FECUNDACIÓN ARTIFICIAL TIENE DICTAMEN DE LA COMISIÓN DE SALUD
Por Mónica del Río
La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados despachó los proyectos sobre fecundación artificial (Vid Notivida 740 y 741). Le toca ahora estudiarlos a las comisiones de Familia, Legislación General y Presupuesto.
El dictamen de mayoría impulsado férreamente por Silvia Majdalani (PRO) permite la donación de gametos y embriones, y el alquiler de vientres. El médico tratante decidirá el número de ovocitos a inseminar y de embriones a transferir. Permite la criopreservación de “embriones viables humanos”. “Cuando los gametos y embriones no sean reclamados después de un período de diez (10) años deben ser descartados”.
El Sistema Público de Salud, las Obras Sociales enmarcadas en las leyes 23.660 y 23.661, la Obra Social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección de Ayuda Social para el Personal del Congreso de la Nación, las entidades de medicina prepaga y las entidades que brinden atención al personal de las universidades, así como también todos aquellos agentes que brinden servicios médicos asistenciales a sus afiliados independientemente de la figura jurídica que posean, deben incorporar como prestaciones obligatorias y brindar a sus afiliados o beneficiarios, la cobertura integral e interdisciplinaria del abordaje, diagnóstico y tratamiento de las técnicas de reproducción humana asistida en casos de esterilidad e infertilidad diagnosticadas.
Las “Técnicas de Reproducción Humana Asistida” serán aplicadas a toda persona capaz, que las acepte mediante consentimiento informado.
Se firmaron además dos dictámenes de minoría:
El del jujeño Mario Fiad (UCR) exige para la mujer una edad mínima de 18 años y máxima de 50, el requisito de contar con una pareja estable (3 años) y la prohibición de identificar en los gametos los rasgos genotípicos, para “que no se elijan a los chicos como en un supermercado”, según manifestó. Permite la donación de gametos y la criopreservación de embriones.
El de la puntana Ivana Bianchi (Peronismo Federal) garantiza el acceso a las técnicas a “parejas heterosexuales que acrediten una relación estable de al menos de 3 (tres) años, sean mayores de edad y se encuentren en edad reproductiva”. Prohíbe la donación de gametos (le reconoce al embrión “derecho a la identidad”); la donación, la criopreservación y el descarte de embriones; y la subrogación de vientres. Exige la transferencia en un solo acto de todos los embriones fecundados (máximo de 3).
Si el dictamen de mayoría se transforma en ley se autorizará un mecanismo para eliminar sistemáticamente personas inocentes, pero aún tratando de preservar la vida humana las técnicas de fecundación artificial "no dejan de ser moralmente reprobables. Disocian el acto sexual del acto procreador" (CEC 2377).
NOTIVIDA, Año X, Nº 742, 10 de noviembre de 2010
La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados despachó los proyectos sobre fecundación artificial (Vid Notivida 740 y 741). Le toca ahora estudiarlos a las comisiones de Familia, Legislación General y Presupuesto.
El dictamen de mayoría impulsado férreamente por Silvia Majdalani (PRO) permite la donación de gametos y embriones, y el alquiler de vientres. El médico tratante decidirá el número de ovocitos a inseminar y de embriones a transferir. Permite la criopreservación de “embriones viables humanos”. “Cuando los gametos y embriones no sean reclamados después de un período de diez (10) años deben ser descartados”.
El Sistema Público de Salud, las Obras Sociales enmarcadas en las leyes 23.660 y 23.661, la Obra Social del Poder Judicial de la Nación, la Dirección de Ayuda Social para el Personal del Congreso de la Nación, las entidades de medicina prepaga y las entidades que brinden atención al personal de las universidades, así como también todos aquellos agentes que brinden servicios médicos asistenciales a sus afiliados independientemente de la figura jurídica que posean, deben incorporar como prestaciones obligatorias y brindar a sus afiliados o beneficiarios, la cobertura integral e interdisciplinaria del abordaje, diagnóstico y tratamiento de las técnicas de reproducción humana asistida en casos de esterilidad e infertilidad diagnosticadas.
