sábado, 29 de noviembre de 2014

LA NUEVA DEUDA EXTERNA 2014



Por Héctor GIULIANO
(28.11.2014).


En los últimos tiempos, la administración Kirchner viene sugiriendo la idea que el gobierno no quiere volver a una política de endeudamiento externo de la Argentina.

Hay toda una serie de declaraciones por parte de los más altos funcionarios a este respecto: desde la presidenta de la Nación al Jefe de Gabinete Capitanich y desde el Ministro de Planificación De Vido al Ministro de Economía Kicillof.

Los discursos oficiales, sin embargo, no se compadecen con las acciones que está adoptando el gobierno K ni con la expectativa de arreglo de la cuestión de los holdouts – que implica obviamente más deuda externa -  en el contexto de la Hoja de Ruta Boudou la que, sobre la base del Megacanje Kirchner-Lavagna 2005-2010, tiene como objetivo final la vuelta del país al Mercado Internacional de Capitales.

Un ambiguo planteo gubernamental acerca de este tema - que es muy específico y que, como tal, no permite darle muchas vueltas al asunto - sirve de marco al divorcio o marcada diferencia entre las declaraciones y los hechos:

a)        La administración CFK ha comenzado a pagar este año los laudos perdidos ante el CIADI con nuevos títulos de Deuda Externa. Hasta ahora se han reconocido unos 1.000 MD  por este concepto (cinco casos con empresas norteamericanas y uno con British Gas) pero quedan abiertas otras 20 demandas contra la Argentina – todas ellas también con altas probabilidades de ser perdidas – por un monto conjunto de 10.000 MD o más.

b)        El gobierno ha emitido fuerte deuda externa este año para el pago de la indemnización a Repsol por la expropiación de las acciones de YPF, por unos 11.000 MD (6.000 MD de Capital más 5.000 de intereses).

c)         La administración Kirchner llegó, también en el corriente año, a un arreglo por allanamiento con el Club de París del orden de los 10.000 MD (9.700), que conlleva el pago en cuotas anuales de deudas atrasadas, intereses acumulados, punitorios y multas. La mitad de estas deudas serían provenientes de la época del Proceso Militar y están siendo investigadas por la Justicia Argentina en la Causa Olmos II (como ya lo fueron en la Olmos I, que tiene sentencia del juez Ballestero), pero el gobierno no ha objetado su legitimidad.

d)        Desde mediados de año el gobierno ha comenzado a emitir nueva deuda en bonos que son tomados por acreedores privados: 2.000 MD, en pesos, por Bonar 2016/2017 y otros 2.000 MD, bajo modalidad dollar-linked, por Bonad 2016/2018; aunque todos bajo legislación argentina.

e)        La administración K, por último, viene declarando su voluntad de pago a los holdouts que ganaron el caso testigo de los Fondos Buitre (FB) ante los tribunales de Nueva York. Esta causa, que arrastra inevitablemente el reclamo del resto de los holdouts, se estima terminaría costándole al país pagos externos por entre 20 y 30.000 MD, por todo concepto (bonos reclamados a valor nominal, intereses acumulados, punitorios y penalidades por el diferimiento de ejecución de las sentencias, honorarios y gastos).

Todos estos rubros constituyen lógicamente nueva Deuda Externa. Una deuda que está siendo tomada por este gobierno y a la que debe sumarse las extraordinarias cifras de endeudamiento autorizadas por las leyes de Presupuesto 2014 y 2015 que, en su conjunto, sobrepasan los 100.000 MD por ejercicio (de las cuales no se tiene idea de la magnitud efectivizada debido a la falta de información sobre la evolución de la Deuda Pública Indirecta: Empresas del Estado, Organismos Nacionales y Fondos Fiduciarios).

La mayoría de estas colocaciones – como se ha dicho – se hacen con el objeto de regularizar deudas atrasadas y pagar juicios con bonos de deuda externa, para volver entonces al Mercado Internacional de Capitales a los efectos de tomar más deudas. A menos que el gobierno tratara ahora de hacer lo contrario.

Las evidencias, empero, muestran realidades diferentes a los discursos oficiales.

El Partido de la Deuda está posicionándose en forma cada vez más fuerte a medida que aumenta la vulnerabilidad financiera y política del gobierno Kirchner.

