señala su importancia. El problema es cómo financiarla y a quienes beneficiaría, respetando el compromiso de sostenibilidad fiscal del ministro Guzmán. En tanto, sostienen algunos de sus funcionarios, es mejor mantener planes sociales a medida de las personas que lo necesiten.

 

Preguntamos: ¿una RUU se podría financiar unificando total o parcialmente el sistema de ayudas sociales existente?

 

Exacerbados por las consecuencias de la pandemia, apoyan una RUU dirigentes socialdemócratas europeos y laboristas ingleses. Como anticipó Keynes en las “Posibilidades económicas para nuestros nietos” (1930), “estamos afligidos por una nueva enfermedad: el desempleo tecnológico”. Frente al riesgo de pérdida de millones de trabajos, deberíamos analizar sin prejuicios la creación de una RUU. Como afirma Boff, “por el hecho de ser humano, cada persona tiene derecho a una renta ciudadana que le garantice una vida digna, aunque sea frugal”.

 

* Ex ministro de finanzas, profesor consulto de la UNC