Cristina no es
abogada: la noticia deseada de los anti-K
Por Laura Di
Marco
Así como gran parte
de la oposición tiene posiciones populistas, los anti-K también tienen su
relato: una ficción que -tal como sucede en el mundo híper-K- es inmune a los
hechos y a los datos, esos insumos de los que está hecha la verdad.
Sin embargo, la
novedad de la semana no fue el relato K, sino el anti- K, que no sólo encontró
su "noticia deseada", sino también al portavoz perfecto. El prestigioso
constitucionalista Daniel Sabsay devino súbitamente en una celebrity por
sostener su "casi" convencimiento de que la Presidenta no es
abogada. Una frase que lo hizo acreedor de toda la admiración de esa porción
del mundo que ve en Cristina a la encarnación del mal y que no sólo le creyó,
sino que se sintió reconfortada.
Con el objetivo de
explorar el comportamiento físico de la información, el periodista y filósofo
Miguel Wiñazki escribió, hace unos años, La noticia deseada. Un maravilloso
libro en el que, entre otras cosas, sostiene que el público suele estar más
interesado en confirmar sus prejuicios que en informarse. O en abrirse a ideas
novedosas, sobre todo si esas ideas contradicen aquellos prejuicios. La
"noticia deseada" ejerce su propia tensión sobre los periodistas,
dice Wiñazki, porque es aquello que la gente quiere escuchar y no lo que
verdaderamente es.
En una entrevista con
la nacion, Wiñazki lo explicaba así: "Hay periodistas que tienen un
altísimo nivel de reconocimiento y que no resistirían un control de calidad,
porque no dan información, sino que se dedican a reconfortar a su público
diciéndole que tiene razón".
La paradoja aquí es
que el kirchnerismo, que fue una formidable maquinaria de propagar
"noticias deseadas" y conspirativas, constata ahora que ese mismo
mecanismo también funciona en el núcleo duro de los anti-K. Lo que se llama
tomar de la propia medicina.
En Cristina
Fernández, la verdadera historia hay suficientes datos que confirman que
Cristina sí es abogada, independientemente de que no fuera exitosa (son dos
temas diferentes). En primer lugar, figura su número de matrícula (TIIF160) en
el padrón de letrados de su provincia. En Santa Cruz no existe un Colegio de
Abogados como en Buenos Aires y es por eso que no está colegiada: he ahí una
primera respuesta a las dudas de Sabsay. El organismo que maneja la matrícula
de los abogados es el Tribunal Superior de Justicia, donde Cristina fue
inscripta el 12 de febrero de 1980 en el tomo II, folio 160.
El insospechado
abogado santacruceño Rafael Flores, uno de los principales denunciantes de los
Kirchner en su propio terruño, lo sabe bien, porque él también está inscripto
en el mismo tomo.
"Era imposible
matricularse en Santa Cruz sin mostrar el título original. Esa matrícula nos
habilitaba para ejercer a nivel local, aunque para el fuero federal había que
inscribirse en la Cámara
de Apelaciones más cercana." Esa cámara era la de Comodoro Rivadavia y
también allí aparece registrada Cristina Fernández el 7 de octubre de 1985 en
el tomo 57, folio 322. Flores y Fernández, además, fueron apoderados del PJ
santacruceño en 1983: un rol para el que se requería ser abogado.
Además, hay registro
de las causas -menores, pero causas al fin- en las que litigó y los testimonios
con nombre y apellido de abogados santacruceños, dueños de estudios jurídicos
en la época en la que los Kirchner tenían el suyo y que, en su abrumadora
mayoría, son antikirchneristas. Por si fuera poco, existe una investigación de
OPI Santa Cruz, un medio tan crítico de los K como podría ser Lanata a nivel
nacional, que llega a esta misma conclusión.
En Río Gallegos todos
saben bien que Cristina no fue una exitosa abogada, pero nadie duda -ni sus más
acérrimos enemigos- de que sea abogada.
¿Por qué entonces la Universidad de La Plata (UNLP) no muestra el
título, si eso la beneficiaría? ¿Por qué no se muestra un documento público,
como sucedería en cualquier país normal? ¿Y por qué los K terminan siendo
funcionales a la "noticia deseada" de los anti-K?
Claro que estas preguntas
bien podrían responderse con esta otra: ¿que la UNLP se niegue a exhibir el título será prueba de
que Cristina no es abogada o de que vivimos en un país anormal, en el que la
información que debería ser pública está amparada en el secretismo?
Sinrazones
presidenciales hubo muchas durante la era K. En esa línea, también podríamos
preguntarnos: ¿por qué la
Presidenta eligió no mostrar que nació en una casa sin
cloacas, si eso también la hubiera beneficiado?
Lo sorprendente no
sería lo ilógico, que ya se volvió habitual. Lo sorprendente, en todo caso, es
la enorme cantidad de gente dispuesta a creer en noticias deseadas sólo porque
la verdad contradice sus opiniones. O porque la vida no es como nos gustaría
que fuera..