tal como lo conocemos está muriendo
Por Analía
Tarasiewicz *
La Prensa,
19.01.2025
El mundo laboral
está atravesando una metamorfosis profunda que no sólo redefine cómo
trabajamos, sino también cómo entendemos el trabajo en nuestras vidas. La salud
psicoemocional, la búsqueda de propósito, la flexibilidad y la tecnología se
han convertido en fuerzas predominantes que desafían las reglas tradicionales
y, con ellas, nuestra percepción de estabilidad psicológica, física y
emocional.
En este escenario
de cambio, las certezas se desmoronan, dando paso a un entorno laboral fluido
que ofrece nuevas oportunidades, pero también plantea desafíos. El trabajo ya
no es solo un medio para ganarse la vida; es un espacio de expresión personal,
un vehículo para construir propósito y un terreno en el que nuestras
habilidades y emociones se ponen constantemente a prueba. Sin embargo, la
rapidez de esta transformación puede ser abrumadora, dejando a muchos en un
estado de incertidumbre y estrés.
La flexibilidad
laboral es quizás la bandera más visible de esta nueva era, un pilar para
mejorar la salud mental, con modelos como el trabajo híbrido, semanas laborales
comprimidas y horarios personalizados que permiten a las personas equilibrar
mejor su vida personal y profesional. Este tipo de medida reduce el estrés,
aumenta la satisfacción y la motivación en el trabajo sobre todo para las
nuevas generaciones con mayor tendencia a tomar días libres por esta causa en
comparación con la Generación X.
Aunque este
cambio, que parece tan positivo, trae consigo una carga invisible: la dilución
de los límites entre el trabajo y la vida personal, por lo que tanto las
organizaciones como las personas deben trabajar estratégicamente para no caer
en el llamado Burn out.
Según el informe
Talent Trends desarrollado por la consultora Michael Page, el 87% de los
candidatos valora el equilibrio entre vida personal y trabajo, y el 72%
prefiere un acuerdo de trabajo híbrido o flexible, pero solo el 30% de los
empleadores lo considera relevante.
HIBRIDO EN SECRETO
Un fenómeno
interesante que ha surgido en este contexto es el híbrido en secreto, una
práctica donde los gerentes permiten discretamente que sus equipos trabajen de
manera remota, aunque oficialmente la empresa haya establecido políticas de
retorno presencial. Este acuerdo implícito responde a las tensiones entre las
preferencias de las personas y las expectativas corporativas. Aunque esta
solución de compromiso puede beneficiar a corto plazo la satisfacción y
fidelización de las personas, también refleja una desconexión entre las
políticas institucionales y la realidad laboral.
Una nueva
tendencia conocida como Marcar tarjeta para un café está ganando terreno. Las
personas visitan la oficina sólo lo necesario para tomar un café y registrarse,
antes de trasladarse a trabajar desde otro lugar más cómodo o productivo. Este
fenómeno refleja el debilitamiento del vínculo emocional con la oficina como un
espacio central de trabajo. Para los empleadores, esta práctica plantea un gran
reto: ¿cómo transformar la oficina en un lugar donde las personas deseen
permanecer y colaborar? Aunque algunas organizaciones apuestan por rediseñar
espacios con áreas de bienestar y creatividad, el verdadero desafío está en
generar una conexión significativa entre los trabajadores y su entorno laboral.
De cara a 2025, el
gran reto será formar perfiles hiperespecializados y la flexibilidad es vital
para su fidelización, dotados de habilidades altamente específicas que puedan
satisfacer una demanda global en constante crecimiento. En este contexto, surge
una nueva tendencia en el ámbito tecnológico, los llamados Cuello Nuevo o
Trabajadores sin camisa, quienes son considerados superestrellas del talento.
Estos profesionales destacan por su capacidad práctica, acceden a puestos de
alto nivel y demuestran que el talento y las habilidades superan a la formación
académica tradicional.
El fenómeno del
marido remoto es un ejemplo de cómo la flexibilidad puede abrir puertas a
dinámicas laborales y personales inéditas. Tradicionalmente, los trabajos en
tecnología o ingeniería obligaban a las parejas a priorizar la ubicación
laboral de uno de los dos, generalmente del hombre. Hoy, con roles que pueden
desempeñarse de manera remota, las mujeres están aceptando oportunidades
laborales que antes habrían descartado. Aunque este cambio simboliza un avance
hacia la equidad, también obliga a las parejas a renegociar roles y
expectativas, lo que puede generar tensiones si no se gestionan adecuadamente.
SALUD MENTAL
En 2025, la salud
mental se posicionará como un pilar fundamental en las estrategias
empresariales, marcando un cambio decisivo en cómo las organizaciones abordan
el bienestar de las personas.
