Por Myriam Mitrece
La Prensa,
13.11.2024
Por fin está
saliendo a la luz lo que se encontraba escondido tras el manto de la agenda del
progresismo en materia de educación sexual.
Como afirmamos en
nuestro libro “La Rana y el Bambú. Crítica a la educación Sexual como
herramienta del cambio cultural”, en la primera década de los 2000 “El común de
la gente lejos estaba de considerar que “Promover la salud sexual de los
adolescentes “ incluía que puedan ser adoctrinados desde la escuela sobre
“formas diversas de vivir la sexualidad” o que “potenciar la participación
femenina en la toma de decisiones relativas a su salud sexual y procreación
responsable “ implicaba dar rienda suelta al movimiento feminista radical e instalar
el aborto libre”.
Llegamos aquí tras
años de adoctrinamiento. Hoy lo que era políticamente correcto está comenzando
a ser cuestionado. La ideología de género (sí, ideología, aunque algunos
pretendan disfrazarla de perspectiva) se fue metiendo en los hogares por la vía
regia de la educación.
En los últimos
días se difundió en los medios el contenido de libros que llegan a las
bibliotecas escolares de la provincia de Buenos Aires, con textos impropios,
como los de Cometierra o de la China Iron.
También el tema de
la transición de género de niños está en el tapete. La semana pasada la
Dirección General de Cultura realizó un panel sobre el problema de la
sexualización infantil. La vicepresidente de la Nación no dejó lugar a
ambigüedades: “Esto es claro y simple, el que esté a favor de la ideología de
género es un degenerado/a, y el que esté a favor de sexualizar a los niños es
un pedófilo en potencia. Nuestro gobierno los va a combatir hasta que no nos
quede sangre en el cuerpo”, afirmó en su cuenta de X.
INSÓLITA LEY
Pocos conocen el
texto de la ley de Identidad de Género. Una ley sancionada en 2012 sin gran
repercusión mediática que establece regulaciones según las percepciones
subjetivas de cada individuo. Según define: “… se entiende por identidad de
género a la vivencia interna e individual de género tal como cada persona la
siente…” y considera que se da un trato digno cuando se respeta “…la identidad
de género adoptada por las personas, en especial por niñas, niños y
adolescentes… A su solo requerimiento, el nombre de pila adoptado deberá ser
utilizado para la citación, registro, legajo, llamado y cualquier otra gestión
o servicio, tanto en los ámbitos públicos como privados. (…) En aquellas
circunstancias en que la persona deba ser nombrada en público deberá utilizarse
únicamente el nombre de pila de elección que respete la identidad de género
adoptada”. O sea que, en el ámbito escolar, la norma exigiría que se respete a
rajatabla el deseo del niño de ser llamado, con el nombre correspondiente a su
género elegido y promover que así lo acepten sus compañeros. Iniciando de ese
modo la transición social de género del niño y la naturalización entre sus
pares. La transición social es la antesala de la hormonización.
SIMPLES EFECTORES
Frente a un niño con
disforia de género (que está disconforme con su propio sexo), el profesional de
la salud debería poder enfocar el tratamiento según su criterio. Para eso
estudió. Si adopta el modelo terapéutico desarrollado por Zucker y Bradley,
entendería que sexo y género están estrechamente relacionados y buscaría que el
niño disminuya la disforia, Si elige el de Espera Atenta (Cohen-Kettenis, y de
Vries), le recomendará no realizar ningún tipo de transición durante la
infancia y adolescencia y si adopta el Afirmativo (Ehrensaf) considerará que el
sexo y el género no son categorías binarias, reforzará la identidad de género
sentida por el niño y lo impulsará a la transición temprana.
La mencionada ley
acepta solo el enfoque afirmativo. Transforma a los profesionales de la salud
en simples efectores de protocolos coartándoles la posibilidad de actuar según
sus convicciones.
EL INFORME CASS
Insólitamente,
Gran Bretaña está ayudando a que se destape esta olla. Allí, en los últimos
diez años, el número de menores derivados para recibir apoyo del NHS (Servicio
Nacional de Salud del Reino Unido) tuvo un alarmante 4.400 % de aumento de
chicas que se declaraban chicos y pedían cambio de sexo. La expresidente del
Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil, Hilary Cass elaboró un extenso
informe sobre el tema, a pedido del gobierno británico. Descubrió que no hay
pruebas convincentes que respalden la práctica clínica de recetar hormonas para
que los menores de 18 años hagan transición al sexo opuesto. A partir de lo
investigado el gobierno británico prohibió la enseñanza de temas de género y
transgenerismo en las escuelas.
Convergen varios
factores: personales, familiares, sociales y económicos. No se puede ser
simplista, pero es innegable que la Educación Sexual con perspectiva ideológica
de género crea un campo fértil para la confusión de los niños. En nuestro país,
ya se están viendo los resultados de años de ESI ideologizada. La agrupación
Manada, madres de niños y adolescentes con disforia de género acelerada, son
testigos de este drama.
MÁS CONFUSIÓN
Si usted no está
demasiado convencido de lo que sostengo, aquí va un fragmento del manual para
Referentes Escolares de ESI para el Nivel Inicial (de 3 a 5 años), publicado en
2022 por el Ministerio de Educación, un compendio de recursos y sugerencias
para docentes: “Será importante abordar la actividad (se trata de un juego
sobre las partes íntimas) desde una perspectiva de diversidad corporal, para
ello les proponemos tener la mirada atenta a fin de no caer en un abordaje
normalizador de los cuerpos. Será fundamental evitar la palabra “normal''.
Sería apropiado, por parte de la/el docente, no vincular la genitalidad con el
género de manera única y lineal (nene =pene, nena=vulva). Si bien es posible
que las/os niñas/os hagan esta distinción acerca de que “las niñas tienen vulva
y los varones tienen pene”, es importante que esto no sea establecido como la
norma por parte del equipo docente. Les sugerimos explicar que hay personas con
pene y personas con vulva. … les proponemos no asignar determinada ropa a la
identidad de género de las personas. En ese sentido, sugerimos no decir que
“las nenas usan bombacha y los varones calzoncillos”, sino enfatizar la idea de
que hay ropa, como las bombachas y los calzoncillos, que en nuestra sociedad se
usan para cuidar y proteger las partes íntimas…” (pag.105).
Saquen sus
conclusiones…