Las “Técnicas de Reproducción Humana Asistida” serán aplicadas a toda persona capaz, que las acepte mediante consentimiento informado.
Se firmaron además dos dictámenes de minoría:
El del jujeño Mario Fiad (UCR) exige para la mujer una edad mínima de 18 años y máxima de 50, el requisito de contar con una pareja estable (3 años) y la prohibición de identificar en los gametos los rasgos genotípicos, para “que no se elijan a los chicos como en un supermercado”, según manifestó. Permite la donación de gametos y la criopreservación de embriones.
El de la puntana Ivana Bianchi (Peronismo Federal) garantiza el acceso a las técnicas a “parejas heterosexuales que acrediten una relación estable de al menos de 3 (tres) años, sean mayores de edad y se encuentren en edad reproductiva”. Prohíbe la donación de gametos (le reconoce al embrión “derecho a la identidad”); la donación, la criopreservación y el descarte de embriones; y la subrogación de vientres. Exige la transferencia en un solo acto de todos los embriones fecundados (máximo de 3).
Si el dictamen de mayoría se transforma en ley se autorizará un mecanismo para eliminar sistemáticamente personas inocentes, pero aún tratando de preservar la vida humana las técnicas de fecundación artificial "no dejan de ser moralmente reprobables. Disocian el acto sexual del acto procreador" (CEC 2377).
NOTIVIDA, Año X, Nº 742, 10 de noviembre de 2010
UN SER HUMANO NO ES UN OBJETO INDUSTRIAL
Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata
“Mis amigos televidentes hoy quiero comentarles algo acerca del Premio Nobel de Medicina, que se adjudicó este año al Dr. Robert Edwards. Llamó la atención que se lo premiara, después de más de 30 años, por haber logrado el primer nacimiento de un ser humano mediante la técnica de la fecundación in vitro”.
“Este reconocimiento tardío pone de nuevo sobre el tapete el juicio que hay que hacer acerca de esta técnica que se ha difundido notablemente en todo el mundo y también, aunque no hay una regulación legal, en la Argentina”.
“En primer lugar habría que recordar que el laboratorio no es el ámbito adecuado para el nacimiento de un ser humano. No es adecuado a la dignidad de la persona humana que, como enseña el Concilio Vaticano II, es el único ser en el cosmos visible que ha sido querido por sí mismo como imagen y semejanza de Dios”.
“Entonces, en la técnica que ha sido objeto de tan alto reconocimiento se da una ambigüedad fundamental: pareciera que por medio de manipulación de gametos, como si tratara de un objeto industrial, se puede fabricar un ser humano. No es eso lo que corresponde a la dignidad del nacimiento de la persona”.
“Hay que decir que aun nacido en esas circunstancias, el embrión humano es un ser personal. Esto es una verdad científica y a la vez una verdad jurídica porque en la actualidad se acepta, con toda razón, el estatuto jurídico del embrión humano. Quiero decir con esto que desde el inicio, desde el instante de la concepción, cuando se unen los dos gametos, allí aparece un ser nuevo caracterizado por un ADN que lo identifica hasta la muerte y a lo largo de todo su desarrollo vital, cualquiera sea éste”.
“Por medio de la fecundación in vitro el científico, el técnico podríamos decir, se hace dueño de la vida y de la muerte. Es bien sabido que para lograr un nacimiento se desperdician una cantidad notable de embriones y, por otra parte, es muy común la selección. Se eligen aquellos que están en mejores condiciones, aquellos de los cuales se puede preveer que no van a tener ninguna deficiencia; los demás son descartados como objetos biológicos inservibles. Ahora bien: se trata de seres humanos, se trata de personas humanas”.
“También es muy común la práctica de la congelación de los embriones que se decide no implantar pero ¿es aceptable que se congele a un ser humano? ¿Está esto de acuerdo con su dignidad?”
“Todo el mundo sabe que hay miles y miles de embriones congelados en todo el mundo, de seres humanos cuya suerte no se sabe cual será y que sufrirán deterioros o morirán a causa de esas condiciones a las cuales se los somete. De paso, hay que señalar el enorme negocio a que da lugar la aplicación del método de fecundación artificial”.
