Clarín, 5-12-14
Si un productor
francés vendiera ahora su trigo cobraría 207 euros por tonelada, mientras que
un "farmer" estadounidense obtendría 220 dólares y un productor
uruguayo 207 dólares. En Argentina, los chacareros que han comenzado a cosechar
su cereal con mucha suerte podrían venderlo a 130 dólares a la cotización
oficial u 85 dólares en su versión blue. El de aquí es el trigo más barato en
todo el mundo. Y todo como fruto de una insólita manipulación de los mercados
promovida desde el Gobierno.
Esta manipulación
-que consiste en abrir y cerrar las exportaciones de modo antojadizo y
errático-, ha provocado cosas inverosímiles. Por ejemplo, que el precio local
del trigo haya superado los 600 dólares en octubre de 2013 (marcando un récord
planetario) y un año más tarde se haya ubicado en una cuarta parte de ese
valor. Otra situación igualmente curiosa la marcó un informe de la corredora
Kimei: indicó que en noviembre el precio del trigo en el mercado de Chicago
subió casi 8,5%, mientras que caía aquí más de 13%.
El mecanismo
distorsivo se repite desde que en 2007 el ex secretario Guillermo Moreno, con
la excusa de cuidar los precios del pan, comenzó a meter mano en el mercado,
con pactos sellados de modo oscuro con los molinos y las grandes cerealeras,
pero sin presencia de representantes de la producción primaria. El sistema
apunta a cerrar los embarques de trigo justo cuando hay mayor oferta, de modo
de saturar la plaza interna y desplomar los valores internos. Según cálculos de
diversas fuentes, unos 4.000 millones de dólares han pasado así en los últimos
siete años desde los productores a los sectores más concentrados.