FERNANDO
MIGUEL SALON
La Prensa,
19.01.2025
La ideología woke
o progre está queriendo destruir a Occidente. Como contrapartida, la defensa y
mantenimiento de filosofías y formas de vida sanas y tradicionales está
reaccionando en varias partes del mundo. Desafortunadamente no es así en todos
los países, aún.
La palabra woke se
remonta a tiempos de problemas raciales en USA, y luego su significado y
contenido fue ampliado para cubrir una amplia gama de cosas mezcladas, la
mayoría de las cuales van contra la ley natural. La palabra luego fue
castellanizada como progre o progresista, que no es representativa de su
significado, pues en el diccionario el progresismo significa avanzar y renovar.
Avanzar siempre es
ir para adelante, para mejor. Progresar es crecer (i.e.: el país progresa, el
alumno progresa, el deportista progresa). En política, por ejemplo, un partido
progresista -en castellano o en inglés- pregona planes para el progreso y
desarrollo del país.
Pero la ideología
progre está 180 grados en sentido contrario, retrocede a lo que está mal. Es
una contradicción en sí misma. Entonces, la palabra “progre” no representa lo
que la ideología es: rebeldía injustificada y decadencia moral y social. Por lo
tanto, debería denominarse ideología retro, no progre.
EL ESCANDALO
Veamos qué quiere
la autodenominada ideología progre:
Pretende estar en
el centro de la escena con el escándalo. Escándalo es pregonar lo que está mal
pretendiendo convencer que está bien. Su táctica es llamar la atención
groseramente. Y con ello, distraer la atención de las cosas importantes.
Pretende tener
todos los derechos, y ninguna obligación. La mayoría de las veces derechos que
no son tales pues avasallan los derechos legítimos de los demás.
Derechos LGTB,
derecho al aborto, derecho a ser recibido en cualquier lado, derecho a hacer
marchas, derecho a censurar a los demás, derecho a exigir todo, derecho a decir
que sus ideas -aunque erradas- deben ser respetadas, derecho a tener igual
sueldo que el que es más productivo, derecho a incluirse en las estadísticas y
decir que no tiene ventajas, derecho a la llamada diversidad cultural aunque
eso destruya la verdadera cultura, derecho a gastar o querer gastar el dinero
de los ciudadanos que pagan impuestos, derecho a defender ciegamente ideas de
izquierda ya fracasadas, derecho a cualquier vanidad estéril, derecho a
pretender tener un sistema improductivo gubernamental que los acoja, y derecho
a pretender tener leyes inicuas que protejan sus excentricidades.
Pretende
masculinizar a la mujer olvidándose que hombre y mujer son diferentes, y que la
mujer tiene un rol irreemplazable que es ser madre. Al equipararla con el
hombre, la mujer se olvida de esto, y la natalidad baja estrepitosamente, con
las consecuencias que trae la falta de reemplazo poblacional. La mujer no puede
masculinizarse pues eso no es natural. La ideología de género es parte de este
serio problema.
Pretende que sus
caprichos sean subsidiados y mantenidos por un sistema socialista, pues en el
capitalismo el progre tendría que trabajar duro, lo cual es física y
espiritualmente saludable. Si al progre se le exige trabajar, probablemente
dirá que está un una cultura toxica, y que es avasallado, acosado, o
discriminado.
Pretende no respetar
a nadie, pues impone sus ideas rebeldes cueste lo que cueste y destruya lo que
destruya, ya sea familia, sociedad, fuente laboral o nación. Ello sucede porque
no tiene una conciencia bien formada, y si la tuvo la perdió. El progre no
tiene el hábito de saber escuchar. Y quien no escucha con atención y apertura
mental, no aprende.
INTOLERANTES
Es intolerante,
pues cualquier persona que pretenda ser conservadora de la tradición será vista
como un derechista, como un loco, o un nazi. Y cualquier cosa sanamente
conservadora y justa será vista como anticuada, por más que sea probadamente
buena.
Pregona igualdades
en cosas que son desiguales por naturaleza, y se olvida de las igualdades
realmente importantes. Quiere fabricar escenarios de fantasía con cosas, dichos
y actitudes de moda, que más temprano que tarde pasarán de la imaginación al
olvido.
Es un egoísta,
pues pretende imponer sus ideas para su propio beneficio. Es decir, pregona lo
que le conviene y apetece, sin importarle las consecuencias. Y generalmente lo
hace o lo pretende hacer por la fuerza.
Padece de falsedad
ideológica o doble discurso, pues difunde cosas que no practica. Simula ser
víctima, pero en realidad sucede que anhela cosas que no puede alcanzar. Si las
alcanzara, dejaría de ser progre al instante. Mientras tanto, viajes y champán
para el progre. Pues el que es realmente pobre no dedica su tiempo a cuestiones
woke, sino a ganarse el pan de ese día y a rezar.
