domingo, 19 de abril de 2015

LAS VENAS ABIERTAS DE AMÉRICA LATINA: UN MANUAL PARA CULPAR A OTROS Y ELUDIR NUESTRAS PROPIAS RESPONSABILIDADES




 Carlos Vilchez Navamuel

Informador Público

Como se sabe, el escritor uruguayo Eduardo Galeano murió recientemente. Se hizo famoso por haber escrito en 1971 el libro Las venas abiertas de América Latina. En este ensayo, según Wikipedia, “Galeano analiza la historia de América Latina desde la colonización europea de América hasta la América Latina contemporánea, argumentando con crónicas y narraciones el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de los imperios coloniales, entre los siglos XVI y XIX, y los Estados imperialistas, el Reino Unido y los Estados Unidos principalmente, desde el siglo XIX en adelante”.

La obra -por décadas- se convirtió para muchos intelectuales y políticos en una especie de Biblia, los escritores Álvaro Vargas Llosa, Montaner y Mendoza la llamaron la “Biblia del Idiota”. Nuestro atraso y nuestra pobreza se debían únicamente al saqueo y a la explotación extranjera, sin embargo quienes coinciden con él omiten también comentar nuestras responsabilidades, por ejemplo la mayoría de estos intelectuales y políticos nunca se refieren a lo que la historia nos dice, América Latina se adelantó 100 años en educación al “imperialismo yanqui” fue en Latinoamérica donde se fundaron las primeras universidades de todo el continente americano, no en EEUU. El único gobernante al que le hemos escuchado pronunciarse al respecto públicamente ha sido al ex presidente de Costa Rica, Oscar Arias en Trinidad y Tobago en la Cumbre de Las Américas del 2009 quien en su discurso se preguntó: “Qué hicimos mal?


Nosotros nos preguntamos “¿Qué fue lo que pasó? ¿Dónde nos perdimos? ¿Por qué no aprovechamos esos 100 años de adelanto que teníamos en educación y lo explotamos para nuestros propios beneficios? ¿Acaso no fue la educación y la democracia con libertad los grandes motores de los EEUU? Por último y lo más importante ¿Cómo no culpar entonces a los gobernantes pasados y presentes de ser los responsables de todo el atraso que tenemos? ¿Cómo podríamos culpar a sus ciudadanos si los gobernantes de los últimos 80 o 100 años idearon un sistema para adoctrinar a la gente? Estos gobernantes le negaron la prosperidad a sus ciudadanos por intereses propios, por ignorancia y por un fanatismo ideológico incomprensible, la historia de los últimos 60 años en Cuba y los últimos 15 años de Venezuela son solo el peor ejemplo de ello, mientras EEUU prosperaba en democracia y libertad en los últimos 100 años, América Latina era gobernada por dictadores o estatistas como fue el caso de Costa Rica contagiados por las ideas socialistas con algunas libertades civiles, pero con un adoctrinamiento que ha impedido que avancemos más rápidamente. Para dicha de todos y gracias a Internet la gente está despertando y empieza poco a poco a entender lo que ha pasado.

La explotación de los recursos por parte de las compañías extranjeras no siempre fue negativa, un claro ejemplo es lo que ocurrió en Venezuela, un país que funcionó mejor cuando sus recursos petrolíferos eran explotados por firmas extranjeras que cuando se nacionalizaron tal y como lo comentamos en un artículo anterior titulado “El mito de la explotación del petróleo por las grandes compañías extranjeras en Venezuela”.


Seamos sinceros, el libro Las venas abiertas de América Latina, fue convertido en el manual perfecto para una clase política que se aprovechó -y lo continúa haciendo- de la ignorancia de la mayoría de las personas para culpar a otros, evadir sus propias responsabilidades y utilizar modelos políticos como las dictaduras y los sistemas estatistas clientelistas para sus propios intereses, produciendo a su vez niveles de corrupción inimaginables en pleno siglo XXI, como lo podemos ver hoy día en Argentina, Brasil, México y Venezuela.

Por lo anterior, estamos seguros que si los historiadores hicieran un recuento pormenorizado sobre esto, encontrarían la verdad por la cual Latinoamérica no ha prosperado ni prospera de la misma forma que sí lo hicieron y lo hacen EEUU y Canadá.

Suponemos que algo de esto tendrá que haber escuchado el conocido escritor porque muchos años después, en Brasil, Galeano, hablando sobre su famoso ensayo dijo: “yo no sería capaz de leer el libro de nuevo. Para mí esa prosa de izquierda tradicional es pesadísima”. Bien por él que lo reconoció. Además agregó que “intentó ser una obra de economía política, solo que yo no tenía la formación necesaria”.