Por Carlos
Ialorenzi
La Prensa,
26.02.2025
El año pasado el
Poder Ejecutivo Nacional declaró a 2024, "Año de la Defensa de la vida, la
libertad y la propiedad" y ahora a 2025 como el "Año de la
Reconstrucción de la Nación Argentina".
Estás
significativas declaraciones, nos generan además de alegría, la esperanza que
nuestro país vuelva a la senda de grandeza y a los valores fundacionales. En estos catorce meses de gobierno no
solamente se han dado pasos importantes en materia económica, sino que también
un cambio significativo en la lucha contra la ideología de género y el
globalismo.
En gran parte del
mundo se habla de Argentina. Volvimos a ser noticia y no solamente por el
fútbol.
Este segundo año
de gobierno es clave para que el oficialismo logre tener un número
significativo de legisladores, para lograr los objetivos declarados y así
empezar a derogar leyes nefastas impuestas por la izquierda cultural como el
aborto y la ley de identidad de género entre otras.
LOS FERIADOS NACIONALES
Y LA BATALLA CULTURAL
Una de las
acciones que es importante encarar para seguir profundizando la batalla
cultural, es volver a nuestras raíces rescatando a nuestros próceres, nuestra
Fe y los sucesos históricos que forjaron nuestra nacionalidad. Para esto se han
creado los feriados nacionales.
El decreto Ley
2.446 del 9 de febrero de 1956 dentro de sus considerandos estableció:
"Que corresponde establecer los días feriados nacionales que corresponden
a los grandes fastos de la Nacionalidad, de la Raza y de la Cristiandad, en los
cuales el Estado ha de asociarse jubiloso al legítimo deseo de todos sus
habitantes de rendir homenaje con una pausa en el noble esfuerzo cotidiano con
que engrandecen a la Patria y alimentan a los suyos..."
Desde hace años se
viene imponiendo entre nosotros la idea que un feriado nacional, es solo un día
para el esparcimiento, la diversión o para hacer turismo.
Sabemos que es muy
bueno y necesario poder disfrutar del tiempo libre o tomarse un descanso de la
rutina diaria, pero eso no es lo central de un día al cual se busca
recordar. Determinadas fechas fueron
establecidas como feriados nacionales, para rescatar algo memorable, cuyo
simbolismo hace a la identidad de la patria. Y está bien que así se haga.
La Ley 27399 es la
que establece los feriados nacionales y días no laborables en todo el
territorio de la República Argentina.
Esta establece que
existen feriados nacionales inamovibles y feriados nacionales trasladables.
Entre los
inamovibles están: 1° de Enero, lunes y martes de carnaval, 24 de marzo,
Viernes Santo, 2 de abril, 1° de mayo, 25 de mayo, 20 de junio, 9 de julio, 8
de diciembre y 25 de diciembre.
Entre los
trasladables se encuentran: 17 de junio, 17 de agosto, 12 de octubre y 20 de
noviembre.
SAN MARTÍN, COLÓN
Y EL 24 DE MARZO
Como pasa todos
los años, el 25 de febrero día del natalicio del General José de San Martín,
sigue pasando desapercibido para la gran mayoría. El criterio que siempre se
vino aplicando para homenajear a los próceres fue recordarlos el día de su
muerte, su paso a la inmortalidad. Desde hace unos años a esta parte, el 17 de
agosto pasó a ser feriado trasladable. Una medida desacertada que no favorece a
que tomemos conciencia sobre la importancia de esa fecha y así recordar la grandeza
y ejemplo del Padre de la Patria.
Otro feriado que
es importante volver a homenajear como corresponde es el 12 de octubre.
El kirchnerismo
con su relato “progre”, además de hacerlo trasladable, lo denominó “Día del
Respeto a la Diversidad Cultural”.
Es necesario que
vuelva a recordarse la gran epopeya que realizó Cristóbal Colón con el apoyo de
los Reyes Católicos. Como ya expresamos hace un tiempo en esta misma columna,
proponemos que se denomine al 12 de octubre “Día de Hispanoamérica”.
El feriado del 24
de marzo (Día nacional de la memoria por la verdad y la justicia) es una fecha
que sigue generando división y polémica. Los que impulsaron que fuera feriado
nunca tuvieron la intención que se sepa todo lo que pasó en esos años. Los
DD.HH. siempre fueron vistos desde lo ideológico. La izquierda nunca reconoció
sus crímenes. Lo mejor sería dejarlo sin efecto o cambiarle su significado para
que se conozca la verdad de lo que realmente ocurrió y no el relato que nos
vendieron durante tantos años.