Es fácilmente
manipulable por noticias falsas, periódicos de izquierda, y manipuladores
inescrupulosos de masas. Por lo tanto es débil y corruptible. No sabe del
concepto de familia, ni del esfuerzo de crearla y llevarla adelante. Pone sus
preferencias sexuales (¿a quien le importa?) por delante de los intereses de la
sociedad. Y por delante de la educación de los niños.
El progre defiende
el aborto; el que no lo es defiende el derecho a la vida. El progre va al
psicólogo a contarle sus frustraciones; el que no lo es va a trabajar sin
distracciones.
El progre quiere
tenerlo todo servido, y si no, emigrar; el que no lo es lucha por construir,
paso a paso, día a día, y se conforma con lo que es capaz de ganar, generar y
tener.
Es ateo, pues sus
ideas no van de la mano con los mandamientos y virtudes de Dios sino que van
directamente en contra. Les molesta la religión, pues pone en evidencia sus
faltas.
Es egoísta,
individualista y avaro, y no practica obras de misericordia. No le interesa el
prójimo.
Es ignorante, pues
no sabe de ninguna corriente filosófica ni moral. Ignora la historia de la
humanidad, la cual quiere corregir aunque hayan pasado 2000 años desde Cristo,
o 500 desde la conquista de América, para no remontarnos a los orígenes de la
humanidad. No sabe que la humanidad evolucionó (cuando lo hizo) con otra forma
de pensar y hacer, es decir, sin ideas progres.
Hay progres declarados,
y progres que no saben
que lo son. Los segundos
son más peligrosos, pues
pueden difundir sus ideas
en forma sutil y convencer
a gente desprevenida.
SOBERBIA
El progre se cree
el centro del universo a través de su soberbia; el que no lo es es humilde y
manso de corazón, y sabe que él o ella son hijos de Dios y que no tienen ellos
la última palabra, sino el Creador.
El progre no pide
perdón ni se arrepiente; el que no lo es se arrodilla por sus faltas, y llora
para tratar de no caer nuevamente. El no-progre razona en la verdad. Si se
demora, su conciencia lo alerta. Aun con sus defectos, el no-progre nunca
llegara al extremo del woke.
Exigen, hacen
ruido, molestan, insultan, agreden.
¿Qué tipo de
libertad es esa? ¿La de la soberbia? ¿La del atropello? ¿Adónde nos llevara el
incremento de tanta decadencia?
Esta ideología
está patrocinada y promocionada por algunos medios periodísticos, por redes
sociales, por gobiernos, y, para peor, por organizaciones supranacionales que
bajo la bandera de algo noble dejan caer la semilla de maldad de la ideología
progre para que poco a poco lave el cerebro de los jóvenes y en el futuro ya
nadie recuerde lo que es correcto.
Hay rechazos
notables en USA, en Hungría, en Polonia, en Austria, en Alemania, en Italia, y
en nuestro país también, sólo para hablar de nuestro hemisferio donde esta
ideología woke esta arruinando a Occidente.
La causa raíz de
la ideología progre es el alejamiento de Dios. Con total certeza, estas ideas
nunca se hubieran expandido entre gente cristiana. Fuera de nuestro hemisferio
no hay tantos problemas, y por ello algunos países no occidentales están
logrando credibilidad y respeto. ¡No nos quedemos atrás!
En suma, lo que
hoy se da en llamar progre o woke no es más que lo que antes llamábamos
“rebeldes sin causa”. Sucede que hoy los progres tienen más rebeldías sumadas,
y pueden diseminarlas e influenciar. Por eso tales rebeldías sin causa son más
peligrosas que antes.
Hay progres
declarados, y progres que no saben que lo son. Los segundos son más peligrosos,
pues pueden difundir sus ideas en forma sutil y convencer a gente desprevenida.
Como el Diablo, que a veces es más dulce que la miel sólo para poder abrirse
camino y contaminar.
¡Que la ideología
woke no nos sorprenda distraídos en cosas mundanas! ¡Tengamos aceite para
nuestras lámparas!
Como punto de esperanza,
el progre es una moda. Las modas son pasajeras si uno mira a través de las
épocas. Esperemos que pase antes de que sea más tarde aún, pues la ideología
está bastante extendida y se ha metido en la cabeza de mucha gente,
desafortunadamente haciendo retroceder a una parte de la humanidad.
Mientras tanto,
Dios los mantendrá limitados en su accionar para darles tiempo al
arrepentimiento y a encontrar el camino. Y a nosotros nos toca ayudar en eso.