Una de las
principales tendencias es el creciente reconocimiento de que las personas
buscan trabajos con sentido, alineados con sus propósitos personales. Un
estudio reciente de McKinsey reveló que el 62% de los trabajadores que
renuncian lo hacen en busca de mayor sentido en sus roles. Las organizaciones
que entienden este cambio están priorizando culturas laborales más humanas y
roles que ofrecen no solo retos, sino también propósito. En cambio, aquellas
que ignoran esta tendencia enfrentan alta rotación y una creciente desconexión
con sus equipos.
Este cambio ha
dado lugar al fenómeno de la renuncia sin respaldo o renuncia sin Plan B.
Personas de todas las edades, especialmente jóvenes, están dejando empleos que
no reflejan sus valores personales, confiando en que encontrarán oportunidades
más significativas. Aunque arriesgado, este movimiento evidencia la necesidad
ineludible de propósito en el ámbito laboral.
Paralelamente,
comienza a ganar terreno la implementación de licencias por salud mental. Estas
licencias permiten a los trabajadores cuidar su bienestar emocional sin temor a
estigmas ni repercusiones laborales, reconociendo que la salud mental es tan
importante como la física.
Desde mi rol como
psicóloga laboral, he trabajado intensamente en esta tendencia en los últimos
dos años, aplicando el Método Tarasiewicz para trabajar y vivir mejor. Este
enfoque incluye estrategias innovadoras como el Liderazgo Crossover, que
combina un enfoque estratégico y humano para ayudar a los equipos a resolver problemas
simples y complejos de manera creativa e innovadora.
Uno de los
aprendizajes más valiosos al trabajar con líderes fue constatar que, en
general, desconocen los aspectos fundamentales de la gestión psicoemocional. No
se trata de ser psicólogo o especialista en recursos humanos, sino de saber
escuchar, comprender y brindar una primera atención, derivando lo antes posible
los casos que excedan sus competencias. Por ello, creé espacios de evaluación
de necesidades psicoemocionales y capacitaciones específicas para líderes,
abordando desde temores cotidianos, como presentar resultados, hasta
situaciones complejas como la depresión mayor. Ambas realidades son importantes
y no deben ser ignoradas ni estigmatizadas.
Otra de las
iniciativas que hemos implementado son los espacios de soledad en oficinas,
diseñados para reducir el estrés y potenciar la creatividad, la innovación y la
estrategia. Estos espacios están complementados con programas regulares de
meditación que fomentan la calma y la resiliencia emocional.
Por otro lado,
invertir en la formación psicoemocional se está volviendo esencial. Enseñar
habilidades como la gestión del estrés, la comunicación efectiva y la empatía
beneficia tanto a las personas como a las dinámicas de equipo, promoviendo un
estilo de gestión más humano y empático.
En definitiva,
estas tendencias reflejan un esfuerzo colectivo por crear entornos laborales
más humanos y sostenibles, donde la salud mental deje de ser un tema tabú y se
convierta en una prioridad estratégica. Este cambio no solo mejora el bienestar
de las personas, sino que también impulsa la productividad, retiene talento y
construye culturas organizacionales más inclusivas y empáticas.
NUEVAS TECNOLOGIAS
La tecnología, y
en particular la Inteligencia Artificial, están transformando profundamente la
naturaleza del trabajo. Herramientas avanzadas que automatizan tareas y
optimizan procesos permiten a las personas concentrarse en actividades más
estratégicas y de mayor valor. Sin embargo, esta revolución tecnológica también
plantea preguntas inquietantes: ¿qué ocurrirá con los roles reemplazados por
máquinas? ¿Qué lugar queda para aquello que nos hace profundamente humanos,
como la creatividad, la empatía y la capacidad de conexión?
Aquí está el
verdadero desafío: encontrar el equilibrio entre abrazar los avances
tecnológicos y preservar lo humano. Las habilidades blandas, como la
comunicación efectiva, la inteligencia emocional y la creatividad, se han
convertido en los activos más valiosos del mercado laboral. Pero su desarrollo
no puede ocurrir de manera aislada; requiere entornos que fomenten estas
capacidades y promuevan una interacción genuina entre personas.
El camino hacia el
futuro del trabajo no está en elegir entre tecnología y humanidad, sino en
integrarlas de manera que se complementen mutuamente. Mientras las máquinas se
encargan de tareas repetitivas y analíticas, el verdadero potencial humano se
libera para innovar, liderar y conectar a niveles que la tecnología no puede
alcanzar. Este equilibrio no solo define el futuro del trabajo, sino también
cómo evolucionamos como sociedad.
* Psicóloga del
trabajo y coach laboral