A caballo de la tradicional receta neoliberal de “no emitan dinero, emitan deuda”, después del último golpe de mercado – de fines de Setiembre – se observa una serie de movimientos oficiales orientados a volver al Mercado Internacional para colocar Deuda Externa en función de la Hoja de Ruta Boudou.

No parece casual que esta muy delicada circunstancia haya coincidido con un nuevo episodio de salud de la presidenta.

El Estado tiene tres fuentes básicas de financiamiento: 1. La Recaudación Tributaria, 2. La Emisión controlada de Dinero y 3. La Deuda Pública.

Cuando la fuente Deuda se encuentra en niveles impagables y se vive refinanciando obligaciones a la vez que asumiendo sistemáticamente más deuda nueva – como en el caso argentino – las otras dos fuentes de fondos (Recaudación y Emisión) se terminan usando para sostener el costo de la tercera, con una mayor carga de sus servicios por Capital e Intereses.

Con la importantísima característica identificativa de que los vencimientos de Capital no se cancelan en forma neta sino que se pagan íntegramente con nuevas deudas (más de 40.000 MD de vencimientos por año); y que incluso una parte de los Intereses – que suman entre 10 y 12.000 MD en total y se abonan en efectivo – se capitaliza por anatocismo (unos 1.000 MD anuales).

Tal es el problema de fondo de la trampa de Deuda Perpetua en que está metida la Argentina y que la llamada Década Ganada no ha podido resolver; antes bien, es el problema que ha terminado llevando las cosas a un “giro de 360◦”: una suerte de vuelta al punto de partida donde, después de haber “desagotado” Deuda Externa con Deuda intra-Estado – pagándole a los acreedores, según la presidenta, 190.000 MD en 10 años - viene ahora el momento de cumplir el “pacto con el Diablo” y volver al Mercado de Capitales.

Es decir, que visto en la perspectiva de la gestión de gobierno K, la Deuda intra-Estado – que es deuda impagable transferida al Sector Público que compromete la capitalización y el financiamiento del Fisco – habría servido así como “préstamo puente” interno para reducir los montos de endeudamiento externo y volver entonces a contraer nueva deuda internacional.

Tal es el dilema que la administración Kirchner tiene que enfrentar hoy: el de volver o no volver al Mercado externo de Capitales para tomar más Deuda.

Si verdaderamente el gobierno quisiera salir del Sistema de la Deuda hoy tiene la posibilidad de hacerlo, o al menos de intentarlo: 1. Blanqueando el Default, con la consiguiente suspensión de pagos, 2. Disponiendo la Auditoría de la Deuda, creando la Comisión Investigadora de la Legitimidad de la Deuda que prevé la reciente Ley 26.984, y 3. Determinando el quantum de la Deuda Legítima y la verdadera capacidad de pago del país para encarar una re-estructuración forzosa y no voluntaria de toda la Deuda.

Pero esto contradice el discurso del gobierno Kirchner, que no quiere reconocer el fracaso del Megacanje 2005 y, por ende, el peligro de tener que “salir” de la actual Crisis de Deuda – una vez más - con más Endeudamiento; como ya ocurrió en el 2002 con los títulos de deuda para cubrir la pesificación asimétrica y como estaba previsto que ocurriera después del Megacanje Kirchner-Lavagna, que estaba orientado a preparar una rápida vuelta al mercado internacional de capitales, cosa que todavía no se ha producido a raíz de la crisis de los holdouts.

Fue en este contexto, y como tareas preparatorias de la Hoja de Ruta Boudou, que el gobierno Kirchner encaró durante el corriente año el nuevo mecanismo de pago con bonos de los laudos perdidos ante el CIADI y la indemnización a Repsol por la expropiación de acciones de YPF, el pago en cuotas de la totalidad de los reclamos por atrasos y recargos con el Club de París, las nuevas emisiones de bonos Bonar 2016/2017 en pesos y Bonad 2016/2018 en dollar linked, así como las negociaciones en curso para empezar a pagar a los holdouts con bonos adicionales.

El momento es, por ello, sumamente delicado para la administración K a los fines de salvar su imagen frente a las contradicciones entre el discurso y las realidades.