“Este Premio Nobel, entonces, nos obliga a pensar otra vez la importancia de reconocer verdades fundamentales que tienen que ver con la dignidad de la vida humana y con su carácter sagrado, desde el inicio hasta su fin natural. No se puede, a cualquier precio, lograr un nacimiento para satisfacer el respetable deseo de una pareja de tener un hijo. Este deseo tiene que ajustarse a pautas éticas objetivas”.
“La técnica de la fecundación in vitro consiste en jugar con la vida y con la muerte de miles y miles de personas humanas. Podríamos hablar en este caso de un nuevo holocausto, que se añade al ya conocido del aborto”.
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NOTIVIDA, 9 de noviembre de 2010
Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata
“Mis amigos televidentes hoy quiero comentarles algo acerca del Premio Nobel de Medicina, que se adjudicó este año al Dr. Robert Edwards. Llamó la atención que se lo premiara, después de más de 30 años, por haber logrado el primer nacimiento de un ser humano mediante la técnica de la fecundación in vitro”.
“Este reconocimiento tardío pone de nuevo sobre el tapete el juicio que hay que hacer acerca de esta técnica que se ha difundido notablemente en todo el mundo y también, aunque no hay una regulación legal, en la Argentina”.
“En primer lugar habría que recordar que el laboratorio no es el ámbito adecuado para el nacimiento de un ser humano. No es adecuado a la dignidad de la persona humana que, como enseña el Concilio Vaticano II, es el único ser en el cosmos visible que ha sido querido por sí mismo como imagen y semejanza de Dios”.
“Entonces, en la técnica que ha sido objeto de tan alto reconocimiento se da una ambigüedad fundamental: pareciera que por medio de manipulación de gametos, como si tratara de un objeto industrial, se puede fabricar un ser humano. No es eso lo que corresponde a la dignidad del nacimiento de la persona”.
“Hay que decir que aun nacido en esas circunstancias, el embrión humano es un ser personal. Esto es una verdad científica y a la vez una verdad jurídica porque en la actualidad se acepta, con toda razón, el estatuto jurídico del embrión humano. Quiero decir con esto que desde el inicio, desde el instante de la concepción, cuando se unen los dos gametos, allí aparece un ser nuevo caracterizado por un ADN que lo identifica hasta la muerte y a lo largo de todo su desarrollo vital, cualquiera sea éste”.
“Por medio de la fecundación in vitro el científico, el técnico podríamos decir, se hace dueño de la vida y de la muerte. Es bien sabido que para lograr un nacimiento se desperdician una cantidad notable de embriones y, por otra parte, es muy común la selección. Se eligen aquellos que están en mejores condiciones, aquellos de los cuales se puede preveer que no van a tener ninguna deficiencia; los demás son descartados como objetos biológicos inservibles. Ahora bien: se trata de seres humanos, se trata de personas humanas”.
“También es muy común la práctica de la congelación de los embriones que se decide no implantar pero ¿es aceptable que se congele a un ser humano? ¿Está esto de acuerdo con su dignidad?”
“Todo el mundo sabe que hay miles y miles de embriones congelados en todo el mundo, de seres humanos cuya suerte no se sabe cual será y que sufrirán deterioros o morirán a causa de esas condiciones a las cuales se los somete. De paso, hay que señalar el enorme negocio a que da lugar la aplicación del método de fecundación artificial”.
“Este Premio Nobel, entonces, nos obliga a pensar otra vez la importancia de reconocer verdades fundamentales que tienen que ver con la dignidad de la vida humana y con su carácter sagrado, desde el inicio hasta su fin natural. No se puede, a cualquier precio, lograr un nacimiento para satisfacer el respetable deseo de una pareja de tener un hijo. Este deseo tiene que ajustarse a pautas éticas objetivas”.
“La técnica de la fecundación in vitro consiste en jugar con la vida y con la muerte de miles y miles de personas humanas. Podríamos hablar en este caso de un nuevo holocausto, que se añade al ya conocido del aborto”.
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NOTIVIDA, 9 de noviembre de 2010