lunes, 7 de mayo de 2018

UniCABA




La Iglesia, el kirchnerismo y la izquierda, los sectores que agitan la oposición a la universidad docente en la Ciudad

Clarín, 7 de mayo de 2018

Desde que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta presentó en noviembre el proyecto para crear una universidad docente -eliminando los 29 profesorados porteños-, la medida encontró resistencia en distintos sectores. Por obvias razones, las autoridades de los 29 profesorados porteños se opusieron, pero también sindicalistas lo cuestionaron e incluso la Iglesia Católica pidió que se retirara el proyecto de la Legislatura porteña.

El rechazo encontró su punto más visible en la inauguración de la Feria del Libro, cuando un grupo de agitadores, alumnos y docentes de los institutos de formación irrumpieron en el salón e imposibilitaron al ministro de Cultura de la Ciudad realizar su discurso.

Pero ¿quiénes son quienes están motorizando el conflicto?

En la Capital, además de los 29 profesorados públicos, hay otros 44 institutos privados. En total, en ellos trabajan unos 826 agentes afiliados a algunas de las entidades del amplio universo sindical porteño. De ellos, 69 presentan más de una afiliación. La gran mayoría, casi el 70%, pertenecen a la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE) -miembro de la Confederación de Trabajadores de la Educación (CTERA), vinculada al kirchnerismo- y a la Asociación docente de la Ciudad de Buenos Aires (Ademys) -manejado por la izquierda-.


La militancia docente está nutrida principalmente por estudiantes de profesorados. Más allá de que hay una representatividad menor en los profesores, los alumnos engrosan las filas de los movimientos más impetuosos. En ese punto, Ademys atrae buena parte de los jóvenes.

Como sucede en otros ámbitos, también en este punto la oposición política al macrismo quedó en el mismo bando junto a la Iglesia Católica: el propio arzobispo de Buenos Aires, el cardenal Mario Poli, firmó una carta dirigida a Rodríguez Larreta para pedirle que dé marcha atrás con el proyecto. La firma de Poli estaba acompañada por la de autoridades de organizaciones que agrupan a institutos confesionales de gestión privada (y financiamiento público), que resultarían eventualmente afectados por el proyecto.

La propuesta elaborada por el ministerio a cargo de Soledad Acuña plantea transferir los 29 institutos terciarios estatales a una nueva casa de estudios universitaria pública y gratuita que, por ahora, lleva el nombre de UniCABA. Más allá de que se cuestiona su viabilidad, en uno de sus artículos promete estabilidad laboral y respeto por la antigüedad y el salario para aquellos que hoy trabajan en los profesorados.

El rector -dice el proyecto- será elegido por el ejecutivo porteño y, como toda universidad, contará con autonomía académica e institucional y autarquía económica financiera y administrativa.

Sucede que las actuales autoridades de los 29 institutos no responden a la conducción ministerial. Por caso, el año pasado se tomó por primera vez una evaluación nacional para medir el nivel de conocimiento de los futuros maestros: pese a que el Ministerio de Educación dispuso que se lleve a cabo el operativo, los profesorados decidieron no acatar la indicación y no tomaron el examen.

Es decir, quienes se oponen a la jerarquización de la carrera docente mediante la creación de una universidad también se oponen a que sea evaluada la calidad de sus egresados.

Una de las dudas que sobrevuela en torno al proyecto es qué pasará con los docentes. Según las autoridades, aquellos que no tengan título habilitante tendrán la posibilidad de realizar un ciclo complementario en la misma UniCABA para obtener la licenciatura y poder dar clases en la Universidad.

Por su parte, los alumnos que estén cursando una carrera en un instituto podrán mantener el plan de estudios o pasarse a las nuevas currículas. Esos nuevos planes aspiran a "formar docentes del siglo XXI". Seguirán lineamientos que se acoplan a los de la "Secundaria del futuro". Por caso, una visión más integral de las asignaturas, el trabajo por proyectos y la incorporación de las nuevas tecnologías.

Cuando se anunció la UniCABA, se insistió en el objetivo de alentar la carrera docente. A diferencia de lo que sucede en el resto del país, en la Ciudad faltan educadores. En 2017, quedaron 144 cargos de maestro de grado sin cubrir. Por eso, al hacer la carrera universitaria, intuyen que atraerán más interés en los jóvenes.

Desde este lunes, se escucharán distintas voces de especialistas a favor y en contra de la universidad docente en la Legislatura. Una vez concluido el espacio de intercambio, el Gobierno porteño no tendrá dificultades para imponer el proyecto, ya que cuenta con la mayoría simple necesaria para su aprobación.