viernes, 17 de abril de 2020

CORONAVIRUS




al servicio del NUEVO ORDEN MUNDIAL LIBERAL


(Sir Henry Kissinger dixit)

José A. Quarracino – Juan Carlos Vacarezza

Movimiento Primero la Patria, 16-4-20
                                 


Lo que a fines del año pasado comenzó como una epidemia en una región de la República Popular de China con la emergencia del llamado Coronavirus (COVID-19) se ha transformado en tres meses en un problema mundial, en una pandemia: el famoso virus se ha hecho cosmopolita, “ciudadano del mundo”, un ciudadano criminal, indeseable y repudiable, al punto de haberse convertido en el Enemigo No. 1 de la humanidad, que ha puesto al mundo de rodillas y ha frenado la actividad económica mundial, excepto la financiera especulativa, la cual no conoce limitación alguna: las bolsas de valores siguen diariamente activa, los mercados de capital funcionan normalmente, y las deudas públicas externas de los países no conocen de cuarentenas, aislamiento ni congelamiento alguno.

La rapidez de su difusión en el mundo en tan poco tiempo ha llamado la atención, dando lugar a especulaciones políticas e informativas de todo tipo, desde las más verosímiles hasta las de muy difícil o imposible comprobación.

Al día de hoy no estamos en condiciones de aseverar que se trató de un problema exclusivamente sanitario que a partir de un punto del planeta se expandió en forma vertiginosa y aleatoria. Tampoco estamos en condiciones de afirmar en forma tajante que es una maniobra o plan orquestado políticamente por los “amos del universo” -la Plutocracia Financiera mundial- o por el gobierno chino, para provocar un freno económico mundial que le ha permitido a éste último salir a comprar empresas por el mundo a precio vil.



La economía mundial a punto de volar por los aires

Lo que es innegable que esta pandemia virósica, con el consiguiente freno a la economía real a nivel mundial, ha impedido que el sistema económico y financiero especulativa estallara en el aire y volara en mil pedazos: los informes económicos Naciones Unidas, de la ONG británica Oxfam, los informes anuales del banco helvético Credit Suisse, desde hace cinco años hasta hoy, así como también investigaciones de centros privados de varias partes del mundo han sacado a la luz,  por un lado, la brutal concentración de la riqueza que sufre el mundo (0,7% de los adultos del mundo tienen en sus manos el 45% de la riqueza producida) y la inevitable pauperización y miseria del resto del mundo, y por otro lado el estado de pre-estallido de la economía mundial (100 billones de dólares el PBI mundial, 260 billones de dólares la deuda planetaria (naciones + corporaciones + familias); 480 billones de dólares la especulación financiera, no productiva, anual).

Sin la pandemia del coronavirus, en menos de un año la economía mundial marchaba al colapso. Tan grave es la perspectiva que ya en octubre del año pasado, apenas asumida en el cargo, la nueva directora general del FMI, la búlgara Kristalina Georguieva, había declarado que el mundo marchaba hacia una desaceleración económica grave y hacia un freno total de la economía. Además, el 17 de enero del 2020 informó que no sólo la desigualdad interna de riqueza e ingresos sigue aumentando en muchos países, sino además que el proceso económico mundial estaba marchando hacia una “catástrofe financiera”, similar o peor a la gran depresión de 1930. Dijo esto antes que se iniciara el proceso de expansión universal del coronavirus a escala mundial

https://mundo.sputniknews.com/economia/202001181090173739-la-directora-del-fmi-pronostica-una-nueva-gran-depresion/ 



La profecía pandémica-virósica de Bill Gates

Vista a la distancia, una anticipación de Bill Gates formulada en Canadá en marzo/abril del 2015 permite suponer que hay una matriz política que ha impulsado y potenciado al máximo la irrupción impensada y vertiginosa del ahora famoso virus de origen chino, o dicho de otra manera, se puede pensar en una conspiración” política detrás de la epidemia, mediante la utilización de un dispositivo biológico-virósico para detener no solo el crecimiento económico, sino la misma actividad económica, para “barajar y dar de nuevo”, o sea, reestructurar el conjunto de la economía mundial y su actividad, por supuesto para beneficio total y exclusivo de los “amos del universo”, tal como lo ha formulado días pasados sir Henry Kissinger, operador político del clan Rockefeller y vocero del poder financiero mundial.

En su exposición en Canadá, en el 2015, el famoso empresario Bill Gates anticipó “proféticamente” la pandemia del coronavirus, sin darle ese nombre. Entre otras cosas, el magnate dijo que en el futuro próximo los conflictos bélicos iban a pasar a un segundo plano, para dar paso a las guerras biológicas, no bélicas (“No misiles, sino microbios”), que la próxima guerra viral iba a ser “muy infecciosa” y afectaría a más de 10 millones de personas, que los sistemas de salud existentes no estaban preparados para atender las futuras epidemias (“no hay sistema”), que los transmisores del virus “no se iban a sentir mal” e iban a “viajar sin problemas”, que la expansión iba a ser “muy rápida”, que había que instaurar un “sistema mundial de salud”, etc. 

 https://youtu.be/6Af6b_wyiwl 

Como se puede apreciar, la profecía de Bill Gates se ha cumplido prácticamente al pie de la letra. Más que profeta, el magnate estadounidense parece ser el vocero que anticipó lo que ya se tenía pensado hacer la elite del poder mundial.