Es el viejo dilema del “tren que va a Rosario”: el señor decía que no quería ir a Rosario pero se sube al tren que va a Rosario. Durante el viaje despotrica reiterando que no le gusta y que no va a ir a Rosario... pero cuando el tren llega a destino se tiene que bajar en Rosario.

A través de toda una serie de acciones tardías, improvisadas e inconsistentes con el objeto de llegar al 2015 - como supuesta “fecha salvadora” frente a las cláusulas RUFO/MFC – el gobierno CFK está adoptando, en los hechos, medidas que lo acercarían cada vez más a las exigencias de los acreedores, ya sea en forma directa o bien soportando que las mismas se produzcan con el simple “acomodamiento de los hechos”:

a)        Se sostiene un retraso cambiario relativo como ancla anti-inflacionaria y especialmente como garantía de pago de la Deuda Externa, actual y futura.

b)        Se mantienen altas tasas de interés locales que, con estabilidad y/o retraso del tipo de cambio, favorecen la mayor rentabilidad de los capitales financieros.

c)         Se difiere el problema del sinceramiento cambiario mientras el retraso mejora los precios de los productos importados y el valor del giro de utilidades y dividendos al exterior, que se acumulan a través de la Deuda Externa Privada.

d)        Se estimula el consumo tratando de compensar el cuadro de desaceleración  y/o recesión derivado del aumento del costo financiero - público y privado - sobre la Economía.

e)        Se continúa el endeudamiento cuasi-fiscal en gran escala del Banco Central (BCRA) emitiendo dinero sin respaldo que se usa para comprar reservas – divisas que luego se prestan al gobierno para pagar más Deuda Externa – y para dar Adelantos Transitorios permanentes al Tesoro, mientras el grueso de estas emisiones monetarias se absorbe por medio de Lebac que pagan un 29 % de interés anual a los grandes bancos privados.

f)          Se generan ganancias financiero-bancarias extraordinarias vía revalorización por tenencia de las carteras dolarizadas de Bancos y Aseguradoras después de la devaluación de Enero, por aumento de las tasas de interés de referencia, por la prolongada tolerancia con las operaciones de arbitraje por Contado con Liquidación (CCL) y por dólar Bolsa o MEP, por los altibajos especulativos en Bolsa liderados por inversores financieros locales y particularmente extranjeros (con los fondos de inversión de George Soros y Daniel Loeb a la cabeza), etc.

g)        Se conceden altísimas autorizaciones presupuestarias de nueva Deuda para financiar Obras Públicas y de Infraestructura, e incluso Gasto Público Corriente por medio de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) del Poder Ejecutivo que ya elevaron en más de un 20 % las partidas totales del Presupuesto 2014 original.

h)         Se produce una caída del poder adquisitivo de salarios y jubilaciones por Inflación superior a la suba de los ingresos y por desfase financiero en la percepción de las liquidaciones correspondientes.

i)          Se contiene parcialmente las presiones de aumento de precios a través de un proceso de desaceleración económica: una suerte de Recesión relativa como forma de freno a la Inflación.

j)          Se ejecuta un plan de ajuste fiscal encubierto, que se lleva a cabo más por la vía de los Ingresos que por reducción de los Gastos: alta presión tributaria (Impuesto a las Ganancias, Impuesto al Cheque, IVA, Retenciones, gravámenes provinciales y municipales), aumento generalizado de Precios/Tarifas de Servicios Públicos y aumento de la Deuda Pública (con la carga creciente de sus servicios de capital e intereses).    

Es muy probable que la proximidad de las fiestas de Fin de Año, el comienzo de las vacaciones de Verano y, sobre todo, el uso de distractivos de prensa (escándalo Boudou, cholulismo político, artificial clima pre-electoral, proyectos parlamentarios varios, etc.) surtan su efecto ante la opinión pública, como producto de la tradicional colaboración y complicidad de la tríada oficialismo-oposición-medios.

Pero al gobierno K se le acerca el comienzo del 2015 y, con ello, el momento de la verdad acerca de las realidades que tiene que afrontar a partir de esa fecha en materia de nueva Deuda Externa.

Y el interrogante acerca de cómo será el replanteo público de este problema es grande porque - tal como están las cosas - esto “no cierra” o, mejor dicho, cierra con más Deuda.