del día después
Carlos Ialorenzi -
Myriam Mitrece
La Prensa,
07.11.2024
Cada vez son más
los pueblos que empiezan a revelarse directa o indirectamente contra la Agenda
2030, hoy potenciada y actualizada en la Agenda del Futuro 2045. La famosa
expresión "No hay mal que dure cien años…” parece tener una renovada
vigencia.
La avasallante
izquierda cultural está empezando a sentir que del otro lado hay quienes
empezaron a hacerle frente. Pese al tremendo apoyo financiero, político y
mediático que detentan, ya no pueden hacer o decir todo el tiempo lo que les da
la gana sin sufrir consecuencias.
El resultado de
las elecciones en los EE.UU., es otra demostración de que, aun contando con la
mayoría de los grandes medios de comunicación y de las encuestadoras, podrán
seguir dominando la opinión publicada, pero no la opinión pública.
TRUMP Y EL GLOBALISMO
Donald Trump fue
uno de los que empezó a incomodar a los cultores de la mentada agenda. El ex y
ahora futuro presidente Trump, en 2019 en la Asamblea General de la ONU sostuvo
que “Los líderes sabios siempre ponen el bienestar de su gente y de su país
primero. El futuro no le pertenece a los globalistas, les pertenece a los
patriotas”. Dejando bien plantada su posición antiglobalista. Esta posición fue
afirmada en 2020, cuando en la Reunión Anual del Foro Económico Mundial, luego
de escuchar a la activista por el clima Greta Thunberg que llamaba a evitar el
apocalipsis climático, se despachó diciendo que "El mundo no debería
prestar atención a los 'permanentes profetas de la fatalidad' (que intentan)
destruir nuestra economía y arruinar nuestro país o acabar con nuestra
libertad". En esa ocasión, continuó diciendo que: "Para abrazar las
posibilidades del mañana, debemos rechazar las constantes ganancias de la
fatalidad y sus predicciones del apocalipsis. Estos son los herederos de los
insensatos videntes" y aseguró -casi profetizando lo que en pocos días
estaba por llegar- "Quieren que nos vaya mal”. “Estos alarmistas siempre
exigen lo mismo: poder absoluto para dominar, transformar y controlar cada uno
de los aspectos de nuestras vidas. Nunca dejaremos que los socialistas
radicales destruyan nuestra economía, arruinen nuestro país y acaben con
nuestra libertad."
Lo que motivó,
casi inmediatamente, una nada profética sentencia de George Soros: “Claramente
considero que la administración de Trump es un peligro para el mundo, pero la
veo como un fenómeno puramente temporal que desaparecerá en 2020”, pretendiendo
vaticinar que Trump sería solo “un fenómeno barrial”, como diríamos acá.
Es bastante
comprensible entender por qué los medios, la farándula y las encuestadoras solo
tenían malos comentarios hacia Trump.
A RESCATAR A
EUROPA
En nuestro país,
Milei; en El Salvador, Bukele; en EE.UU., Trump. Un tuit de Juan Doe de La
derecha Diario lo describe claramente “Sudamérica, Centroamérica y Norteamérica
dominados por la derecha. Se terminó la hegemonía de izquierda que casi
destruye al mundo”. El Foro de São Paulo que parecía extenderse
inevitablemente, empieza su retroceso.
Entre tanto, el
viejo continente cuenta hoy en día con Giorgia Meloni en Italia y a Viktor
Orbán en Hungría, ejerciendo el gobierno y oponiéndose también a los mandatos
del globalismo. Mientras que en otras potencias europeas empezaron a cobrar
notoriedad fuerzas políticas similares como “Vox” en España, “Chega” en
Portugal y “Ley y Justicia” en Polonia.
A MODO DE
REFLEXIÓN
Podrían pensarse
innumerables motivos y matices que justifican este cambio de rumbo. Una
interpretación posible es que el progresismo desde una posición altanera y
hegemónica no consideró las consecuencias de sus abusos: la soberbia imposición
totalitaria, lo desmesurado de las propuestas -por ejemplo, las ideologías de
género, indigenistas, ecologistas, etc.- y la imposibilidad de abrirse al
diálogo provocaron reacciones individuales y viscerales que fueron agrupándose
y motivándose mutuamente hasta generar grupos de resistencia por intermedio de
las redes sociales.
La derecha está
dándose cuenta que no todo es cuestión de economía, aprendió de la izquierda a
valorar las batallas culturales y las está dando. Sería deseable, también,
aprender de sus errores para no envanecerse ni despreciar el poder del
oponente.
Vale la pena,
tener presente la expresión socrática que caracterizó al diario Crítica: “Dios
me puso sobre la ciudad como a un tábano sobre un noble caballo, para picarlo y
tenerlo despierto.”