La creación china del Covid-19 y la complicidad de la Organización Mundial de la Salud

En estos últimos días se ha dado a conocer un documental con abundante información documentada sobre el origen del coronavirus, su creación en un laboratorio de la ciudad de Wuhan y la responsabilidad del gobierno y del Partido Comunista chinos respecto al ocultamiento de su difusión, ocultamiento que hizo posible su expansión a gran parte del planeta. El documental, titulado El origen del coronavirus de Wuhan, elaborado por el periodista Joshua Phillip y publicado por el periódico The Epoch Times. 

 https://www.youtube.com/watch?..

v=Gdd7dtDaYmM&feature=youtu.be

, presenta testimonios de investigadores y artículos publicados en prestigiosas revistas científicas -Science, Nature y  The Lancet, entre otras- y revela, en esencia, que el Covid-19 no es un virus natural, sino un virus sintético, una creación de laboratorio, un “evento de recombinación de laboratorio"; que originalmente es un virus de origen animal, que fue experimentado y combinado con otros materiales virósicos para infectar a seres humanos; que a fines de enero de este año, el Instituto de Virología chino solicitó preventivamente una patente para el uso de una droga, el remdesivir (un medicamento antiviral), en el Covid-19; que uno de los directores del Instituto es hijo de un miembro importante del Partido Comunista Chino y con intereses privados en una compañía farmacéutica que encabeza otro hijo de la elite comunista; y que su creación podría estar ligado al uso militar, en el marco de una guerra sin restricciones, basada en estrategias que permitan a una nación menos fuerte combatir a otra más poderosa y así torcer el equilibrio de poder. 
Una “guerra sin restricción que podría asociarse a lo militar -guerrillas, terrorismo y guerra bioquímica-”, pero también “a lo no militar -tráfico de droga, envenenamientos, destrucción ambiental y diseminación de virus informáticos”[1].

No se sabe con claridad hasta ahora si el virus experimentado se “disparó” o descontroló hasta provocar la actual hecatombe sanitaria y económica planetarias, o si se trató de hacer un experimento de campo a nivel universal.

De lo que sí hay clara evidencia es la responsabilidad criminal que le cabe a las autoridades máximas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que el 31 de diciembre del año pasado fue informada y alertada nada menos que por el gobierno de Taiwán (ex China Nacionalista) sobre la aparición de 7 casos de neumonía atípica [forma diplomática para referirse a la gripe SARS] precisamente en la ciudad china de Wuhan, cuna y origen de la contaminación viral. Pero las autoridades y funcionarios responsables de la OMS ni se dieron por aludidos, negando inicialmente que hubiera recibido información alguna. Negación que puso en evidencia la mala fe ¿y la complicidad? de la OMS, cuando el gobierno taiwanés hizo público el comunicado de alerta[2].  



Coronavirus (Covid-19) al servicio del Nuevo Orden Mundial Liberal

Quien no perdió tiempo en exponer el nuevo ordenamiento mundial que inevitablemente se configurará en el período de la post-pandemia ha sido sir Henry Kissinger, quien a pesar de sus años sigue manteniendo una mente lúcida y, por ello, continúa expresando el mundo futuro que pretende instituir el Poder Financiero internacional, al amo al cual ha servido durante toda su vida.

Lo ha hecho en un breve pero denso artículo publicado el 4 de abril ppdo. en el diario The Wall Street Journal, titulado “La pandemia del coronavirus alterará para siempre el Orden Mundial”.

En este artículo, HK sostiene que “el mundo nunca será el mismo después del coronavirus”, virus que “ha golpeado [al mundo] con una escala y ferocidad sin precedentes”, propagándose “exponencialmente”, proyectando en Estados Unidos y en el mundo una crisis que no sólo debe ser resuelta, sino que además debe estar acompañada por “la urgente tarea de lanzar una empresa paralela [al esfuerzo sanitario encarado] para la transición” al orden posterior al coronavirus.

Es decir, según HK, hay que reconfigurar el Orden Mundial, porque los efectos disociadores del virus afectan a todos los países por igual, desatando una “agitación política y económica” que “podría durar por generaciones”. Es decir, viviremos en un mundo convulsionado y en tensión permanente durante décadas. Y la única manera de superar este problema actual no se va a basar en el esfuerzo que haga cada nación en particular y por sí misma, sino solamente a través de una visión y un programa de colaboración global, liderado por Estados Unidos[3].

Esta nueva configuración global se proyecta en tres dominios:

1)                      La Medicina: para abordar el “desarrollo de nuevas técnicas y tecnologías para el control de infecciones y vacunas proporcionales en grandes poblaciones”. Lo que significa que habrá pandemias constantes y permanentes, las cuales se constituyen en el nuevo enemigo que de aquí en más va a poner en peligro la paz mundial: ni el comunismo ni tampoco el terrorismo islámico son los enemigos de la raza humana, sino que los virus expandidos a gran escala serán el nuevo enemigo a enfrentar. Razón por la cual la elite de los comités de expertos científicos se constituirá en el nuevo poder administrador y colaborador de los “gobernantes” en la sociedad mundial.

