es el primer país que necesita una política
poblacional
Germán Masserdotti
La Prensa,
26.01.2025
Desde hace unos
años a la fecha, los medios de comunicación han incrementado la información y
el análisis respecto a las cuestiones vinculadas a la población, especialmente
bajo los rótulos “crisis demográfica”, “invierno demográfico”, y otras
expresiones similares. El aspecto del asunto al que se le suele dar importancia
es el económico: ¿cómo se pagarán las jubilaciones?, ¿qué sucederá con los
colegios sin alumnos?, ¿de qué manera se verá afectado el crecimiento económico
de los países con una menor cantidad de población económicamente activa?, y un
largo etcétera.
Por otra parte, en
los medios de comunicación argentinos suele aparecer información sobre el
impacto de la “crisis demográfica” en China, en Japón, en varios países de
Europa (especialmente España, pero también Italia, Alemania, Rusia, etcétera).
Dicho esto,
conviene recordar, sin embargo, que el único diario que planteó en los últimos
años la cuestión de fondo, es decir, la política poblacional, respecto de la
Argentina, nuestro país, es ‘La Prensa’. Desde la misma sanción de la
Constitución Nacional Argentina en 1853 quedó planteada una determinada
política poblacional inspirada, en ese entonces, predominantemente, por el
liberalismo.
Con el correr de
los años, y gracias a lo que se denominó constitucionalismo social, esa
perspectiva fue corregida por el valor de la justicia social. Basta citar, en
este sentido, el inciso 19 del artículo 75 de la actual Constitución reformada
en 1994, donde corresponde al Congreso de la Nación “proveer lo conducente… al
progreso económico con justicia social”. Podría decirse que en el mismo texto
constitucional conviven, en una situación de equilibrio inestable, dos modelos
de “política poblacional”.
NORMATIVA ESCASA
Lo cierto es que
la recepción de la normativa constitucional en materia poblacional ha sido
escasa y, todavía más grave, inorgánica. Se ve luego de 40 años y algo más de
régimen democrático –desde 1983 a la fecha– que la Argentina sigue siendo un
país no solamente subpolado sino, además, la distribución poblacional es
deficiente. Vale la ilustrativa imagen del “macrocefalismo” que no solamente se
aplica al Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) sino a otras grandes
ciudades argentinas en torno a las cuales se reproduce el mismo fenómeno de
concentración poblacional.
EN LA AGENDA PÚBLICA
Entonces, ¿qué
hacer? Por lo pronto, instalar el tema en la agenda pública. En este sentido,
además de ‘La Prensa’ con sus publicaciones, el Instituto Elevan (Estudio y
Legado en Valores Nacionales) ha organizado una Diplomatura en Política
Poblacional Argentina certificada por la Universidad Abierta Interamericana
(UAI) que comenzará en marzo de 2025. El gran motivador en esta empresa debe
ser el bien de nuestra querida Argentina. La política poblacional no solamente
se vincula con el desarrollo económico sino y en algún sentido, sobre todo, con
la identidad patria sostenida en la soberanía nacional.
Se trata, ni más
ni menos, de aquello que acostumbraban interpretar Los Chalchaleros: “Mi patria
es soberana y su rango es de nación / Jamás será colonia gobernada desde afuera
/ Queremos convivir pero independientes / Dispuestos a servir pero no
sirivientes / No haremos un futuro de paz ni de justicia real / Si no empezamos
por hablar de igual a igual”.