2)                     La Economía: el derrumbe económico ya iniciado por motivos “sanitarios” necesitaría de un “Esfuerzo [descomunal] para sanar las heridas de la economía mundial”, es decir, habrá que afrontar y resolver el caos inminente que se va a desatar en las poblaciones más vulnerables del mundo.

3)                     El Orden Mundial: como lo afirma explícitamente HK, en relación con el punto anterior, se plantea la necesidad de “salvaguardar los principios” del Orden Mundial Liberal, una batalla cultural-espiritual para impedir el resurgimiento de lo nacional y así proteger la globalización económica mundial impuesta. En otras palabras: este Orden Mundial Liberal se propone desterrar lo nacional -el ideal de una Comunidad Organizada sustentada en la gran tradición humanista y cristiana de la historia universal-, para reafirmar los ideales de la Ilustración moderna, basados en una concepción individualista del ser humano y de la sociedad como artificio contractual entre los individuos. En otras palabras: afuera la “leyenda” de la Patria y de la Nación para imponer la concepción del Individuo y de la Sociedad, sin memoria ni tradición históricas.

Y considerando que la Ilustración moderna significó, en palabras del sociólogo alemán Max Weber, la pérdida del sentido religioso trascendente en la vida comunitaria –“los dioses han huido del mundo”- para imponer una visión inmanentista y no-trascendente del individuo y de la sociedad (que ya no es Patria ni Nación) basada en el culto a la “diosa Razón” , salvaguardar los principios del Orden Mundial Liberal va a llevar a la guerra contra la fe religiosa, sus principios y su cultura histórica, para impulsar su destierro y eliminación de la vida comunitaria. 

En definitiva, para este Orden Mundial, las pandemias, la fe cristiana y la tradición humanista clásica son los “enemigos” a enfrentar en este “nuevo” mundo post-coronavirus, porque “las democracias del mundo necesitan defender y sostener sus valores de la Ilustración”, según dice HK.

¿Qué es lo que hay detrás de esta locura, de esta irracionalidad que ha planificado la destrucción del ser humano, de los pueblos y de las naciones en las que habitan? La respuesta puede ser encontrada en el objetivo genocida formulado en 1974 en el famoso Memorando de Seguridad Nacional 200/74, cuya autoría es del mismo Henry Kissinger: “[para mediados del siglo XXI] mantener el nivel último de la población mundial tan cerca como sea posible a 8 mil millones de personas, en vez de permitir que alcance los 10 mil millones, 13 mil millones, o más” (“Resumen Ejecutivo”, inciso 28 b).

Es decir, el objetivo poblacional del Nuevo Orden Mundial Liberal es de 8 mil millones de personas como máximo al año 2050. Pero desde el año 2000 al año 2019 la población mundial aumentó de las 6 mil millones a las 7 mil 700 millones de personas. En consecuencia, si en 20 años la población mundial aumentó en 1.700 millones de personas (con todas las políticas poblaciones antinatalistas funcionando a full), ¿cómo pretenden lograr que en 30 años la población mundial sólo aumente 300 millones de personas? Sólo a través de guerras, hambrunas y pandemias.

¿Cómo enfrentar este genocidio planificado? Para tener esperanzas de éxito, es fundamental e inexorable fortalecer la identidad histórica-política del pueblo, reafirmando y restaurando la cultura nacional, como fuente de su vida espiritual, integrada a la gran memoria y tradición humanista y cristiana de la historia universal, actualizando el mensaje filosófico y religioso legado por las culturas greco-latina, cristiana e hispánica.

Sólo desde este punto de partida se podrá pensar en llevar a cabo la resistencia política integral contra el genocidio planetario proyectado y forjar un renacimiento de la Argentina integrada al mundo, con su identidad y personalidad histórica auténticas y genuinas, artífice de su propio destino y no instrumento de la ambición de nadie.


José Quarracino -Sec. Político

Juan Carlos Vacarezza - Secretario General


[1] Para más datos, se puede consultar el artículo “Un documental sobre el origen del coronavirus asegura que el Partido Comunista Chino ocultó que es sintético y se filtró de un laboratorio”, publicado el 12 de abril de 2020 en 

https://www.infobae.com/america/mundo/2020/04/12/un-documental-sobre-el-origen-del-coronavirus-asegura-que-el-partido-comunista-chino-oculto-que-es-sintetico-y-se-filtro-de-un-laboratorio/ 
   
[2] Se pueden ver más detalles en artículo publicado en el diario Infobae el 14 de abril de 2020, en Crece el escándalo: Taiwán reveló los correos que le envió a la OMS en diciembre alertando sobre la epidemia del coronavirus

 [3] Para lo cual es necesario desplazar al actual mandatorio Donald Trump, evidentemente.